¿Y el PP, qué, vuelve a ganar las elecciones?
Analicemos el slogan de cuatro partidos. El PP, por supuesto, el PSOE, IU y Podemos. El partido que más claro tiene que perderá las elecciones es el PSOE. Su propuesta de apelar al trato directo con sus electores, intentando que vean que su voto sí es útil, que votando al PSOE pueden cambiar algo en Europa, no es más que el reconocimiento de que los votantes del PSOE poco a nada tienen que ganar votando, pues en último término, el voto al PSOE solo sirve para ayudar a implementar políticas en las que no dicen creer, como sucedió entre 2010 y la derrota electoral. No es una propuesta por la diferenciación ideológica y práctica, su lema llama a la conciencia individual del votante y al voluntarismo. Nada, en definitiva, que pueda mover, como pretende al voto. Es muy posible que la caída electoral del PSOE sea monumental, teniendo en cuenta que es un partido que quiere gobernar y que no va a obtener votos ni de su derecha ni de su izquierda, solo puede recurrir a sus fieles para que no se queden en casa, pero estos son ya muy pocos.
IU vuelve al clásico empoderamiento. La gente, cuando se une, tiene poder, tiene el poder de cambiar las cosas. Eso es lo que promueven. Si les votamos cambiarán las cosas, pero todos saben que su electorado está en la izquierda, en arañar votos al PSOE o a la abstención. Con ese lema es muy difícil dar la impresión de querer los votos del PSOE, antes bien, lo que están haciendo es reconocer la derrota de ante mano. Claro que existe el poder de la gente, de la gente que vota al PP y gana. Ese es el único poder que hay en España, especialmente en algunas regiones como Murcia, donde el PP ha llegado a obtener el 63% de los votos y en estas elecciones las encuestas le dan el 48% a pesar de todo lo que ha sucedido. La minoría mayoritaria son los votantes del PP y ese es el poder de la gente, no hay otro poder a día de hoy, de ahí que IU, con su lema, reconozca su propia derrota: el PP, con el poder que le otorgan las urnas, gobierna y gobernará. Caso distinto es Podemos. Distinto y paradójico, su propio nombre es la expresión más clara de la impotencia. Podemos nació como un intento de unir a todas las fuerzas a la izquierda del PSOE y se ha quedado como la indicación de la impotencia de ese sector social para unirse, de ahí que su propuesta sea dividir más el voto de la izquierda con la intención de forzarla a la unidad. Es paradójico, se busca la unidad fomentando la división. En el fondo, lo que nos dice este movimiento es "no hemos podido", ni podremos.
Vamos con el PP. Es la única propuesta positiva de todas las fuerzas analizadas. Su lema de campaña no oculta que llevan dos años haciendo sufrir a la gente, que han recortado la sanidad y la educación, que han disminuido las prestaciones por desempleo y las pensiones, que han subido los impuestos, que se han perdido más de un millón de empleos netos, que los más débiles han sido duramente castigados, que los enfermos crónicos han sido pisoteados, que los pobres son más pobres y que los ricos son más ricos. Nada de eso ocultan, simplemente lo presuponen. Pero, nos dicen, lo que importa de verdad es el futuro y el futuro es del PP. Quién si no va a garantizar que dentro de dos años crezca la economía, haya más empleo y se puedan bajar los impuestos. Es el PP y sus políticas, duras, muy duras, las que nos van a permitir ganar el futuro. Todo lo que han hecho es necesario, porque España vivió por encima de sus posibilidades y los socialistas dejaron un país en ruina, así pregonan, pero el PP ganará el futuro.
El lema electoral del PP es claro, diáfano, sobre todo para su electorado. El PP no puede pretender obtener votos de otros, lo único que puede hacer es fidelizar su electorado y promover la abstención ajena, especialmente en el PSOE, y en eso está. Cada voto que no se emite es medio voto más para el PP, según el sistema de reparto D'hondt, por eso todo su esfuerzo está en desincentivar a los votantes de otros partidos. El PP ganará porque ha fidelizado su electorado y ha desactivado al ajeno con sus políticas. Las políticas del PP no han dañado ni lo más mínimo a la clase media alta y la alta, al contrario, la han reforzado. Ese electorado, en el que tiene un 80% de votantes, es fiel, siempre va a votar. De lo que se trata es de impedir que voten los sacrificados por sus políticas: trabajadores precarios, clase baja y clase media. Todas las encuestas dicen que la abstención será muy fuerte y lo será en ese sector, precisamente entre los más agredidos por las políticas del PP. No vamos a entrar en análisis psicológicos, pero esto tiene una fácil explicación como respuesta al dolor infligido. Ha sucedido siempre: Gran Bretaña es el caso paradigmático, y no tiene vuelta atrás. El PP sabe que solo un shock social les puede permitir seguir gobernando y en ello están. Por tanto, ganarán las elecciones, gobernarán los próximos años y aplicarán políticas que nos situarán en el neoliberalismo más crudo. No estaría mal que el domingo pensáramos bien qué es lo que queremos para nuestro país, no estaría mal.