El Papa niño
Ahí radica, a mi juicio, una de las claves explicativas de la gran capacidad de seducción que, sobre creyentes o no creyentes, está desplegando el Papa Bergoglio. Francisco nos recuerda con su propia vida, con su propio testimonio que ser cristianos es vivir en plenitud, renunciando a la rigidez de la ideología y asumiendo los riesgos y los problemas que la vida conlleva. La verdad, como la vida, es clara y sencilla, como el agua que salta hasta la vida eterna.
La revolución del Papa Francisco consiste en haberse convertido en un testigo creíble del Evangelio. Y eso la gente lo ve y lo admira. Es posible seguir a Jesús. Es posible ser felices, siguiendo a Jesús y su estilo de vida.
Podrá hacer más o menos reformas (que las hará, muchas y rápidas), podrá incluso cometer errores y equivocaciones, la gente continuará siguiendo al Papa. Porque es auténtico. Con sus virtudes y sus fallos. Porque es humano y algo divino a la vez. Porque contagia esperanza y transmite veracidad.
La primavera de Francisco será una realidad en la Iglesia si todos, fieles y clero, acompasamos nuestra vida a la del Papa y transparentamos lo que vivimos: la alegría del Evangelio.
José Manuel Vidal