¿Cómo se te ocurrió ir al Seminario?
Uno de los interrogados sobre esta materia, Bernabé, de 25 años, contesta: «Recibí una llamada de Dios». Pero su interlocutor pregunta: «¿Te envió un WhatsApp?». Respuesta: «Me envió la novela Niebla», de Miguel de Unamuno.
Los caminos de Dios son infinitos. En este caso fue el argumento de este libro clásico: el joven protagonista, tras varias experiencias amorosas, se encuentra desconcertado y acude en petición de consejo a un escritor famoso, el propio Unamuno, a plantearle preguntas fundamentales cómo el sentido de la vida y de la propia existencia. Unamuno, en esta ficción escrita por él mismo, se reconoce como su creador, y le dice que igual que le dio vida, lo puede matar si lo desea. El joven plantea entonces que quizá también Unamuno tiene su creador, y aparece así la relación Dios-criatura.
Muchas veces no es un libro, sino una experiencia familiar, la conversación con un amigo, o el ejemplo de un sacerdote, el que impulsa al sacerdocio, abriéndose así el periodo de formación de seminarista en el que uno confirma su vocación y se prepara en su corazón y en su cabeza, para algo que supera a una profesión: a una vocación de servicio para toda una vida.
En torno a la fiesta de San José se celebra el Día del Seminario. Es un buen momento cada año para rezar para que Dios envíe nuevas vocaciones y para que las familias sean receptivas cuándo un hijo se plantee esta posibilidad.
¿Qué cualidad remarcas en un sacerdote?, se preguntaba en una encuesta reciente. Las respuestas pueden ayudar a perfilar lo que es una vocación al ministerio eclesiástico. Fueron de este estilo: «Que sea una persona alegre; que esté preparado para los tiempos actuales; que sea generoso y capaz de sacrificarse; que transmita la doctrina de la Iglesia; que se preocupe por los más necesitados; que sea hombre de oración y conecte con Dios».
Por fortuna tenemos el ejemplo de muchos buenos sacerdotes, seguidores quizá de párrocos que antes tenían un pueblo y una parroquia y ahora tienen varios, continuadores de aquellos sacerdotes que hace ochenta años entregaron su vida por amor a Jesucristo en una cruenta persecución que los hizo mártires.
Pido continuamente a Dios por el resurgir de vocaciones sacerdotales y religiosas, y pongo en manos de la Virgen María y San José el estallido de una primavera vocacional.
† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado