Elecciones

Las elecciones del 15 de octubre han sembrado mayor incertidumbre y desconcierto en la población venezolana. Con una crisis tan grave como la que se vive y se palpa por doquier, cómo se explican los resultados de las mismas. Por supuesto que hay responsables y más allá de las preferencias personales no se trata de traer la sardina a la propia brasa para sentirse sin problemas de conciencia.

El comunicado del episcopado recoge una reflexión serena y realista. Ante los hechos no cabe buscar a lo loco caminos tortuosos para superar la crisis. El camino pacífico y electoral es la vía, pues cualquier otro sendero conduciría al enfrentamiento y a poner en riesgo la vida de muchos. Claro está que en las condiciones en las que se dieron las elecciones no se puede competir equitativamente. La creatividad, la constancia y la búsqueda de negociación no se puede ni se debe descartar. Los problemas acucian y la situación económica y social galopa aceleradamente mientras las dirigencias se aferran al poder sin tomar en cuenta las necesidades de la gente. La invitación es a la reflexión y a buscar salida porque la calidad de vida de los venezolanos, la paz y la concordia, debe ser el primer objetivo de cualquier gestión.

"El primer semestre del año estuvo caracterizado por un amplio y prolongado enfrentamiento político, generado por la pretensión del Ejecutivo Nacional de imponer un modelo socio-político que atenta contra la dignidad de la persona y desconoce la Constitución, y por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, cuestionada y rechazada por la mayoría del pueblo. Ante esa conflictiva realidad la realización de las elecciones de Gobernadores del 15 de Octubre, a pesar de la desconfianza que ellas generaban en algunos sectores, constituía para muchos una luz en el camino y un motivo para la esperanza".

"Vemos con preocupación que estas elecciones, aunque contaron con la participación de una buena parte del electorado, lejos de contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad democrática a través del voto libre, universal e imparcial, han hecho más difícil aún la solución consensuada de los problemas que nos aquejan, han generado nuevas dudas e interrogantes y han abierto la puerta a mayores tensiones y conflictos de cara al futuro de nuestro país".

"Deploramos que el Consejo Nacional Electoral, haciendo caso omiso de los llamados realizados desde diversas instancias nacionales e internacionales, se haya mostrado una vez más como un árbitro parcializado, al servicio del Partido oficial. Son múltiples las irregularidades cometidas en la implementación del proceso electoral: el impedir que las organizaciones políticas pudieran sustituir los candidatos tal como está previsto en la ley, la migración a última hora de electores hacia otros centros de votación, la falta de una observación internacional plural, los abusos en el voto inducido. Todo esto constituye un obstáculo para el ejercicio del sufragio y genera desconfianza en los procesos electorales. Es muy lamentable que nuestro sistema electoral, no se ajuste en los actuales momentos a la ley. Es indispensable recuperar la justicia y ética del sistema, para que la ciudadanía pueda expresarse libre y confiadamente. y las futuras convocatorias, supervisadas por instancias internacionales plurales, devuelvan la paz y la tranquilidad a la sociedad venezolana".

"Hacemos un urgente llamado a las autoridades civiles y militares para que pongan todo su empeño en devolverle al pueblo soberano el ejercicio libre y justo del voto y asegurarle la total trasparencia en el proceso, desde su convocatoria hasta la publicación de sus resultados. No se puede prescindir de la vía electoral".

"Al querido pueblo venezolano que anhela vivir en paz y construir un futuro mejor para sus hijos, lo exhortamos a no dejarse llevar por la irracionalidad o el fanatismo en la controversia política. El pueblo tiene derecho a exigir de la dirigencia política que se ocupe primordialmente de sus necesidades más sentidas, las conozca más de cerca, las experimente y le ofrezca un proyecto de país coherente, fundamentado en la justicia y el bien común sin exclusiones".


Pongamos el mayor empeño en buscar soluciones justas y posibles. Es el primer deber de todo ciudadano y de todo creyente a pesar del tamaño de las dificultades. ¡No nos dejemos robar la esperanza!
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