J. Ziegler y papa Francisco: parecidos razonables

Me ha llamado la atención la coincidencia de J. Ziegler y del papa Francisco en el diagnóstico sobre el neoliberalismo económico que actualmente sufrimos. A eso llamo "parecidos razonables".

Que el lector juzgue y compare. Otras comparaciones, pero por contraste, también obvias, que las piense cada uno:

- Jean Ziegler: 'El orden mundial es caníbal, absurdo y mortífero'
Entrevista completa en El Mundo de hoy: http://www.elmundo.es/solidaridad/2014/07/22/53cdda7122601dfc3b8b456c.html

A sus ochenta años, Jean Ziegler se mantiene en plena actividad como vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y la lucidez de sus análisis políticos continúa siendo una de las principales referencias de la izquierda europea. 'El capitalismo ha llegado a su estado paroxístico', sentencia, y 'el Estado está totalmente desarmado frente a él; la movilidad del capital y el cinismo absoluto de la Banca hace que las grandes corporaciones económicas puedan oponerse a cualquier decisión política que no les complazca. El verdadero sujeto de la Historia, el más poderoso hoy en día, son las sociedades transcontinentales privadas.'

Con una veintena de ensayos publicados en todo el mundo, Jean Ziegler -profesor emérito de Sociología en La Sorbona- corrige estos días la edición en francés de su próximo libro, 'Detournez les fusiles'. La célebre frase de Lenin, señalando a los 'verdaderos enemigos de la clase obrera', sirve de título a un trabajo de revisión de las teorías sobre el Estado y del papel dominante de los grandes grupos económicos.

'Vivimos bajo la tiranía mundial del capital globalizado', prosigue Ziegler, 'de una oligarquía formada por sociedades transcontinentales, cuyo único principio es la maximalización del beneficio, que concentran en sus manos el poder político y económico, imponiendo un 'orden caníbal' en el mundo, un orden absurdo y mortífero.'


- Papa Francisco: Evangelii Gaudium 53-54: "53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».


54. En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando".
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