Jesús, "los demás" y nosotros

De un tiempo para acá tengo la sensación de que uno de los problemas centrales del cristianismo actual es la comodidad, el egoísmo y el aburguesamiento. Y eso se nota en la relación con los demás, que es "la prueba del 9" del "juicio final" (Mt 25), como recordaba el Papa Francisco hace pocos días. Y he rescatado algo que escribí, para jóvenes-adultos, hace tiempo, por si a alguien le sirve:

EL COMPROMISO DE ENTREGA A LOS DEMAS DE JESUS

Ya sabemos que hablar de Jesús, de compromiso, apostolado y entrega a los demás es casi lo mismo. Sin embargo, hoy estamos invitados a no dar nada por supuesto y conocido y dejarnos sorprender por el modo de realizar Jesús su compromiso hacia los demás. Puede ser una aventura apasionante introducirnos en este tema y trasladar a nuestra vida lo que descubramos.

1. EL "HOMBRE-PARA-LOS-DEMAS"

Lo primero que destaca de la entrega de Jesús a los demás es que no dedica a su compromiso horas concretas, o tardes libres o algo así, sino que lo vive a todas horas, a tiempo pleno. Un teólogo alemán luterano, Dietrich Bonhoeffer (asesinado por el régimen nazi en 1944 por ser coherente con su cristianismo) inventó una expresión célebre: Jesús fue el "Hombre-para-los-demás", estaba DISPONIBLE para Dios y los demás siempre (y todos sabemos lo que significa "estar disponible siempre" y lo que no):

- "No busquéis el provecho propio sino el de los demás, y así os portaréis como lo hizo Jesucristo, que a pesar de su condición divina, no quiso aferrarse a ella, sino que se despojó de su grandeza, tomó la condición de siervo y se hizo semejante a los humanos. Más aún, se rebajó a sí mismo hasta morir por obediencia" (Filipenses 2,4-8).

- "El que vive preocupado solamente por su vida, terminará por perderla" (Juan 12,25). "El que quiere guardar su vida la perderá; pero el que dé su vida por mi causa, ése la salvará" (Marcos 8,35).

- "Jesucristo no fue una ambigua mezcla de `sí' y `no'. En Cristo, todo ha sido `sí'" (2 Corintios 1,18-19).

* Personas entregadas a los demás siempre ha habido. Pero Jesús, "Hombre-para-los-demás", vive volcado del todo en esa entrega, y esa coletilla ("del todo") es la clave. Alguien ha dicho que la característica principal de la entrega de Jesús es la falta de medida, el "amor sin límites". "Nadie tiene amor mayor que el que da la vida por los amigos" (Juan 15,13). "Cristo dio su vida por nosotros y así hemos conocido lo que es el amor" (1 Juan 3,16). "La víspera de Pascua, Jesús, que había amado siempre a los suyos, llevó su amor hasta el fin" (Juan 13,1). La entrega de Jesús, el "dar la vida" (que se dice pronto, pero...) es tan radical y total que algunos la confundieron con locura: Jesús es tomado por loco al menos dos veces en el evangelio (por sus familiares y por Herodes). Lo mismo le pasó a Francisco de Asís ("el loco de Asís") y al mismo Don Bosco.

* Por eso, el auténtico seguidor de Jesús no tiene tiempos de apostolado y otros de descanso. Su vida misma (las 24 horas, tipo "seven eleven") debe ser entrega a los demás.

2. LA CAUSA DE JESUS

Sin embargo, Jesús no era una especie de hippy que iba repartiendo florecitas a todo el que veía y nada más. Su entrega a los demás se basa en un proyecto, en una causa, el anuncio y realización del REINO DE DIOS.

