Sé valiente, la misión te espera
Muchos hombres y mujeres de nuestra Iglesia diocesana trabajan como misioneros en los diferentes continentes: América Latina, África, Asia… Los recordamos con gran afecto y admiración, ellos han optado por vivir el Evangelio en toda su radicalidad. Pedimos al Señor que los fortalezca en esta preciosa tarea, en la que, ciertamente, no les faltan fatigas, disgustos e, incluso, persecución. Pero, pese a ello, perseveran con gozo en la misión que se les ha encomendado mediante la Iglesia.
Los cristianos estamos llamados a no ceder al miedo, porque Jesucristo está continuamente con nosotros. ¿Por qué tendríamos que dejarnos dominar por el miedo? Con Jesús podemos llegar a ser capaces de superar los miedos que amenazan nuestra misión. Jesucristo es el Señor, el Señor de los señores. Nuestra fe en Jesús, cuando es verdadera, nos libera de todos los miedos y de la vergüenza. ¿Quién es más grande, más poderoso, más fuerte, más importante que Él? Él es Dios, ¡es el Creador! Es el Señor.
Y no sólo no cedemos al miedo, sino que Jesús nos hace ser valientes. Él nos ayuda a actuar, a dar un paso al frente, a hablar, a dar a conocer a aquel que nos libera constantemente para que podamos vivir en el amor a los demás y a uno mismo. Somos llamados a invitar a los que nos rodean a un encuentro personal con Jesús, para que puedan compartir nuestra experiencia. Nuestra fe es para compartirla. La fe aumenta cuando se comparte. Los misioneros somos también todos los que compartimos la fe, porque la fe nos da vida.
Los misioneros son muy valientes, los más valientes. Se fían de Jesús totalmente y lo dejan todo para anunciarlo, a Él, y llevar a todos su palabra, su vida, su salvación. Y esto lo hacen imitando siempre a Jesús, que vivió haciendo el bien a todos: curando a los enfermos, consolando a los tristes, dando de comer a los hambrientos, enseñando a los que no saben…
Los misioneros tienen claro que no están solos. Todos los que formamos parte de la Iglesia estamos unidos a ellos en su misión y la compartimos. Nos unimos a ellos con la oración. Hay que rezar mucho por ellos.
Pero ellos también necesitan nuestra colaboración personal, material y económica. Nuestra ayuda es imprescindible. Contribuyamos a ello también, por favor, con las colectas que, con motivo del DOMUND, se realizarán en las parroquias, para que puedan evangelizar y realizar obras importantes en los países que más lo necesitan.
Os invito a dar un paso más. Sería precioso que cada parroquia de nuestra diócesis apadrinara a uno de nuestros misioneros y misioneras. Es tan fácil como decidirse y ponerse en contacto con nuestra Delegación Diocesana de Misiones (ddmissions5112@arqbcn.cat o 93 270 10 14).
Demos gracias al Padre por todo lo que hacen. Su misión nos alegra y nos anima también en nuestra fe.
† Cardenal Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona