Posglobalización, Sociedad del escándalo y America first.
Estados Unidos ha sido desbancado del primer puesto mundial del capitalismo neoliberal. Y no lo ha sido mediante una guerra, sino con sus mismas armas: la desregulación y la privatización. Como una especie de astucia de la razón capitalista, China lleva adelante el proyecto neoliberal, sí, la China comunista. Mientras, Estados Unidos ve cómo debe dedicar el 20% de su presupuesto a sostener un ejército que le permita defender el dólar como moneda de intercambio mundial asociada al petróleo. Esto le produce un desgaste considerable de energías que ya no puede dedicar al enriquecimiento porque los tratados de libre comercio son, y lo han aprendido duramente, un arma de doble filo: los demás también pueden jugar y ganar con esas reglas y la economía es un juego de suma cero, lo que gana China lo pierde Estados Unidos. Las élites americanas saben (así lo he oído a Villacañas y eso me basta) que Estados Unidos necesita reafirmar su proyecto de liderazgo si no quiere ser sobrepasado por China y también Rusia en el gobierno global. Para ese liderazgo necesitan recrear el proyecto tradicional americano, de ahí el lema de Trump: America first.
El proyecto de Trump y las élites tradicionales americanas se enfrenta al de los nuevos ricos de Silicon Valley y las empresas digitales, un proyecto de cara amable, de integración de minorías y respeto por la mujer, un proyecto de neoliberalismo progresista con rostro amable. Este proyecto ya no sirve, pues otros han podido superarles en él. Ahora se trata de volver a las supuestas esencias americanas y reconstruir América, así lo dicen, con los de siempre: blancos protestantes. De ahí el discurso populista de derechas y demagógico de Trump que les vende la ilusión a los trabajadores blancos de que recuperarán el esplendor del capitalismo de los setenta y ochenta, justo antes de la liberalización. Pero, a la vez, les da a las grandes empresas "masivas", así las ha llamado, reducciones de impuestos. Esto solo puede llevarse a término mediante el encerramiento de la economía americana en sí misma y la imposición por la fuerza militar de su hegemonía. Si el proyecto neoliberal globalizado capitalista era un intento de obtener mediante la política y la economía lo que se obtiene con la guerra, ahora volvemos al modo tradicional de obtener riqueza y poder: la guerra tout court.
En esta era que se abre ante nosotros, era posglobalizadora, la guerra es el medio natural, como siempre lo fue, de obtener riqueza mediante el expolio de otros, así fue durante los cinco mil años de los imperios tradicionales y así seguirá siendo de ahora en adelante, pero de forma palmaria. Trump ha abierto la puerta a una guerra global para sostener a América como la superpotencia mundial, pero esta guerra no puede ganarla, pues tiene minadas sus propias bases. Lo veremos otro día.