Un Evangelio gay ©

Es evidente que el llamado lobby gay consiguió en medio siglo que confesarse homosexual sea sello de bondades, elegancia y altura de miras. Indudable compensación, parche o matrícula con que tapar realidades cuya descripción me ahorro.

El dinero, el poder de sus asociaciones y la gestión de sus sucursales, o células, actúa en la sociedad imponiendo sus criterios en los ámbitos más inesperados. Así, por ejemplo, retirar la definición de enfermedad psiquiátrica para la homosexualidad, en oposición a los dictámenes de prestigiosos equipos médicos.

Ahora se dice que la Real Academia Española de la Lengua ha aceptado el término 'matrimonio' para señalar la unión legal de parejas del mismo sexo. El "monium" de la madre -matri- y del padre -patri- por los suelos porque el objetivo real no es tanto el derecho de nadie cuanto su entramado de zapa en la moral social cristiana.

Se multiplican los personajes públicos proclamándose orgullosamente homosexuales; último caso el de un político vizcaino arropando su futuro progreso.

Un Papa “Bueno” pretendió castigar con excomunión a quien en la Iglesia denunciara casos de pederastia o de homosexualidad. Un obispo español acepta en las uniones entre homosexuales la demoninación de matrimonio. Es decir, la etiqueta de homosexualidad vive una explosión de superioridad que sorprende, incluso con ínfulas sobre el resto de los mortales, que son "evidentemente gente vulgar". (!)

A esto se suma la propuesta de que en realidad todo ser humano nace con tendencias a la homosexualidad. Algo que debemos tomar por natural superando lo que se toma por anticuadas e injustas normas educativas. Por lo tanto, dejarnos aniquilar, hacer desaparecer la familia y los hogares cristianos que fueron hasta hoy fortaleza inexpugnable. De ahí el interceptar en sus derechos de patria potestad con campañas - subvencionadas por el poder político - en colegios e institutos de adoctrinamiento homosexual en los adolescentes, incluída la recomendación de que sus dudas no se participen a los padres. Aparte la publicidad de no "imponer" en los niños, en juegos y juguetes, ninguna afirmación de su género...

El éxito indiscutible del lobby gay mundial tuvo sus principales sustentos de lanzamiento en una especie de coro de los oprimidos a los que compadecer en sus sufrimientos y, consecuentemente, acompañado del tonto buenismo de quienes no saben distinguir la intrínseca maldad de los hechos frente a la aparente bondad de sus agentes.

Pero, por desgracia, papas de ideas avanzadas que vejaron su representatividad hasta el colmo de promover reconocimiento a otras confesiones religiosoas, con sus correspondientes ethologías, abrieron rendijas y portones a humos asfixiantes de confusión. Porque, si todas las religiones son respetables también lo son todas las conductas por ellas inducidas.

Esta ola de permisividad y encogimiento de hombros, consintiendo que los organismos de gobierno, local, institucional y estatal apoyen o se dejen vencer por sus intrínsecas locuras, es sin duda un aviso de que la raza humana apuesta por el suicidio. Puede que pronto, tal vez exagero, no sé, se siga que todos los habitantes del planeta vivimos virtualmente “dentro del armario”.

Pero no será todo esto lo que justifique este artículo. Para el objeto general del blog se trata de algo todavía más subversivo. Me refiero a la progresiva transformación de los Evangelios con interpretaciones de supuestos teólogos “ad hoc”, es decir, "homófilos", dedicados a encontrar en Jesús y en sus discípulos signos de homosexualidad... Repasemos seguidamente las más insidiosas:

«Los eunucos de nacimiento.» (Mt 19, 12)

Efectivamente, el pasaje de San Mateo cita cierta anomalía sexual: «Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno...». Pero, quién ve que esto sea referencia de homosexualidad. Tratándose de eunucos sería más propio entender a Jesús fijando la metáfora en la esterilidad que, además, parece lo más ajustado al celibato que el texto defiende. (Y, a propósito, ¿por qué se ha de suponer que a los eunucos no les gustan las mujeres...?) Lo mejor es limitarse a lo escrito, según lo cual Jesús premia en sus palabras al que sin serlo se hace eunuco «por amor al reino de los cielos». Jesús eligió a éste y no al eunuco de nacimiento, por inocente que fuera.

