XV aniversario de la muerte de Lorenzo Gomis, fundador de ‘El Ciervo’ La pluma más fina
Nacido en el barrio de Gracia de Barcelona, Lorenzo Gomis no fue solo un pionero del periodismo religioso sino mucho más. Poeta, periodista y maestro de periodistas, en 1951 fundó la revista El Ciervo, uno de sus mejores legados
Premiado en diversas ocasiones por sus contribuciones a la poesía, el periodismo y la cultura, Gomis fue un articulista brillante y un referente de los medios de comunicación durante el tardofranquismo y la Transición
Siempre he recordado la primera vez que leí un artículo de Lorenzo Gomis. Fue un editorial de la revista El Ciervo de marzo de 2005. El texto llevaba el sugerente título de “Obispos conduciendo de noche” y en él Gomis se hacía eco de una carta en que los obispos de Pamplona, Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria hacían autocrítica y “mostraban fraternalmente sus preocupaciones” en relación con la mala prensa cosechada por la jerarquía eclesiástica. Por más que en aquel momento el tema religioso me era ajeno, Gomis razonaba de manera tan brillante y ponderada que me resultó imposible no leerlo con interés hasta el final. Era lógico: aunque aún no lo sabía, estaba delante de una de las plumas más finas de la segunda mitad del siglo XX en España.
Nacido en el barrio de Gracia de Barcelona, Lorenzo Gomis (1924-2005) no fue solo un pionero del periodismo religioso sino mucho más. Se dio a conocer primero como poeta con la obtención del prestigioso Premio Adonais en 1951. El mismo año fundó la revista El Ciervo junto a un grupo de intelectuales de raíces cristianas. Tras una etapa como freelance que le llevó a ser una de los pocos periodistas que vivían de la pluma en los años 1950 y 1960, Gomis dio el salto a la prensa diaria. En 1966 entró como editorialista en La Vanguardia de la mano de Horacio Sáenz Guerrero. Entre el 1977 y el 1981 hizo un paréntesis para dirigir El Correo Catalán y en 1982 regresó definitivamente al diario de los Godó, del que dijo que era “un periódico que hace para mí y yo para él”. No en vano, los sucesivos directores del rotativo barcelonés confiaron en Gomis como principal editorialista.
Gomis se dio a conocer como poeta con la obtención del Premio Adonais en 1951 y el mismo año fundó la revista 'El Ciervo' junto a un grupo de intelectuales de raíces cristianas
De personalidad multifacética, Gomis también fue maestro de periodistas en la Escuela de Periodismo de la Iglesia (más conocida como Escola del CICF), en la Universidad Autónoma de Barcelona y en Blanquerna y Síndic de Greuges (defensor del universitario) en la Universitat Pompeu Fabra y presidió la Asociación de la Prensa de Barcelona y el Consell de la Informació de Catalunya.
Premiado en numerosas ocasiones por sus contribuciones a la poesía, el periodismo y la cultura, Gomis es recordado también por ser un articulista brillante y un referente en el mundo de los medios de comunicación durante el tardofranquismo y el nuevo ambiente informativo surgido a raíz de la Transición. En el plano espiritual, cabe destacar su formación en las escuelas Blanquerna y en los jesuitas de Sarriá, su espiritualidad de raíz cristiana inspirada en san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús.
'El Ciervo'
Casado y padre de cuatro hijas con la periodista Roser Bofill, Gomis se dedicó en cuerpo y alma junto con su esposa, a la revista El Ciervo, uno de sus legados más celebrados. Con un nombre surgido de un salmo (“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”), el prestigio de la revista creció notablemente mucho antes del Concilio Vaticano II, gracias a la cobertura de la muerte de Pío XII en 1958 y la elección de Juan XXIII el mismo año. “Revolviendo estos papeles me pregunto cómo es que éramos tan católicos y a la vez tan críticos”, escribiría Gomis en Una temporada en la tierra (El Ciervo, 2004), sus memorias, en relación con aquellos primeros años de El Ciervo. Los fundadores de la revista (los hermanos Gomis, Paco Condomines, Claudio Colomer Marqués, los hermanos Montobbio y sacerdotes como Jarque i Pedrals, entre otros) conocían muy bien el evangelio y mostraban una manera de ser cristiano alejada del nacionalcatolicismo franquista imperante.
Los editoriales que escribía Gomis mensualmente en la página 3 de esta publicación eran el artículo más esperado por parte de los fieles ciervistas. Tal como destacó el sacerdote y periodista Francesc Romeu, en aquellos textos “Lorenzo se trascendía a sí mismo y pensaba en una opinión que le uniera tanto a los demás cómplices de El Ciervo como a los lectores”. Cien de de estos textos quedaron recogidos en Medio siglo contado con sabio humor(Herder, 2011).
Lorenzo Gomis murió en la tarde de un 31 de diciembre de 2005. Quince años después de su muerte, todavía podemos seguir disfrutando de su calidad humana a través de su fina escritura, marcada por una visión serena de la realidad y un sentido del humor exquisito.
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