Jesús descubre que Dios (su Padre, "Abba") quiere que la Humanidad cambie, que el mundo deje de ser injusto y que los más pobres y débiles sean plenamente felices. Ese proyecto que busca conseguir que los hombres y mujeres vivan en paz, libertad, amor, justicia... lo llama "Reino de Dios". Por eso Jesús no se dirige a cualquiera y por eso chocó desde el principio con las estructuras de poder y marginación de su tiempo. En resumen, sabía muy bien lo que quería y luchó por ponerlo en práctica:

"El Espíritu de Dios está sobre mí
porque me ha consagrado para llevar a los pobres
la buena noticia de la salvación;
me ha enviado a anunciar la libertad a los presos
y a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos
y a proclamar un año en que el Señor
perdonará a su pueblo" (Lucas 4,18-19

* Fijaos en que Jesús no se anda por las ramas en lo que anuncia, sino que son cosas muy concretas. Y es que sólo el que se encarna, se mete, en la historia y realidad de los hombres y mujeres necesitados de nuestro "aquí" y "ahora" construye hoy "Reino de Dios". ¡Pasar de los problemas de la gente de hoy significa pasar a la a vez de Jesús y de su Reino, y por tanto de Dios!

Y es que ser cristiano tiene que ser ALGO MAS, BASTANTE MAS, que ir el domingo a misa de doce con la mujer, la suegra y los niños, y a la salida charlar con los amigos, comprar el MARCA, tomar el vermut... y hasta la semana que viene. Lo dijo mejor el filósofo danés Sören Kierkegaard cuando terminó de estudiar la teología y le plantearon la posibilidad de casarse y ser pastor de su iglesia (era protestante): "No quiero ni por un momento pensar en montarme una vida cómoda y burguesa con la excusa de que a un tal Jesús lo clavaron en una cruz".

3. "PASE LO QUE PASE..." O CUANDO LAS COSAS SE PONEN MAL...

Como decíamos antes, Jesús no fue por la vida de "guay"... sino que su compromiso por los demás se concretaba en la lucha por el Reino de Dios (= humanidad libre, justa, solidaria, en paz...). Pues bien, esto le creó conflictos y tenía tantos enemigos que casi tuvieron que hacer cola para ir a matarlo. Sin embargo, Jesús no retrocedió en su entrega y esta fue todavía mayor en las dificultades, sobre todo cuando se queda solo. Por eso ora así en el Huerto de los Olivos: "Padre, todo es posible para ti. Líbrame de esta copa de amargura, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú" (Marcos 14,36). Y nos deja una recomendación a sus seguidores: "Felices vosotros cuando os insulten y os persigan y cuando falsamente digan de vosotros toda clase de infamias sólo porque sois mis discípulos" (Mateo 5,12). "Si el mundo os odia, recordad que primero me odió a mí... Como me han perseguido a mí, os perseguirán a vosotros" (Juan 15,19).

- No dejéis de repasar hoy vuestra respuesta en la entrega a los demás cuando "las cosas se ponen mal"... porque esa es nuestra verdadera medida.

4. EL SECRETO DE LA ENTREGA DE JESUS: EN MANOS DEL PADRE

Jesús es "hombre-para-los-demás", para todos y siempre, y lucha por el Reino hasta el final, especialmente cuando todo se pone en su contra. Si fuera un deportista diríamos que es imposible aguantar tanto, que ha tomado algo, que hay "doping". Y es verdad. Jesús estaba "dopado", tomó algo especial: su secreto era poner toda su vida en manos de Dios, estar a disposición total de su Padre. Es la base para poder entregarse "DEL TODO" a los demás. El Nuevo Testamento ha plasmado esta idea de que Jesús está DISPONIBLE para lo que su Padre le pide con la idea de "obediencia": "Cristo durante su vida oró y suplicó con fuerte clamor, con lágrimas incluso, a quien podía liberarle de la muerte; y ciertamente fue escuchado por Dios, en atención a su actitud de acatamiento. Pero Hijo y todo como era, aprendió sufriendo lo que cuesta obedecer (= ESTAR DISPONIBLE). Alcanzada así la perfección se ha convertido en fuente de salvación eterna para cuantos le obedecen" (Hebreos 5,7-9).

* Ponerse a disposición de Dios no ataba o esclavizaba a Jesús, sino que le hacía plenamente libre y capaz de entregarse a los demás sin límites. A veces creemos que Dios limita nuestra libertad o algo así, y es al revés: "Cuando se deja de creer en Dios se empieza a creer en cualquier cosa" (Chesterton).

