El dinero, cosificación de la vida humana.
En las sociedades actuales, el dinero tiene la virtud de asignar una parte de la riqueza existente y producida a cada uno de los que intervienen en el proceso productivo de un país. El modo de atribución de esa riqueza es el sistema económico, político y social de cada país. Un sueldo estipulado en dinero no es otra cosa que la parte atribuida a esa persona de la riqueza total; decidir la cuantía del sueldo depende de las decisiones de Política económica y, por tanto, de las relaciones existentes entre las personas que conforman una sociedad. Como las personas suelen integrarse en grupos más amplios en función de intereses, los grupos acaban imponiendo sus intereses en virtud de la fuerza social de la que disponen. Así, si un país produce 100 unidades de dinero, el grupo con más fuerza intentará llevarse la parte más importante de esas 100 unidades. Un grupo puede suponer el 10% de la población e intentar atribuirse el 50% de las unidades de dinero producidas. Si esto es así es porque el resto se lo permite de buen grado, o bien porque este grupo puede ejercer una violencia suficiente para conseguirlo. O que el 90% de la población es idiota, no hay más opciones. También puede suceder que ese 10% utilice los servicios de otro 15% al que le otorga, no el 15% del dinero producido, sino el 25%, y así ese otro grupo le ayuda con fuerza física, fuerza legal, fuerza moral o fuerza mediática. En cualquier caso, el grupo del 10% se asegura su 50% con la ayuda del grupo del 15% al que le otorga el 25%. De esta forma, el 75% de la población se reparte el 25% de la riqueza restante, aunque también lo hace en función de su fuerza relativa.
El dinero, por tanto, no es riqueza ni capital, el dinero es el instrumento por el que el grupo poderoso obliga al resto a trabajar para él. En una sociedad monetizada, el dinero es casi la única manera de acceder a los bienes y servicios. No existe ningún derecho objetivo ni subjetivo a los bienes, más allá de la obtención del dinero. Pero, el dinero está en manos de un grupo pequeño que se ha apoderado de él y quien lo quiera debe acceder al número de la Bestia, según el libro del Apocalipsis. Quien no lo tenga ni comprará ni venderá. Para obtener dinero con el que procurarte los bienes y servicios necesarios para vivir has de hacer algo en favor de aquellos que tienen el dinero, has de venderte a ellos, otra forma de prostituirte. Cuando has vendido tu ser, tu inteligencia, tu fuerza física y hasta tu alma, entonces recibes una parte de ese dinero para poder continuar con tu mísera existencia. El dinero, por tanto, es el medio de enajenación de lo más íntimo del hombre, su espíritu, y con él de su fuerza vital. Mediante el dinero, en este orden social, económico y político, unos cuantos se apropian de la energía vital del resto y la acumulan en forma de bienes y servicios. Unos de estos bienes y servicios son capital para la reproducción del modo de extracción de la energía vital del resto. Este capital, de donde capitalismo, es la causa segunda, la causa primera es la avaricia, gula, codicia y egoísmo del grupo minoritario.
En resumen: un grupo pequeño se hace con el control de los medios para crear riqueza por medio de la violencia, el resto debe servirles. El capital es el medio de reproducción de la riqueza acumulado, que de otra forma se perdería. El dinero es el instrumento para obligar a la mayoría a vender su energía vital. Las riquezas acumuladas son, en último término, vida humana cosificada.