| Héctor Freire, de Argentina
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...
Hoy te pedimos especialmente por aquellos que llegan a la edad más extensa, aquellos quienes pueden brindarnos su experiencia y al mismo tiempo necesitan de nuestro cuidado. Ellos son tal vez los más fuertes en camino recorrido pero los más débiles en poder cubrir sus necesidades y su día a día.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, te pedimos por ellos, nuestros abuelos, nuestros padres grandes, para que intercedas por aquellos que tienen la posibilidad de ejercer un cambio y brindar lo que se necesita para una transición de la tercera edad digna.
También por aquellos que por diversas razones… enfermedad, invalidez, características de su trabajo… han tenido que jubilarse y sufren las mismas faltas y necesidades.
Haz virgencita que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza con tu corazón de Madre.