¿Qué es un Centro Juvenil salesiano?

Queremos ir dejando también espacio en este blog a jóvenes de ambientes salesianos. Hoy firma una entrada sobre los Centros Juveniles salesianos un joven de 24 años, José Luis, que pertenece desde hace años a un Centro Juvenil salesiano del madrileño barrio de Estrecho:

¿Qué entendemos que es un Centro Juvenil? Juan Bosco, fundador de los Salesianos, al darse cuenta de las necesidades materiales, emocionales y espirituales de los jóvenes de Turín en la segunda revolución industrial, intentó ofrecerles algo que respondiese a sus necesidades de una manera completa. No fue una decisión instantánea; pero observó que necesitaban sentirse queridos, sentirse arraigados a un lugar y con personas, educadores y otros jóvenes, como referentes en su maduración y crecimiento. De aquí surgió la idea del Oratorio Festivo. El primero nació en el barrio popular de Valdoco de Turín, que es la cuna de toda la amplia obra salesiana. 150 años después el Oratorio sigue existiendo con otro nombre: Centro Juvenil.

El CJ para mí ha sido un hogar donde crecer, una escuela de vida en muchísimos niveles y un lugar privilegiado donde poder buscar y encontrar a Dios en mi vida. Y diréis que todo esto está muy bien, pero… ¿cómo funciona?

Legalmente un CJ es una asociación juvenil, aprobada por la comunidad autónoma correspondiente, que mantiene unos estatutos y legalmente se vertebra a través de una Junta Directiva, elegida y formada por los propios socios del CJ (mayores de 14 años). Aunque cada CJ es autónomo, encontramos constantes como que la junta directiva esté formada por los Coordinadores de secciones del CJ o animadores con cierta edad y recorrido en el CJ, que comparten la misión y la visión salesiana de la asociación. La figura del salesiano o salesiana que la comunidad salesiana ofrece para encargarse del CJ está reconocida en los estatutos en la figura de Consejo Asesor de la asociación. La España salesiana tiene 10 Federaciones de CC.JJ. Cada una cubre, aproximadamente, el territorio de una comunidad autónoma, con algunas excepciones. Cada asociación tiene la posibilidad de federarse en su correspondiente federación, lo que oferta un apoyo económico y de actividades bastante grande. Al mismo tiempo existe una Confederación Nacional, en este caso, la Confederación de Centros Juveniles D. Bosco de España, con reconocimiento por parte del Ministerio de Asuntos Sociales, así como del INJUVE.

Hasta aquí la descripción legal; pero, organizativamente, un CJ funciona de un modo que va más allá de los mínimos legales que marcan los estatutos. Los/as jóvenes que actúan como monitores y/o catequistas reciben en un Centro Juvenil salesiano el nombre de Animador/a. Este término define un estilo educativo concreto de cercanía a los chicos/as y de ser el alma vital (Animador viene de animus, alma) del Centro Juvenil.

La última palabra en la dimensión educativa no suele depender del joven presidente que en ese momento ostente el cargo, sino del salesiano/a encargado, para asegurar la identidad cristiana y salesiana. Suele contar con el apoyo, a la hora de tomar decisiones importantes, de un grupo de animadores más veteranos o coordinadores de nivel y/o de sección. Estos coordinadores, como antes hemos comentado, son animadores de edad y peso específico que representan al nivel de animadores que tienen a su cargo, llevan su palabra y asumen la mayor responsabilidad a la hora de llevar a cabo las propuestas. De cada coordinador depende algún número de animadores, dependiendo del tamaño del CJ y de los chavales que atiendan. Estos animadores son los encargados del trabajo cuerpo a cuerpo con los jóvenes, preparan actividades, grupos, fiestas, talleres... y las llevan a cabo. Aunque el coordinador tenga unas funciones específicas, no quita que también tome el rol de animador.

Así como la educación formal está dividida en varias etapas, y niveles dentro de cada etapa, la educación no formal que ofrece un CJ está del mismo modo dividida en varias etapas y niveles de acuerdo con el proceso formativo. Por parte del Centro Nacional de Pastoral Juvenil Salesiana, se ofrece una propuesta educativa en la fe que ocupa desde los 9 o 10 años hasta los 22-23 años. Este itinerario es seguido a la hora de ofrecer grupos catequéticos a los jóvenes, quizás la parte más cuidada e importante en un CJ, pues de estos jóvenes obtenemos las vocaciones al servicio de otros jóvenes, como animadores.

Pero no es sólo catequesis lo que ofrece un CJ, también se ofrecen actividades que fomenten valores cívicos y personales en los jóvenes. Ya lo decía D. Bosco, “Buenos cristianos y honrados ciudadanos.” Para ello, los animadores tienen una formación reconocida por las distintas CC.AA. como monitores de tiempo libre, pero no buscamos monitores que entretengan, sino animadores que den vida. En definitiva, formar buenos cristianos y honrados ciudadanos (Don Bosco) desde esta plataforma del tiempo libre. Podéis encontrar desarrollada su propuesta educativa completa en este vínculo.

Después de todo esto, creo que hay que destacar lo que desde mi punto de vista es lo más importante, el ambiente de familiaridad y acogida que se forma, no sólo por parte de los animadores o salesianos/as, sino por parte de los jóvenes que muestran lo mejor de ellos mismos en la convivencia.

José Luis Jiménez (Madrid)
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