"La Fraternidad que necesitan nuestras democracias...y la Iglesia". Fundamentalistas y poliédricos

Fundamentalistas y poliédricos
Fundamentalistas y poliédricos

El poliedro representa una sociedad donde las diferencias conviven complementándose, enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente...Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista, ve aspectos de la realidad que no se reconocen desde los centros de poder..." (FT 215)

... a los fundamentalismos religiosos, han seguido los fundamentalismos ideológicos. En nombre del ideal absoluto de la igualdad, la libertad, el progreso, los mercados, la patria, los derechos humanos, o lo que sea, repiten el mismo esquema intolerante y embarcan a la humanidad en utopías asesinas.  

En la Iglesia, el Concilio Vaticano II también generó con sus cambios una reacción fundamentalista retrotópica que se tradujo en un invierno eclesial de décadas y actualmente resiste y conspira residualmente contra el Papa Francisco, pontífice de un Vaticano II ya asentado, seguro y fecundo.

Poliedro es que los pobres tengan lugar. El pobre desfraternizado es la expresión de lo que ha hecho “el pecado del mundo” con el ser humano. El cristianismo es la reparación misericordiosa comenzada por Jesús, asociado a la humillación de los necesitados de todos los tiempos, que ha dado vuelta la historia y la ha puesto rumbo al "Reino de Dios". 

El origen y la matriz del fundamentalismo lo encontramos en el mundo de la religión. Si uno piensa que es el verdadero intérprete del Absoluto, ya nada podrá detenernos. Dios es reemplazado por la interpretación de Dios que hace una casta clerical, que se autodefine sagrada. “Se roba, mata, miente, oculta, etc. “para dios”....

“Todos los fundamentalismos han desechado las doctrinas más tolerantes, integradoras y compasivas y han desarrollado teologías de odio, resentimiento y venganza. En ocasiones, esto ha conducido a una pequeña minoría a pervertir la religión y usarla para legitimar el asesinato…” (Karen Armstrong, Los orígenes del fundamentalismo)

fundamentalismos

Pero la anulación de toda religión que ha hecho cierta Modernidad en nombre de la diosa razón, no es la solución. Porque a los fundamentalismos religiosos, deformaciones del humanizante fenómeno religioso, han seguido los fundamentalismos ideológicos. Tales visiones, en nombre del ideal absoluto de la igualdad, la libertad, el progreso, los mercados, la patria, o lo que sea, repiten el mismo esquema intolerante y embarcan a la humanidad en idolatrías inmisericordes y utopías asesinas.  

El fundamentalista se autopercibe superior e infalible y se cierra a toda crítica y evidencia contraria. Considera que el diálogo y la discusión son campos de batalla y no para encontrar consensos o superación de disidencias. Cerrado en un razonamiento circular para reforzar sus creencias y descalificar a quienes piensan diferente. No es que no sea solidario dentro de su grupo, pero éste es un "nosotros" muy limitado, agresivo, que no escucha, que siempre se siente amenazada su identidad.

Todo se hace en nombre de verdades "que se han vuelto locas" (Chesterton), es decir que han perdido el contexto de pertenencia a un cuerpo jerárquico de verdades y bienes. Recordemos que los antiguos definían el bien como la "totalidad de factores", "ex íntegra causa". El fundamentalismo pierde este nexo con el poliedro de la verdad. No le interesa.

fundamentalismos en guerra

Conflicto de fundamentalismos 

En momentos de desesperación social se suele echar mano de opciones fundamentalistas que prometen solucionar mesiánicamente  situaciones de descontento generalizadas. Es una respuesta mágica ante situaciones históricas provocadas por grandes cambios. Recordemos los saltos tecnológicos con grandes desigualdades, fueron caldo de cultivo del marxismo; las guerras y grandes depresiones económicas de 1930 auspiciaron totalitarismos nazis, etc.

Actualmente, la globalización de las corporaciones económicas y el nuevo canon cultural contribuyen para un clima de desconcierto. Hasta el Papa aún con la mejor buena voluntad, más de una vez tiene expresiones que denotan confusión ante esta vorágine de cambios culturales "a saco". Son cambios hegemónicos con una nueva terminología que no admite la menor variante o matiz.

Minorías identitarias lastimadas y humilladas durante mucho tiempo han irrumpido con furia. Muchas veces no se espera que baje la espuma de tanta convulsión, para ver qué es lo que vale, por lo que seguir luchando y en qué se le está yendo la mano. La impaciencia woke ante los que quieren que nada cambie, se convierte muchas veces en guillotina mediática para imponerse. La polarización de fundamentalismos está servida. Y ya sabemos que cuando el péndulo de la historia escora excesivamente para un lado, vendrá una reacción igual y contraria para el otro extremo.

