Encuentro en la diversidad

Eran muchas las expectativas que yo tenía en el encuentro, aunque era consciente que la situación de los 24 Grupos Locales era muy diversa.
Desde hace una década estamos viviendo en el Grupo Promotor un proceso de re-expresión de nuestro carisma que, iniciado por el P. Lombardi, pretende renovar la Iglesia por un Mundo Mejor. La expresión de dicho carisma se realizó inicialmente por medio de las “Ejercitaciones” y por otras propuestas en el centro de espiritualidad de la Granja de Segovia.
En Cracovia -la primera vez que se realizaba un Cenáculo fuera de Roma- nos propusimos vivir una experiencia de comunión desde el carisma que nos identifica, que partiendo de las diversas situaciones de los Grupos Locales, asumiéramos y re-expresáramos los núcleos fundamentales de nuestro carisma en el mundo actual y, a su luz, discerniéramos nuestro servicio y nuestra vida de grupo. El diseño de la imagen del camino, en el fondo del salón, nos acompañó todo el encuentro, así como la mochila que se nos entregó nos invitaba a salir, a ir al encuentro de lo diverso con la confianza de quien lleva todo aquello que le da sentido para seguir buscando con otros.
Confieso que la tarea no era fácil dada la pluralidad y diversidad de nuestra sociedad como la de nuestros Grupos. Pero reconozco, después de lo vivido y celebrado, que el Itinerario ha transcurrido en un dinamismo creciente de singularidad y universalidad, de búsqueda y encuentro, de discrepancia y consenso. Para mí hubo un momento clave en el Cenáculo, que tuvo lugar cuando se dio un paso adelante en la forma de comunicar e intercambiar por medio del relato, de narrar la propia percepción y experiencia, con sencillez y autenticidad, sin renunciar a lo singular, tendiendo puentes para el crecimiento. (En los días sucesivos aparecerán en el blog algunos de estos relatos)
Ha sido una experiencia rica por lo vivido, por el modo cómo lo hemos vivido y por las líneas de futuro consensuadas. Ciertamente los resultados de la puesta en práctica son inciertos, pero creo que así es mejor, pues lo incierto es signo de abertura, de disponibilidad a que la diversidad se tenga más en cuenta y sea más auténtico nuestro servicio a una nueva humanización como claman los retos de una sociedad más justa y fraterna.
Nacho