«Un joven seguidor de Jesús escapó desnudo.» (Mc 14, 51).-

A los soldados en el Huerto de los Olivos se les escapa un joven gracias a que iba desnudo debajo de su túnica; se quedaron con ésta en las manos. Se supone que era San Marcos, hijo de los dueños del huerto, lo que hace pensar que los soldados querrían prenderle para implicar a su familia. De este episodio el modernismo deduce que aquel joven era homosexual. Pero no es así. El evangelista sólo relata algo muy común entre los habitantes de aquellas tierras, ir desnudo debajo de un simple cobertor. Me viene a la memoria un amigo, judío, que participó en la Guerra de los Seis Días. De entre las anécdotas que acumuló contaba que en el puerto de Haifa los turistas tiraban al agua monedas de medio dólar para que los muchachos que merodeaban por el muelle se quitasen la ropa y se arrojasen desnudos al agua, o con sólo un pequeño taparrabos. También en muchos pueblos se entiende que se está desnudo por ir en calzón o en paños menores, herencia de los antiguos romanos que cuando sentían pudor tapaban sus genitales con unos paños como los que a Jesús se le recuerdan en la cruz... Esto se entendía también “estar desnudo”. Además, hoy, todavía, pescadores en aguas de Grecia y Turquía faenan “desnudos”. (Pedro se tiró “desnudo” al agua para encontrarse con Jesús resucitado.) Y “desnudos” van todavía muchos escoceses debajo de su kilt tradicional. No por eso escoceses o pescadores han de ser tenidos por homosexuales.

«Los Apóstoles y los cristianos se besaban con un beso de amor.» (Mt 26, 49; Lc 7, 45; 1 Co 16, 20; 2 Co 13, 12; 1 Tes 5, 26; 1 Pe 5, 14).-

Que San Pedro en su primera carta salude a sus discípulos con el beso de amor - formal - no tiene otro sentido que el de fraternidad. Además, es sabido que entre judíos, árabes y otros pueblos de Oriente, incluida Rusia, los hombres se besan en signo de amistad... Hace unos años el entonces Presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat visitó España y todos vimos las fotografías de su encuentro con nuestro Presidente Adolfo Suárez, ambos besándose en los labios. La foto fue portada de los periódicos.

«Juan era el joven discípulo al que Jesús amaba». (Jn 21, 20).-

Los traductores que buscan la interpretación real y no la mera literalidad prefieren decir: "El discípulo preferido". Por otra parte poco de raro hay en que un maestro o líder tenga un discípulo predilecto por la completa adhesión a sus enseñanzas, por su lealtad, por la certeza de su aprendizaje. (Atención a esto pues San Juan es el que más resalta la divinidad de Jesús.) Con mayor razón si Nuestro Señor le conocía desde bebé y si, probablemente, lo tuvo muchas veces en sus brazos. Aparte de que, hoy, la homosexualidad se ha extendido tanto que, por desgracia, un padre no puede besar en público a su hijo desde que cumple catorce años, el vestuario y las duchas de un gimnasio son sospechosos porque sí, y lo mismo el compañerismo entre soldados. Francamente, debemos reconocer que esto es aberración abominable de nuestro tiempo en el que de cualquier muestra de amistad, el sentimiento más humano sin el cual ni la vida entre marido y mujer sería posible, se recele homosexualidad. En su despecho, los nuevos teólogos que tanto amparan las libertades de conciencia, se agarran a cualquier clavo que les justifique, incluso insinuando homosexualidad en el propio San Juan. Y ni les importa que por esto se suponga también en Jesús.

«Reclinó (San Juan) la cabeza en el pecho del Señor.» (Jn 13, 25).-

Y seguimos con San Juan. Sabemos que la fidelidad al texto original no siempre se ajusta al hecho relatado pues, como ya dijimos, las traducciones literales muchas veces desvían nuestra atención hacia cosas que no sucedieron. En esto de la Santa Cena tenemos, además, la influencia de infinidad de artistas que la representaban en una mesa. Pero el propio Leonardo orientó más su famoso fresco hacia la institución de la Eucaristía antes que a retratar un banquete. El artista parte de la idea de mesa y nos coloca a Jesús sentado con los Apóstoles al modo renacentista, occidental, en lugar de a la manera oriental y del tiempo de Jesús que es la que correspondería. “Reclinar la cabeza sobre el pecho de Jesús” lo entendemos mejor cuando comparamos varias versiones. Así, en algunos textos podemos leer: «[...] estaba reclinado a su derecha». Y la versión más popular señala a Juan recostado cerca del pecho de Jesús. Si quisiéramos ver lo que nos dice el autor repararíamos en que los comensales estaban reclinados a la manera de entonces, sobre divanes (en Roma) o almohadones (en Palestina). Precisamente por estas posturas los orientales aceptan el desahogo del eructo. Los estudios más serios y reconocidos demuestran que «[...] Juan estaba a la derecha, delante de Jesús» (de manera que) «apoyándose sobre el codo izquierdo tenía el rostro vuelto al Maestro.» [1] La versión de los profesores Nacar y Colunga lo señala más acertadamente cuando dice que (el discípulo) «estaba recostado ante el pecho de Jesús...». [2]

En todo caso, y por más que los homosexuales y sus “teólogos” elucubren fantasías, los discípulos de Jesús nada tenían que ver con la homosexualidad. Frente a tan estúpida propuesta son categóricos los textos de San Pablo, los Hechos y la tradición apostólica pues siempre se condena de forma rotunda e indudable lo que todos los Padres de la Iglesia coincidieron en llamar vicio contra-natura.

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Notas: [1] JOSÉ MARÍA BOVER, Santa Biblia, nota a Jn 13, 23
[2] STRAUBINGER, La Santa Biblia, nota a Jn 13, 23-24

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