Conocernos es querernos
A veces, nos hemos centrado más bien en la comunicación ad extra, hacia fuera, con el mundo que nos rodea. Esto es muy importante y no lo podemos dejar de lado. Ahora bien, en estos próximos años os invito a trabajar la comunicación ad intra, hacia adentro, en el seno de la Iglesia diocesana de Barcelona. Debemos, pues, enriquecemos con el conocimiento mutuo. Hagamos posible este encuentro entre las diversas realidades eclesiales de nuestra querida archidiócesis, así conoceremos mejor lo que hacen los demás. Este encuentro hará posible la relación y, con la relación, nos pondremos nombre y, poco a poco, nacerá la amistad. La amistad nos enriquecerá interiormente y hará posible la colaboración y, con la colaboración entre nosotros, el Espíritu Santo hará posible la comunión. Esta comunión hará que seamos atractivos a los ojos de un mundo a menudo marcado por la división y por la fractura.
Sueño una Iglesia diocesana donde la empatía, la comprensión y la confianza mutua guíen las relaciones entre nosotros, más allá del grupo, movimiento, comunidad o parroquia a la que pertenezcamos. Esta comunión es posible. La comunión la quiere hacer realidad el Espíritu Santo. Pidámosle y facilitémosle esta tarea favoreciendo la cultura del encuentro y el conocimiento mutuo. No tengamos miedo a quien es diferente de nosotros. El encuentro y la comunión entre diversas realidades eclesiales son siempre una fuente de enriquecimiento y de crecimiento.
Para alcanzar esta meta, los obispos, sacerdotes y diáconos tenemos un rol particular, ya que hemos recibido del Señor la misión de edificar la comunión. Por favor, hagamos todos el esfuerzo de no catalogar a las personas. Sé que no es fácil, pero con la ayuda de Dios todo es posible. No permitamos que nuestras etiquetas y prejuicios nos priven de conocer al otro. Tampoco recurramos a la frase típica: «Es buena persona, pero me han dicho que es de tal grupo…»
El nuevo Plan pastoral lleva por título «¡Salgamos!». Hoy os invito, pues, y me invito a salir hacia los hermanos y las hermanas de las otras realidades eclesiales. Haremos el esfuerzo de salir de nosotros mismos, de nuestra comodidad, de nuestros miedos, para descubrir en el otro la presencia de Dios que me habla. Pedimos al Señor que la comunidad cristiana sea un testimonio de buena comunión en la diferencia.
† Cardenal Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona