El Papa de la bandeja
No era normal que un Papa llevase su cartera o que abrazase a la gente o que hiciese signos con el pulgar o que improvisase en cada una de sus apariciones. Se ha terminado la sacralización del papado. Normalizar el papado y convertirlo en un servicio a la Iglesia. Despojarlo del polvo de los siglos.
Prescindir de la paja. Centrarse en el grano. Ir a lo esencial. Acercarse a la gente. Bajarse del pedestal. Compartir las penas y las alegrías del pueblo. Mojarse, embarrarse, mancharse las manos con la "carne de Cristo", que son los pobres. Pasar de las encíclicas en letra a las encíclicas en gestos.
Porque el Papa Francisco con la bandeja, haciendo cola, en el comedor de los obreros del Vaticano es toda una encíclica. Más que una encíclica. O una encíclica diferente, que llega, que cautiva, que llama la atención, que la entiende todo el mundo, que la juzga todo el mundo. Para lo bueno y para lo malo. Los sacralizadores están que trinan. Y a cada nueva encíclica gestual del Papa responden con reproches y con apelaciones a la continuidad y a la carga sacral del papado...
El Papa en un selfservice. La teología del selfservice: me sirvo, no me sirven, sirvo a los demás. Por algo es y reivindica el título de "servus servorum".
José Manuel Vidal