¿Castillo, Biord, Cabrera, Aguirre y Álvarez, al Senado del Papa? ¿Cinco capelos (bienvenidos) para Latinoamérica en el próximo consistorio?

Birrete cardenalicio
Birrete cardenalicio

Francisco ha roto todos los moldes, los usos y las costumbres palaciegas y protocolarias al respecto de la creación de cardenales

Francisco cambió radicalmente los criterios de elección cardenalicia: Ni carrerismo, ni presiones curiales ni derechos adquiridos. Ahora, los criterios son otros y huelen mucho más a Evangelio

En ese epígrafe encajaría a las mil maravillas el dominico español monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado en la Amazonía peruana

La clave política y geoestratégica externa podría ser el motivo determinante de la concesión papal de los otros cuatro birretes latinoamericanos a monseñor Castillo, monseñor Biord, monseñor Álvarez y monseñor Cabrera

Parece que está al caer un nuevo consistorio de creación de cardenales. De hecho, los rumores y las especulaciones proliferan. Como es lógico, los nombres de los nuevos purpurados sólo los sabe Francisco, pero estamos en posición de poder adelantar la identidad del quinteto latinoamericano, al que, probablemente, el Papa podría conceder el birrete: Castillo, Biord, Cabrera, Aguirre y Álvarez.

Los cardenales son ‘creados’ por el Papa reinante. Como la propia palabra indica, la creación cardenalicia es una decisión absolutamente personal e intransferible del Sumo Pontífice. Y más, en el caso de Francisco, que ha roto todos los moldes, los usos y las costumbres palaciegas y protocolarias al respecto.

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Birrete
Birrete

Con Francisco se acabaron los derechos adquiridos históricamente por las grandes diócesis del mundo. Milán, Los Ángeles, Venecia o Toledo no tienen cardenal en estos momentos, por ejemplo. Con esa decisión, el Papa le ha metido un rejón al clericalismo del escalafón, según el cual el obispo que conseguía llegar a una de las grandes diócesis del mundo tenía asegurado el capelo. Ahora, tiene que ganárselo...de otra manera.

Y es que Francisco cambió radicalmente los criterios de elección cardenalicia: Ni carrerismo, ni presiones curiales ni derechos adquiridos. Ahora, los criterios son otros y huelen mucho más a Evangelio.

El primer criterio es que los elegidos tienen que ser, a juicio del Papa, pastores con olor a oveja, es decir abiertos a los signos de los tiempos, decididos a cuidar (no sólo de boquilla) al rebaño y a colocarse unas veces por delante de él, otras por detrás y otras en medio. Es decir, obispos servidores y sinodales, para entendernos.

Pasado este primer filtro, tienen muchas opciones para el capelo los obispos de las periferias físicas o espirituales. Y no se trata sólo de estar en una periferia geográfica o eclesiástica (como monseñor Marengo, cardenal de Mongolia), sino de estar encarnado a fondo en esas periferias. Entregados a fondo a los más pobres, luchando por el cuidado de la creación, sin pretensiones de subir de estatus o conquistar una diócesis mejor y más rica.

Martínez de Aguirre con una familia del Amazonas
Martínez de Aguirre con una familia del Amazonas

En ese epígrafe encajaría a las mil maravillas el dominico español monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado en la Amazonía peruana y miembro de la REPAM. Desde julio de 2001, poco después de ser ordenado presbítero, es misionero y tiene a su cargo una inmensa área  de la Amazonía peruana, con no mucha población, viviendo muchas veces en zonas a las que resulta difícil acceder, y de distintas etnias y lenguas, lo que supone un reto para continuar la evangelización y consolidación de la Iglesia.

El tercer criterio de Francisco para elegir a los miembros de su senado tiene que ver con los merecimientos personales. Hay obispos, que estén donde estén, hagan lo que hagan y tengan la edad que tengan merecen formar parte del colegio cardenalicio, como el albanés de 95 años, Ernest Simoni, que pasó 28 años en las cárceles comunistas de Enver Hoxha.

Y el último criterio gira entorno a los grandes objetivos estratégicos eclesiales. Tanto hacia adentro, como hacia afuera. El caso de McElroy, arzobispo de San Diego, se explica en clave estratégica interna, para contrapesar el escoramiento claramente ultraconservador de gran parte de la jerarquía norteamericana.

Mon. Carlos Castillo
Mon. Carlos Castillo

La clave política y geoestratégica externa podría ser el motivo determinante de la concesión papal de los otros cuatro birretes latinoamericanos a monseñor Castillo, monseñor Biord, monseñor Álvarez y monseñor Cabrera.

