Pascua: cuando la opción por los pobres es la opción por la paz. Ucrania: ¡rearmen a Barrabás y crucifiquen a Jesús !
No aprendemos. Seguimos prefiriendo a barrabás para resolver los conflictos y no a Jesús. Barrabás es símbolo de la reacción armada frente a la injusticia de la invasión romana. Pero lo absolvemos porque nos gustan los héroes que se abren paso con violencia. Venden más. Pero Barrabás es figurita repetida. El verdadero peligro para la lógica de este mundo es Jesús.
El peor pecado es MATAR. ...no hay injusticia más grande que la guerra. Nada lo supera. Es un pecado estructural, que requiere miles de cómplices: los que matan, los que mandan a matar, los medios de comunicación que alientan a odiar y a matar a uno de los bandos, los indiferentes, los fabricantes de armas que están de parabienes cada vez que provocan una guerra, etc.
La ONU dispone de cientos de caminos para este método pacífico que van desde la Protesta y persuasión, incluyendo marchas y conmemoraciones; la No-cooperación; la Intervención no violenta, como bloqueos y ocupaciones, etc. Hoy no es una utopía este camino, pero el complejo militar-industrial pisa fuerte y destruye toda la inocencia de la gente.
Está fuera de duda la injusta invasión, pero la sabiduría de Pedro, que tiene dos mil años de aciertos y grandes metidas de pata, sabe que “ojo por ojo, todos quedaremos ciegos”. El Papa reza, pero no es ingenuo.
La ONU dispone de cientos de caminos para este método pacífico que van desde la Protesta y persuasión, incluyendo marchas y conmemoraciones; la No-cooperación; la Intervención no violenta, como bloqueos y ocupaciones, etc. Hoy no es una utopía este camino, pero el complejo militar-industrial pisa fuerte y destruye toda la inocencia de la gente.
Está fuera de duda la injusta invasión, pero la sabiduría de Pedro, que tiene dos mil años de aciertos y grandes metidas de pata, sabe que “ojo por ojo, todos quedaremos ciegos”. El Papa reza, pero no es ingenuo.
Ucrania: en pleno siglo XXI hemos preferido a Barrabás en vez de Jesús
No aprendemos. Seguimos prefiriendo a barrabás para resolver los conflictos y no a Jesús. Barrabás es símbolo de la reacción armada frente a la injusticia de la invasión romana. Pero lo absolvemos porque nos gustan los héroes que se abren paso con violencia. Venden más. Pero Barrabás es figurita repetida. El verdadero peligro para la lógica de este mundo es Jesús. Él sí puede cambiar las cosas, por eso es preferible que muera para que este sistema perdure: “en un mundo injusto, el lugar de un justo es la Cruz”.
La respuesta violenta no soluciona las cosas. Después de optar por la crucifixión de Jesús y la suelta de Barrabás, mesías guerrero de la reacción armada frente a la injusticia de ocupación romana, el ejército romano, dirigido por el futuro emperador Tito, destruirá de todos modos Jerusalén en el año 70. La violencia contra la violencia siempre termina peor.
La guerra es el peor pecado
El peor pecado es MATAR. Uno puede hablar mal del otro, mentirle, robarle, seducir a la esposa, “no ir a misa”, etc. Pero si mata, es lo peor que puede hacer, no hay nada más irreparable. Por eso no hay injusticia más grande que la guerra. Nada lo supera. Es un pecado estructural contra el quinto mandamiento, que requiere miles de cómplices: los que matan, los que mandan a matar, los medios de comunicación que alientan a odiar y a matar a uno de los bandos, los indiferentes, los fabricantes de armas que están de parabienes cada vez que provocan una guerra, etc. Tampoco la guerra se soluciona con más armas, así como el fuego no se apaga con gasolina. Sin vida no se puede disfrutar nada, ni libertad, ni justicia social, ni independencia, ni felicidad, NADA.
Puede disfrazarse de mil motivos, pero matar es matar. No bastan las razones políticas, económicas, demográficas, religiosas, ninguna es suficiente para quitar la vida a las personas, sean las que sean, estén en el vientre de su madre, sea un anciano, un discapacitado o una población entera. Mientras no estemos convencidos de esto, toda discusión es inútil, todo es justificación de asesinatos.
¿Acaso las guerras dan la razón a los vencedores o acaban con las injusticias?
La lucha cristiana contra la injusticia armada.