Por eso, frente a esto, mucha gente no espera y reacciona con posturas fundamentalistas opuestas. No es que todo el mundo se ha vuelto libertario o de ultraderecha, es un acto desconformidad social con mucho de lo que está sucediendo a tanta velocidad y nos deja atontados. Es un llamado de atención para escuchar, pensar, dialogar antes que recurrir a "cordones sanitarios" y belicismos moralistas. Este no es un combate maniqueo entre buenos y malos, todos tenemos responsabilidad y "muertos en el armario". El que esté libre de ideologías que tire la primera piedra.

El desencanto de los jóvenes por la democracia es alarmante. Hay que prestar atención a sus reacciones, siempre más espontáneos que las de los adultos. Su desilusión con esta forma de vida democrática y el apoyo a intolerantes políticas autoritarias son un llamado de atención.

Mientras tanto, siguen creciendo las mas de 50 guerras en el mundo, el armamentismo nuclear y convencional, los 120 millones de refugiados y migrantes en aumento, una cuarta parte de la humanidad con hambre, enfermedades evitables, sin educación, etc.

Pero nos hemos "acostumbrado" a este avasallamiento de su dignidad y derechos básicos, pasamos de largo autoconvenciéndonos que son "inevitables", que son el precio del "progreso" y la buena vida que llevamos y "¡nos merecemos!". Los mercaderes de la muerte de este mundo son más astutos que los hijos de la luz. (Lc 16,8). El resto, tranquilizamos la conciencia con discusiones ideológicas que dejan todo como está.

El fundamentalismo en la Iglesia 

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El fundamentalismo también puede ser una poderosa tentación en la Iglesia. Lo es cuando transforma el anuncio del Evangelio en el culto a sí misma y a su staff clerical. Es lo que el papa Francisco llama "autorreferencialidad", que viene a ser como una ideología eclesiástica, generalmente apegada a un triunfalismo constantiniano de otras épocas.  

El Concilio Vaticano II significó una gran conversión eclesial. Pero lo siguió una reacción fundamentalista retrotópica que se tradujo en un invierno eclesial de décadas, que tras una ortodoxia congelada, movimientos conservadores mesiánicos y líderes carismáticos con vidas ocultas, se tapaban hipócritamente problemas de curia muy serios y abusos sistémicos de todo tipo. Actualmente tal integrismo, que tuvo tantos privilegios "sagrados", resiste y conspira residualmente contra el Papa Francisco, pontífice de un Vaticano II ya asentado, seguro y fecundo.

Tal postura es recalcitrante y financiada por importantes grupos económicos a los que le conviene que "eso de la religión solo" tranquilice conciencias y quede dentro de bonitos templos con sus rezos y apariciones, mientras el dios mercado, que manipulan, se encarga de la realidad. Son espiritualidades cómplices de una estructura de pecado que solo hablan de moral rigorista individual pero dejan de lado la moral social sobre el mundo injusto en el que vivimos que fabrica tantas guerras y pobres.

Cardenas de la dubia
Cardenas de la dubia

                                                   L'ancien régime clerical antifrancisco

El Concilio, tan denostado e ignorado por estos grupos, sigue siendo un proceso controvertido como lo es todo cambio de época. El su momento rompió con la lógica de guerra santa con murallas para los ateos, a los protestantes, a las otras religiones, a la modernidad, etc. Es esta apertura y diálogo el motivo de ruptura de los más tradicionalistas como Lefebre y las dubias actuales, contrarios a las declaraciones conciliares sobre libertad religiosa y ecumenismo, la enseñanza sobre colegialidad episcopal y la reforma litúrgica.

La Iglesia del Vaticano II se animó a confiar en su inmenso capital espiritual, a profundizar la verdadera Tradición y abandonando la ornamentación cultural tridentina tan condicionada por su anti-protestantismo y la postura anti-moderna del siglo XIX. 

La propuesta de Misericordia  y el diálogo con el mundo, por encima de la condena y la confrontación, con un renovado concepto de la misión eclesial, que abraza a toda la humanidad. Un catolicismo menos burgués e instalado y más arriesgado para alcanzar a las ovejas perdidas de una nueva cultura.

 En la evangélica mirada poliédrica expuesta tantas veces por Francisco, hay un pensamiento complejo, autocrítico, que se pone en el lugar de los otros, comparte los "gozos y esperanzas" encarnándose como Jesús desde las periferias existenciales, el "locus", lugar y locura del cristianismo: "Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres” (Lc 4,18) .