 Carlos Castillo fue ya una apuesta personal del Papa para suceder al problemático y ultra cardenal Cipriani al frente de la archidiócesis de Lima. Desde entonces, lleva años intentando poner orden y limpiar la suciedad y el alineamiento político conservador de su predecesor del Opus Dei, que debe tener tantos cadáveres en su armario que el Vaticano le ha prohibido volver a pisar la capital peruana.

Además, en plena investigación del Sodalicio y de sus miserias por parte de la comisión especial Scicluna-Bertomeu, Castillo necesita el aval del birrete, para dialogar al máximo nivel con las autoridades políticas y, en cierto sentido, poder pedir cuentas a algunos de sus compañeros en el episcopado. Concretamente, a los 10 obispos que, además del sodálite monseñor Eguren (obligado a renunciar a sus diócesis por parte de Roma), acogieron en sus respectivas diócesis, mimaron y se aprovecharon del enorme caudal de dinero que movía el Sodalicio y su potente holding empresarial.

A Castillo, con birrete, le será más fácil frenar las incontroladas y evidentes ganas de monseñor Cabrejos, arzobispo de Trujillo y presidente del episcopado peruano, por alcanzar la púrpura. Tantos deseos tiene que todo el mundo sabe, en Perú y en Latinoamérica, que lleva años haciendo lo indecible por conseguirlo. Sin éxito, porque a Francisco no le gustan los trepas.

Raúl Biord Castillo
Raúl Biord Castillo

 Y, sobre todo, con birrete, Castillo podrá hacer frente a la eventual disolución del Sodalicio e intentar conseguir que repare a las víctimas y deje de poner en peligro el Concordato. A un Castillo vestido de púrpura le resultaría más fácil hacer frente el enorme poder del Sodalicio, un gran holding empresarial, con todo una ingeniería financiera montada, para lavar dinero en paraísos fiscales y que parece estar dispuesto a morir matando.

 En peores circunstancias políticas, si cabe, se encuentra el recién nombrado arzobispo de Caracas (nombramiento personal de Francisco), Raúl Biord, con un país en efervescencia, unas elecciones cuestionadas internacionalmente, manifestaciones en la calle contra Maduro, el exilio de Edmundo González en España y el régimen que reprime a los opositores.

El birrete le permitiría a Biord elevarse de categoría en su interlocución con Maduro. Hombre de diálogo, el nuevo arzobispo de Caracas pasa por tener puentes abiertos con el régimen y puede convertirse en un buen mediador ante el caos que parece amenazar al país.

l presidente López Obrador y el presidente de la CEM, Mons. Rogelio Cabrera
l presidente López Obrador y el presidente de la CEM, Mons. Rogelio Cabrera CEM

Las circunstancias políticas también aconsejarían el birrete para el arzobispo de Monterrey y presidente del episcopado mexicano, monseñor Cabrera. Con su capacidad de diálogo y de mediación reconocidas, el birrete podría convertirlo, junto al cardenal Aguiar, primado de México, en los dos referentes eclesiales moderados, para relacionarse con Sheinbaum y su partido, Morena, que acaba de arrasar en las recientes elecciones celebradas en México.

Extraordinariamente simbólico sería el capelo para monseñor Rolando Álvarez, el obispo mártir y profeta de Matagalpa (Nicaragua), encarcelado y torturado por el régimen de Ortega-Murillo y desterrado a Roma en un evidente exilio forzoso. Con el birrete, la voz profética del prelado nica seguiría resonando, para apoyar y animar a los nicaragüenses víctimas del régimen, a la Iglesia perseguida y controlada y a los abundantes clérigos obligados también a exiliarse. Rolando cardenal sería un revulsivo para la Iglesia nica que sufre y aguanta, y un aviso a navegantes para el régimen de Ortega-Murillo.

Monseñor Rolando Alvarez en prisión
Monseñor Rolando Alvarez en prisión

Un quinteto, pues, de hombres de Francisco, abiertos, rectos, preparados y dialogantes, que podrían tener el premio de sus cinco birretes. No para presumir o pavonearse, sino para ponerlos al servicio de los más pobres y de una Iglesia sinodal. Pero eso, a ciencia cierta, sólo lo sabe Francisco. A los periodistas nos toca analizar indicios, estudiar circunstancias y lanzar posibles propuestas, sin ánimo de influir en la soberana voluntad de un Papa al que admiramos.

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