Días de descanso y oración
| Gabriel Mª Otalora
Cuando llega el verano, nuestro interior clama por cambiar el chip. Y mejor si es con la diversión por bandera. El cansancio acumulado fruto de mil situaciones, el tedio estresante cuando no logramos llenar las horas adecuadamente, gritan en el corazón para que desconectemos del día a día. Incluso Dios quiso decirnos algo en el relato de la creación cuando aparece algo tan sorprendente como que se tomara un día para descansar después de crear el mundo, dando valor al descanso.
Desde luego que no es fácil apuntar en el plan de vacaciones veraniegas un tiempo para la oración; como si ello fuese una actividad que necesitara, como cualquier otra, de un tiempo de desconexión para lograr que el verano se convierta en un “tiempo diferente”.
La dificultad viene, en demasiadas ocasiones, de relacionar la oración con nuestras cruces y dificultades; si nos ponemos a rezar también en vacaciones, nos decimos, vuelven las tensiones internas y los problemas a la mente y al corazón conectando de nuevo con lo que hemos querido dejar atrás, siquiera por unos días. Lo cierto es que los psicólogos ya nos advierten que huyendo de la realidad que nos quema por dentro no es la manera de dejarla atrás; ella va con nosotros donde vayamos. Que una cosa es el descanso vacacional y otra la pretensión de convertir este tiempo en una amnesia que nos transforme en otra persona.
Desde luego que el cristiano no debe colocar a Dios y a su relación con Él como una extensión lenitiva de nuestros problemas. Sería largo de argumentar aquí, pero apuntado queda: la fe y la experiencia de la Buena Noticia cristiana no van por esos derroteros. Que no es un problema de Dios cuando no encaja en nuestras vacaciones, ni es una buena idea para nosotros prescindir de Él en nuestro descanso.
Imaginemos por un momento que Dios hiciera lo mismo durante un tiempo con nosotros: "Te quiero, pero durante una temporada, descanso de ti". Nuestra fe, nuestro amor, no puede depender de si trabajo o descanso, o de si me van bien o mal las cosas...
Propongo, pues, 3 miradas suyas -de Dios- para abrirnos al su amor mientras disfrutamos del verano y de cargar las pilas. Tres llamadas relacionadas con este tiempo para conectar con la verdadera fuente de todo bien, con quien nos ama y nos comprende siempre y más que nadie en este mundo: una reflexión oracional con la mirada del AT, otra desde el Evangelio y una tercera con san Pablo.
Salmo 23,1 =
"El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma".
En Dios, tenemos todo lo que necesitamos. Él conoce los "prados verdes" y los "arroyos tranquilos" que nos restauran y renuevan nuestro ánimo cansado y a veces herido. En Él podemos encontrar un completo descanso… si no caemos en el hábito de contar solo con nuestras fuerzas para satisfacer nuestra necesidad, en este caso de descanso. Confiar en Él, mientras trabajas y descansas, es la clave para la renovación interior, imperceptible al ojo humano.
Mateo 11, 28 =
"Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os daré descanso. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;y hallaréis EL descanso para vuestras almas".
Las responsabilidades, los problemas y los dolores de la vida pueden ser abrumadoras, pero Jesús promete ayudar a llevar la carga. ¡Y sus hombros son mucho más grandes y generosos que los nuestros! Si bien no promete una vida sin trabajo duro y dificultades, sí promete ser nuestro compañero caminando con nosotros en cada paso del camino.
Filipenses, 4
"No os inquietéis en demasía por nada; toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".
Pablo nos ofrece un gran consejo:que convirtamos nuestras preocupaciones en oraciones. Cuando dejemos de preocuparnos y empecemos a orar, estaremos llenos de la paz y el descanso que solo Dios puede proporcionar.
Tres llamadas a la oración agradecida, confiada… y solidaria; no nos olvidemos del prójimo en vacaciones; es otra manera estupenda de rezar.