Agrelo-Masiá, ejemplo de diálogo intraeclesial
Algunos comentaristas no han estado a la altura de los dialogantes. Comentaristas que se descalifican a sí mismos. Internet ha roto la unidireccionalidad del mensaje periodístico. Con Internet, por vez primera los lectores intervienen de inmediato, matizan, aclaran y opinan. Lo nunca visto hasta la llegada de este medio con feedback inmediato. Y ésa es una de sus virtudes. Cualquier lector, cualquier simple mortal le puede cantar las cuarenta al periodista, al obispo o al teólogo de turno, antaño elevados por encima de los mortales y sin posibilidad de interactuar con ellos.
Pero (siempre hay un pero) algunos comentaristas prostituyen esta virtud y la convierten en vicio. Unos, usurpando la identidad de los personajes públicos. Otros, vomitando sus odios, escondidos bajo el anonimato. Se pudee y se debe discrepar. Lo que no debería tener cabida entre los que nos decimos seguidores de Jesús es el insulto o la descalificación personal. ¿No nos llamamos hermanos?
Felicidades a monseñor Agrelo. No es fácil para un obispo salir a la palestra pública y exponerse a las iras, filias y fobias de los trols de la Red. Hay que tener temple y agallas. El las tiene y franciscanas. Sabe lo que dice y, además, lo sabe decir bien. Rara avis entre nuestros hermanos obispos.
Felicidades a Juan Masiá, siempre tan cortés en la discrepancia, tan humano, tan franciscaco siendo jesuita.
El diálogo entre ambos ha servido para esponjar el alma de muchos. Para muestra, dos botones:
"Es de agradecer este diálogo. Es la primera vez que presenciamos un diálogo en internet, a la vista de todos, entre un obispo y un sacerdote. A la vista está que hablando se entiende la gente y que el ordeno y mando no hace sino profundizar la brecha de malentendidos y divisiones. Ojalá esta iniciativa cuajara y se diera más diálogo sereno entre obispos y los que disienten. Ojalá sus hermanos obispos tomaran ejemplo de usted y se animaran a dialogar. El pueblo llano lo agradeceríamos. Estamos hartos de las condenas inmisericordes y sin argumentos". De una hermana iletrada.
O éste otro:
"Los cristianos de calle, los que estamos en la base agradecemos el carácter público de estas conversaciones sobre Cristo y su mensaje y la manera de explicitarlo de la Iglesia Universal. Se trata de un diálogo cordial entre dos hermanos en la fe, conocedores de la compleja realidad de la Iglesia, criticos con las incongruencias y enamorados de Cristo. necesitamos este tipo de "conversaciones" acerca de las maneras de concretar el evangelio por parte de la Iglesia (comunidad de creyentes) y, aunque estén "dirigidas" por los que saben (ustedes), el resto (especialmente los seglares) podamos participar de manera activa. ¿no creen?". Murciano
De los demás, de los impresentables, olvídense, monseñor y profesor. Aunque, a veces, duelan, no podemos hacerles caso. Lo sabe bien el profesor Masiá, asaeteado con saña por los que no piensan como él. Monseñor, tamibén éstos, los que insultan, son hermanos nuestros...
Gracias a los dos. Ha sido la primera y espero que no sea la última vez. A pesar de los trolls, que, por mucho que lo intenten, no conseguirán ensuciar el agua limpia del deabte sereno de los hermanos en la fe.
José Manuel Vidal