La lección de San Romero de América
En esta sociedad consumista, injusta, insolidaria, olvidada de Dios y entregada al ídolo dinero, ¿tenemos algo de la voz profética de San Oscar Romero, o más bien estamos afónicos o sin voz, en comunidades instaladas, aburguesadas, que parece que han perdido el Norte del Concilio Vaticano II, la aplicación creativa de Aparecida o el mensaje del Obispo de Roma?
Todavía queda en el aire dos preguntas ¿La Iglesia de hoy refleja aquella Iglesia misionera y profética, que nos evocan los sencillos e imponentes templos levantados por los jesuitas de los siglos XVI y XVII? ¿Nuestra Iglesia se parece a la que reclama el obispo de Roma, el jesuita Francisco, porque todo el Pueblo de Dios y particularmente los pastores mayores, obispos, y menores sacerdote se encuentran en las periferias geográficas y existenciales, pisando el barro y los basurales de los barrios marginales, o acompañando al mundo marginal, indígena, rural, abandonado a su suerte?
¿Dónde queda la Teología de la Liberación?
“¿Dónde están los profetas?,
que en otro tiempo nos dieron
las esperanzas y fuerzas para andar ”
Sin profecía se oscurece la utopía del Reino. Esta es la gran lección de San Romero de América.