Es una identidad que se fortalece siendo humilde, que pide perdón por los pecados actuales y de la historia, que busca reparar, que intenta no juzgar ni condenar sino contagiar la alegría del seguimiento de Jesús, que nos hará libres.

poliedro

Somos poliedro

Cada uno de nosotros es también un poliedro en construcción. Partimos de algo ya dado, que hemos recibido. Somos don de un Tú que nos ha colmado de talentos por pura gratuidad. Olvidar este diseño originario nos extravía en una odisea sin Ítaca. Es el comienzo de una dignidad humana llamada a crecer y multiplicarse. Una dignidad recibida y en expansión, como expansivo es el amor del que nos ha creado.

Cuántos aspectos, experiencias, conocimientos hay en cada uno de nosotros, pequeños universos amados desde la eternidad, hacia la sincronía con el Cosmos redimido. Pero también cuántas fragilidades, cosas que no parecen encajar, parálisis, perdones y reparaciones aún sin realizar. 

 La crisis eco-social que nos está llevando a la destrucción, manifiesta que este mundo es pequeño para tantos “yo”. La única posibilidad de un mundo en el que entremos todos a gusto, es un mundo poliédrico, abierto a otros “tú” y mucho “nosotros”. Un mundo de fundamentalistas egoístas, por más progreso tecnológico que invente e ideologías de género malthusianas que propague, tiene los días contados. En cambio, en un mundo poliédrico que asegure la dignidad de cada tú, entramos todos sin necesidad de exterminar a nadie.

paz y fraternidad
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   El Papa desarrolla en varias partes de Fratelli Tutti el concepto de “poliedro”, tanto como arquitectura del pensamiento complejo como para la vida personal y social. Un paradigma nacido del Evangelio. En esta dimensión, “al mismo tiempo que cada uno es respetado en su valor, «el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas». (FT 145) Es una inspiración para los gobernantes: “escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio”... ayuda a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar”. (FT 190)

El estilo de vida poliédrico es generador de una nueva cultura del encuentro, superadora de dialécticas enfrentadas y grietas destructivas. Incluye “muchísimos lados, pero formando una unidad cargada de matices…El poliedro representa una sociedad donde las diferencias conviven complementándose, enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente, aunque esto implique discusiones y prevenciones.

Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista, ve aspectos de la realidad que no se reconocen desde los centros de poder donde se toman las decisiones más definitorias” (FT 215)

El poliedro del Reino de Dios que vence los fundamentalismos

Detrás de un fundamentalista, no hay grandeza, sólo hay egoísmos de grupo. Las ideas solo justifican a posteriori, no nacen de la amplitud de la realidad, pues esta ha sido sesgada para poder ser manipulada. Se mira, se escucha, se lee solo para confirmar una opción que violenta la realidad.

cruces incendiadas

En cambio, la realidad es el otro, la totalidad de los otros como seres vivos, históricos, culturales. Las ideologías son siempre la justificación de un sistema que favorece a unos en detrimento de otros. Se disfrazan intelectualmente para no tener que soportar la herida de la realidad, que siempre desborda nuestros odres mentales.

Es un error pensar que el otro no tiene nada que aportar porque está cancelado por su identificación ideológica o condición social.  Esto empobrece el pensamiento, cuya esencia es estar abierto a lo que puede haber verdad, bien y belleza en cada persona. Todo pensamiento humano siempre estará incompleto, necesitado de confrontación con las “razones de la realidad”, que incluyen al Misterio, el Absoluto, el pobre y el enemigo. 

El poliedro del Reino de Dios predicado por Jesús, no es un mero rejunte de buenas intenciones. Tiene un "ordo amoris" como la creación. Jesús nos da el punto de vista para abordarlo como totalidad, al situarse en en la montaña de las Bienaventuranzas, donde entroniza a los despreciados del mundo. Es el nuevo Sinaí, la nueva ley que cura y supera la anterior, dada para los duros corazones del “ojo por ojo…”.

Allí, Jesús, a quien le interesan las personas por sí mismas mira la felicidad humana desde un lugar diferente a los que les va bien en esta vida (y se la creen). La ve desde los que están más abajo en este mundo. Tengamos en cuenta que “el desde dónde se ve la vida, determina cómo se ve la vida”. La objetividad de Jesús no parte del buen vivir de los que están bien, sino desde los que están mal.

Jesús nos enseñó que lo más parecido a Dios, ventana hacia Él, es nuestro prójimo. Esto desarma cualquier fundamentalismo. Cuanto más pobre, enemigo y extraño que se cruce por mi camino, más prójimo. A nuestros seres queridos, los que piensan igual, ya los tenemos con nosotros, pero allí no se acaba el poliedro de la fraternidad humana, sino que comienza. 

poliedroyperiferia@gmail.com

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