El Sínodo de los jóvenes
Desde que se anunció la convocatoria del próximo Sínodo, que tendrá lugar en octubre de 2018, nuestra archidiócesis ya ha empezado a trabajar y ha organizado varias iniciativas preparatorias. La Delegación Diocesana de Pastoral de Juventud ha elaborado un documento de síntesis a partir de las respuestas de los cuestionarios elaborados por la Santa Sede, dirigido a los responsables y animadores de pastoral juvenil, así como a todos los jóvenes de entre 16 y 29 años. Las respuestas a estos cuestionarios serán enviadas desde todo el mundo a la Santa Sede y servirán para elaborar el instrumento de trabajo que ayudará a los participantes en el Sínodo a dialogar y hacer propuestas al Papa.
En esta misma línea, el pasado sábado siete de octubre, nuestra Delegación de Juventud convocó una Jornada Diocesana con la intención de prepararnos para este gran objetivo. Con la presencia del obispo auxiliar Antoni Vadell y de varios expertos, se pudo reflexionar sobre cómo la Iglesia ha de acompañar a los jóvenes del siglo XXI.
Hay que recordar también que el pasado mes de marzo el Seminario Conciliar de Barcelona acogió un simposio sobre el acompañamiento de los jóvenes, organizado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), la Conferencia Episcopal Española y el Arzobispado de Barcelona. Comparto con vosotros las palabras del presidente del CCEE, el card. Angelo Bagnasco, en la sesión conclusiva de este simposio, que creo que resumen bien el trabajo realizado por los 275 expertos europeos que participaron.
El papa Francisco, desde el inicio de su pontificado, ha manifestado su voluntad de instaurar la sinodalidad -término que significa hacer camino juntos- en el gobierno de la Iglesia. Es deseo del Santo Padre dar más valor y relevancia al Sínodo de los Obispos, que es una de las manifestaciones habituales de la sinodalidad eclesial. En esta ocasión, confía en que el próximo Sínodo sirva para encontrar caminos que ayuden a revitalizar la pastoral juvenil y vocacional de nuestra Iglesia. Colaboremos ya desde ahora para hacerlo posible con nuestra oración.
Cardenal Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona