Altiplano: pobreza y solidaridad
Dos datos corroboran esta realidad lacerante de nuestro altiplano. Muchas comunidades Calacoto, Cacobiri, Callapa, Ulloma, Chapichipini, Quilloma, Tomata, Santa Rosa... carecen de agua para las personas y los animales y en tiempo de sequía tienen que andar hasta dos horas para encontrar agua.
El otro dato lamentable, es que los alumnos invierten 4, 3, 2, 1 hora para acudir a la escuela, a 3000 metros de altura y 15 grados bajo cero, por sendas tortuosas. No se puede vivir así en el siglo XXI. Así lo entendemos las Fundaciones DISI, de Valladolid y la de Hombres Nuevos en Bolivia.
El 7 de abril, fue una jornada entrañable y solidaria, celebrar con los aimaras de Quilloma, Tomata y Santa Rosa la construcción de 3 internados; gracias a la colaboración generosa de la Junta de Castilla y León y Ayuntamiento de Valladolid.
Una construcción sencilla, funcional, con todos los servicios, dirigida por el Presidente de la Fundación DISI José Antonio Cedrun y los arquitectos, la española Yolanda Domínguez y el boliviano Alfredo Soliz, José Lino Rocha y Lorena Moy de Hombres Nuevos y la coordinadora general María Guarachi, aimara.
Recorriendo aquellos caminos polvorientos e inhóspitos, se levanta una pregunta: ¿Cómo es posible que estos años de bonanza económica no les haya llegado agua e internados a estas comunidades para que los alumnos no tengan que recorrer 4, 3, 2 horas para ir a la escuela?
Tal vez la causa radica en la Bolivia invertebrada, sumida en la corrupción, narcotráfico, contrabando y extorsión.
Creo que los aimaras, los guarayos y todos los bolivianos, de alma sosegada y corazón abierto, pero sumidos en la pobreza, llevada con dignidad, merecen atención, cuidado y ayuda. Pero eso llegará el día que nuestro políticos y la sociedad civil apostemos por el bien común y cuidado de la “casa común”.