Libertad religiosa, la más alta dignidad del hombre

Esta semana tendrá lugar el lanzamiento mundial del Informe de libertad religiosa en el mundo, editado cada dos años por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada. Y el próximo viernes 23 de noviembre se presentará en Barcelona.

A la luz de la declaración del Concilio Vaticano II sobre la libertad religiosa, titulada Dignitatis Humanae, este informe analiza de forma minuciosa el cumplimiento o vulneración en todos los países del mundo del derecho a la libertad religiosa de todos los credos, no únicamente del cristiano.

El informe también toma como referencia el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice: «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.»

«Este derecho fundamental del hombre -en palabras del papa Francisco- refleja su más alta dignidad», ya que se refiere a la relación humana más importante, la relación con Dios. (Discurso del Papa a los participantes en el Congreso internacional sobre «La libertad religiosa según el derecho internacional y el conflicto global de los valores», 20 de junio de 2014).

Las conclusiones del informe de 2018 revelan que la libertad religiosa está en retroceso: más de la mitad de la población mundial vive en países donde no se respeta este derecho fundamental. Estos países persiguen o discriminan a sus habitantes por profesar un credo determinado. Es el caso de los estados que no permiten ningún tipo de creencia religiosa o que únicamente admiten una creencia e identifican el Estado con una religión concreta y desprecian a aquellos que profesan otras creencias.

Pero no todo son sombras en el informe que nos ocupa. En estos dos últimos años también han aparecido luces esperanzadoras. Tenemos como muestra el retorno de los cristianos iraquíes de la llanura de Nínive a sus hogares, de los que fueron expulsados en 2014. Cerca de la mitad de los cristianos han vuelto a sus casas con el reto de restablecer la buena convivencia con sus vecinos.

Otro ejemplo es la reciente absolución de Asia Bibi, condenada a la horca por haber sido acusada del delito de blasfemia en Pakistán en 2010. Las minorías religiosas de este país viven bajo la amenaza constante de la abusiva ley de la blasfemia.

El próximo viernes 23 de noviembre, a las 20 h, la fachada del Nacimiento de la basílica de la Sagrada Familia se iluminará con el color encarnado, en favor del derecho a la libertad religiosa. Pedir su respeto y promoción no significa implorar privilegios sino contribuir a la paz, a la fraternidad, al desarrollo auténtico de las sociedades y a su verdadero progreso humano.

Cardenal Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona
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