Son muchos los que formularon racionalmente el camino de la paz activa frente a la injusticia. El filósofo Henry David Thoreau dotó de contenido al concepto de desobediencia civil('On Civil Disobedience' (1849). Se oponía a pagar un impuesto para financiar una guerra entre Texas y México y desarrolló una idea clave: “la no cooperación con el mal es tan obligación moral como la cooperación con el bien».
Pero el de mayor impacto ha sido sin duda Gandhi ―abogado, pensador, activista y político hindú que ha llevado a la práctica una respuesta orgánicamente cristiana frente a la opresión injusta del mayor imperio de la época. No era un improvisado pacifista romántico o de un flower power inconsistente. Disponía de una sólida formación jurídica, humanística y religiosa.
Durante su lucha Gandhi fue preso político en varias ocasiones y dijo ante la Corte del gobierno colonial: “La no violencia es el primer precepto de mi fe. Y es el último precepto de mi fe…Mi cometido es el de demostrar a mis compatriotas que la desobediencia violenta sólo multiplica el mal y, puesto que el mal sólo puede sobrevivir gracias a la violencia, negarse a apoyar al mal requiere el abandono incondicional de la violencia…”
Murió asesinado en 1948, por otro Barrabás de la solución armada, el extremista Nathuram Godse una figura reverenciada por el nacionalismo radical hindú.
Otro modelo de lucha pacífica fue Martin Luther King quien enfrentó de modo no violento una lucha pacífica para conseguir la igualdad de derechos civiles de afroamericanos, también asesinado. Un intelectual que influyó en él, fue el misionero Howard Thurman, que había coincidido con Ghandi en la India. Era compañero de clase de su padre y se convirtió en su mentor
Nelson Mandela asumió la desobediencia civil como 'arma' para neutralizar el Apartheid sudafricano. Pasó 27 años en prisión por ello (Preso 46664) y condujo pacíficamente el cambio que acabó con un régimen racista e inhumano.
Dalai Lama ha liderado una campaña de resistencia pacífica desde el exterior. Ha viajado por todo el mundo defendiendo la recuperación del territorio y no ha cesado de hacer pública la represión sangrienta y el «genocidio cultural» de los chinos, con los que, sin embargo, ha mantenido un espíritu negociador. Siempre ha apostado por la no violencia y los derechos humanos y su campaña le valió el Nobel de la Paz en 1989.
Se pueden mencionar muchos promotores de esta metodología de lucha, presidentes y premios Nobel: León Tolstoi de Rusia, Albert Einstein de Alemania, James Bevel y Gene Sharp en los Estados Unidos, Andrei Sakharov de la Unión Soviética, Lech Walesa de Polonia, Vaclav Havel por Checoslovaquia, Desmond Tutu en Sudáfrica, Adolfo Pérez Esquivel, Mario Rodríguez Cobos en Argentina, Clotario Blest en Chile, etc. Hoy la prensa “libre” les niega el micrófono porque no son “políticamente correctos”.
La ONU dispone de cientos de caminos para este método pacífico que van desde la Protesta y persuasión, incluyendo marchas y conmemoraciones; la No-cooperación; la Intervención no violenta, como bloqueos y ocupaciones, etc. Hoy no es una utopía este camino, pero el complejo militar-industrial pisa fuerte y destruye toda la inocencia de la gente.
El silencio del Papa no es estratégico, es evangélico.
Muchos le piden al Papa que condene explícitamente a Putin, que vaya a Ucrania a apoyar al “moderno” proyecto occidental “Zelenski”, un ariete mediático en el tradicional mundo eslavo. El cómico-político, envalentonado por el amigo americano, no duda incluso en extorsionar al mismo Papa cambiándole los papeles del Via Crucis y tratándole de imponer un viaje para que le dé toda la razón en esta guerra. El presidente ucraniano debería recordar cómo su gran aliado norteamericano traiciona a sus colaboradores cuando la situación deja de ser rentable, basta ver el ejemplo en vietnam, Afganistán, Irak, etc. A tal punto que personajes como el otrora colaborador bin laden, posteriormente buscaron vengarse de tal traición.
Pero quien denodadamente y por vías diplomáticas está intentando llegar a la paz, no puede sumarse a esta locura de la guerra tomando partido infantilmente por uno de los contendientes. Está fuera de duda la injusta invasión, pero la sabiduría de Pedro, que tiene dos mil años de aciertos y grandes metidas de pata, sabe que “ojo por ojo, todos quedaremos ciegos”. El Papa reza, pero no es ingenuo. Tampoco lo era Juan XXIII cuando escribió “Pacem in Terris” (1963).
Guillermo Jesús
Poliedroyperiferia@gmail.com