5. LA ENTREGA A LOS DEMAS ES LA MEDIDA DE NUESTRO AMOR A DIOS

Si has leído con atención hasta aquí, no hará falta decir mucho para comprender la frase anterior. Si quieres medir tu respuesta a Dios (por lo menos al Dios que anunció Jesús) tienes que comprobar cómo marcha tu entrega a los demás (a todos, no sólo a tus amigos). Nadie lo ha dicho con tanta claridad como este texto de la primera carta de San Juan: "Si alguno viene diciendo: "Yo amo a Dios", pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo va a amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano, a quien ve? Este mandamiento nos dejó Cristo: que amemos a Dios y que amemos también a nuestros hermanos" (1 Juan 4,20-21).

Un escritor cristiano, Louis Evely, lo resume así: "Si tú me dices: "amo a Dios", no sé qué hacer, no sé si canonizarte. ¡Quizá se trate de un humo de pajas, de una piadosa ilusión! Pero si me dices: "amo a mis vecinos", entonces sí; entonces empiezo a mirarte en serio: se trata de una persona extraordinaria, ¡finalmente he encontrado a alguien que soporta a Dios!"

CONCLUSION

Si queréis comprender quién es Jesús, pensad que los puntos 4 y 5 son inseparables e imprescindibles. Amor a Dios y a los demás (Marcos 12,29-31; Mateo 22, 36-40), y ambas cosas a la vez, son las claves de su vida. Preguntar cuál de las dos es más importantes es estúpido si la pregunta es una forma encubierta de descartar una de las dos:

* Querer a Dios pasando de la gente puede ser una forma de religiosidad más o menos mística y reconfortante;

* entregarse a los demás pasando de Dios puede ser un trabajo social altruista admirable;

... PERO LO QUE ESTA CLARO ES QUE NINGUNA DE LAS DOS POSTURAS ES CRISTIANA, porque así lo dice toda la acción y ser de Jesús.

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PARA LA REFLEXION PERSONAL:

* Repasa estos aspectos de la vida de Jesús (su entrega sin límites, la lucha por el Reino concretada en la preocupación por problemas sociales y personales, la reacción en los momentos de dificultad fuerte, el abandono en Dios y la disponibilidad absoluta hacia El, la unión entre amor a Dios y a los demás...) y confronta con tu vida. Tampoco te deprimas y te desanimes (Ya dijo un pensador, Nietzsche, que "en el fondo sólo ha habido un cristiano"), sino procura tomar resoluciones concretas.

* Y la letra de una canción de Alberto Cortez, para terminar y medir sinceramente nuestra relación con los demás:

LOS DEMAS



"Nunca estamos conformes del quehacer de los demás
y vivimos a solas sin pensar en los demás,
como lobos hambrientos, acechando a los demás,
convencidos que son nuestro alimento, los demás.

Los errores son tiestos que tirar a los demás;
los aciertos son nuestros y jamás de los demás;
cada paso un intento de pisar a los demás,
cada vez mas violento es el portazo a los demás.

Las verdades ofenden si las dicen los demás,
las mentiras se venden, cuando compran los demás;
somos jueces mezquinos del valor de los demás
pero no permitimos que nos juzguen los demás.

Apagamos la luz que, por amor a los demás,
encendió en una cruz, El, que murió por los demás;
porque son ataduras, comprender a los demás,
caminamos siempre a oscuras sin contar con los demás.

Nuestro tiempo es valioso, pero no el de los demás;
nuestro espacio, precioso, pero no el de lo demás,
nos pensamos pilotos del andar de los demás;
""donde estemos nosotros... que se jodan los demás"".

Condenamos la envidia, cuando envidian los demás,
más lo nuestro es desidia, que no entienden los demás.
Nos creemos selectos entre todos los demás;
seres ""pluscuamperfectos"", con respecto a los demás.

Y olvidamos que somos, los demás de los demás;
que tenemos el lomo como todos los demás,
que llevamos cuestas, unos menos y otros más,
vanidad y modestia como todos los demás...

Y olvidando que somos los demás de los demás,
nos hacemos los sordos, cuando llaman los demás
porque son ""tonterías"" escuchar a los demás,
lo tildamos de ""manía"" al amor por los demás.

Letra y Música: Alberto Cortez
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