Un verano para vivir según el Espíritu

…descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego...

El verano en estas latitudes es un tiempo largo para hacer algo diferente, renovarse y continuar el camino. Desde esta perspectiva, es buena idea buscar nuestra mejor disposición para dejarnos llevar del viento del Espíritu Santo tal y como lo describe la secuencia de Pentecostés: descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego. Ese descanso, esa tregua y esa brisa serán aire fresco y renovador para vivir según el Espíritu y responder al “llamado a la santidad” que el Papa Francisco nos ha recordado con la exhortación apostólica «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12). Un texto que bien nos puede proporcionar estos meses descanso, tregua y brisa para continuar un precioso camino humano, cristiano y diocesano.

Comenzábamos este curso con esta divisa: “Nuestra misión en conversión”. A lo largo de los meses, en el tiempo ordinario y en los tiempos litúrgicos fuertes, en las fiestas y en los días corrientes, ha habido innumerables oportunidades para acoger este propósito que está lleno de promesa y de vida, porque la conversión es posible, hace crecer y trae gozo y paz.

El objetivo que nos hemos propuesto como diócesis es la transformación misionera desde la alegría del Evangelio, que es alegría del encuentro con Jesucristo. Para alcanzarlo, hay que caminar en conversión. Si nos ponemos a evaluar el camino desde octubre de 2017 hasta este mes de junio, encontraremos muchos hitos del recorrido que nos estimulan para continuar trazando el plan diocesano para la misión. La Iglesia que peregrina en Mondoñedo-Ferrol está constituyéndose en estado permanente de misión paso a paso —golpe a golpe, verso a verso— que nadie recorre solo. El horizonte es un nosotros eclesial que se está fraguando ya aquí, aunque todavía queda tarea y acogida del don de Dios.

Hemos hecho camino de misión en conversión y hemos de seguir haciéndolo con pasos de sinodalidad, de fe, de esperanza, de caridad, de buena disposición para la reorganización evangelizadora de las estructuras. Hemos de continuar dando pasos firmes y bien orientados. Pasos que permitan descansar para continuar, nunca para abandonar. Pasos que disfrutemos porque alegran profundamente el corazón de quien se encuentra con Cristo.

Pasos que hagan crecer la alegría del Evangelio, que nos permitan salir al encuentro de lo que Dios piensa para bien de la humanidad, tal y como, por ejemplo, dice San Cipriano comentando el padrenuestro: humildad en la conducta, firmeza en la fe, respeto en las palabras, rectitud en las acciones, misericordia en las obras, moderación en las costumbres. Más aún, zancadas de comunión para no hacer agravios a los demás y tolerar los que nos hacen, para conservar la paz con nuestros hermanos, para encontrar la reconciliación, para amar al Señor de todo corazón, para no anteponer nada a Cristo. Para salir al encuentro de Dios que acoge, protege, promueve e integra, tratando como hermanos a todos los hombres y como hermanos predilectos a los que más sufren.

Que resuenen ahora y durante todo el verano nuestras pisadas por la vereda del discipulado misionero, que hemos de seguir transitando y descubriendo juntos —sinodalmente— como bendecida Iglesia de Mondoñedo-Ferrol que cree, ama y espera según el Espíritu. Aquel que a todos nos dará descanso y tregua y será brisa refrescante en un verano lleno de bendiciones; un verano en que podemos caminar bendiciendo a todos en el nombre del Señor Jesús.

Mons. Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF,
Obispo de Mondoñedo-Ferrol
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