La costilla de Adán
La Palabra de Dios, como siempre, nos brinda luces para ver y entender lo que significa la igualdad entre el hombre y la mujer. Lo hace con sus signos y símbolos. Pero, en todo caso, sin renunciar a lo esencial. Uno de esos símbolos, sobre los cuales se ha especulado enormemente a lo largo de los siglos, es el de la costilla de Adán. Dios ha creado al ser humano varón y le dio la posibilidad de dominar la creación. Pero éste, sintió la soledad y le pidió al Creador una compañía. Para lograrlo, el hombre fue dormido y durante el sueño, nos relata el autor sagrado, que Dios tomó una costilla del costado de Adán, y formó a la mujer. Cuando Adán se despertó se encontró con Eva y la reconoció como carne de su carne y hueso de sus huesos. Con ello, además, designaba la igualdad.
Una lectura atenta del texto bíblico del Génesis nos va a dar una serie de elementos, que muchas veces pasan desapercibidos. En primer lugar, el relato simbólico de la costilla de donde nace la mujer, encierra la realidad de la igualdad: la mujer no es un ser inferior al hombre: sale de él mismo, quien fue creado a imagen y semejanza de Dios. Entonces, por ese maravilloso hecho, expresado en el símbolo de la costilla, se aclara para siempre que la mujer y el hombre son iguales, sencillamente porque ambos son semejanza del Dios Creador: con Él pueden ser capaces de entrar en comunión y a ambos les corresponde la atención a la Creación.
Por otro lado, el autor sagrado, en el Génesis nos da otra pista importante. Afirma que Dios al hombre lo identifica como “ish” (varón) y a la mujer como “ishâh” (“varona”-hembra”). No es un simple juego de palabras, sino la manifestación de la igualdad de ambos “ish-ishâh”. Desde este horizonte es posible sacar la mejor de las conclusiones acerca del tema: la igualdad no nace de un derecho positivo, la igualdad no es algo cultural, la igualdad entre hombre y mujer tienen que ver con su relación de imagen y semejanza de Dios. Es lo que le da la dignidad a ambos; dignidad que se enriquece por el hecho de ser persona.
En tiempos de confusiones, a lo largo de los tiempos y en la actualidad, es bueno ir a las fuentes de la fe y descubrir allí lo que de verdad Dios nos quiere enseñar. Saber leer e interpretar la simbología bíblica nos ayudará tanto a conocer desde la fe lo que debemos creer, y a proclamar la grandeza de la dignidad humana. En este sentido, la costilla del varón deviene en la realidad femenina de un ser semejan a él: la mujer.