Carta abierta a Antonio Fernández, cura de Ourense

Y la pagaste, porque el obispo, monseñor Quinteiro, cedió a las presiones. Y te cambió a la otra punta de la diócesis. Sin hacer caso a la inmensa mayoría del pueblo, que hasta organizó una manifestación a las puertas del obispado, para que no se llevaran a "su" cura.
Y te fuiste a Piñor de Cea (y varias parroquias más), pero te llevaste a tu gente en el corazón y tus principios, tu forma encarnada de ser cura en el alma. Y volviste a ganarte a la gente. Con la misma receta y con idéntica dedicacion y entrega. Y, por supuesto, sin renunciar a tus principios ideológicos.
Por eso, mientras gran parte del presbiterado ourensano está a partir un piñón con Baltar y compañía, tú decidiste hacer algo por tu pueblo desde la otra orilla, desde el Psoe. Porque estabas convencido de que se puede ser cura y militante socialista. Y hasta tuviste el coraje de presentarte a las elecciones. Y quiso Dios que salieses elegido concejal. Y ahí se volvieron a recrudecer tus problemas con las "autoridades" civiles y religiosas. "Habrase visto, qué desfachatez, y, encima, por los socialistas..."
Todos conocemos a los curas que "carrexan" votos para el PP. Todos sabemos que, durante más de diez años, el cura Julio Rodríguez fue concejal, portavoz y edil del PP en Castrelo do Val. Todos sabemos de las andanzas de Don Gumersindo, en paz descanse...Y de tantos otros curas casados con la derecha.
Pero, con la izquierda, pocos. Desde los tiempos de Celso Montero, los curas de izquierdas fueron desapareciendo...Y llegas tú y quieres embarcarte en ese barco al que la Iglesia mira con tanto recelo...Y, después de Zapatero, aún más. Y, como era de esperar, te llamaron al orden. Desde las más altas instancias. Y Quinteiro (el obispo que no es ya obispo de Ourense desde hace más de un año) te arreó un rotundo baculazo: o dejabas la política o la sotana.
Saliste en todos los medios. Fuiste la "comidilla" incluso nacional. Pero no entraste al trapo mediático. Y eso que me consta que no te faltaron ofertas. Optaste por la prudencia y el silencio, mientras, con tus amigos y tu conciencia, tomabas la decisión: dejar la concejalía casi sin estrenar y seguir siendo cura.
Admiro tu decisión. Una decisión nada fácil. Porque te hicieron optar entre dos vocaciones o una vocación y una profesión, que son rofudamenet complementarias. Sobre todo, en el universo rural gallego, abandonado de la mano de Dios y de los hombres, donde el servicio espiritual lleva aparejado el humano.
Una buena prueba de fuego vocacional. Y una muesca más en el camino de tu crecimiento personal. Porque, seguro que habrás sacado de todo esto interesantes lecciones.
De momento, has dejado en ridículo a los "murmuradores" de siempre, a los que decían aquello de que "seguro que ya tiene una salida buscada..."
Lección para el obispo, para el vicario general, José Estévez (el eterno retorciño, que todavía hoy salía remachando el clavo de la suspensión) y, sobre todo, a la norma canónica.
Tu gente te querrá más todavía. Si es que te dejan con ella. Si no te mandan, en represalia por tu "desfachatez", a la otra punta de la diócesis. No saben (o sí lo saben, pero les da igual) que tu opción por los pobres es clara y que no buscas, como otros, el escalafón clerical para medrar.
¡Ojalá sigas conservando tu valentía! Que no te pueda el miedo ni la terrible presión de la institución. Valentía para pedir, por ejemplo, que se aplique la misma medida con todos los curas de Ourense que, además de curas, ejercen otra profesión. Y mira que los hay. A patadas. Desde maestros y profesores, hasta banqueros, médicos, comandantes o enfermeros...
Querido Antonio, conserva tus ideales, no pierdas los cristos. Y, cuando vengas por Madrid, llámame y echamos una parrafada. O, mejor, cuando vaya yo por nuestra tierra, a la que vuelvo a menudo, te llamo, quedamos y nos vemos. Un fuerte abrazo.
José Manuel Vidal