Una entrevista para enmarcar
En un despacho sencillo, ante una mesa de escritorio despojada, el periodista va planteando al Papa las diversas cuestiones. Se nota que hay química entre ambos. Son como dos amigos hablando de cosas serias.
En un ambiente distendido, con preguntas cortas, Cymerman plantea el tema de la eventual independencia de Cataluña o los grandes problemas sociales y espirituales. Como el diálogo interreligioso, que el Papa quiere buscar "sin renunciar a la propia identidad". O la persecución religiosa contra los cristianos, de la que Francisco dice que "es más fuerte que la de los primeros siglos de la Iglesia". Y, como es lógico, Francisco denuncia la violencia en nombre de Dios
También abordan la pobreza y la desigualdad. Y el Papa explica su ya célebre teoría del descarte
En cuanto a lo personal, el Papa confirma que no quiere obsesionarse con su seguridad, que sabe que le puede "pasar algo", pero que también sabe que está "en manos de Dios". Por eso, no quiere el 'papamóvil', porque no puede "abrazar a un pueblo y decirle que le quiero dentro de una lata de sardinas". Y, como siempre, con un toque de sensatez y de humor exclama: "A mi edad, seamos realistas, hay poco que perder".
Confirma también que seguramente seguirá el ejemplo de Benedicto XVI y presentará su renuncia, cuando Dios quiera, al tiempo que sueña con ser un Papa con entrañas de párroco, un Papa revolucionario "desde las raíces", que confiesa su pasión futbolera ("espero poder ver algún partido"). Y concluye avanzando un epitafio que lo retrata: "'Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo'. Con eso me conformo".
Una entrevista para enmarcar. De un periodista sencillo y un Papa que no parece Papa, que normaliza el papado, sin ínfulas de Papa-Rey. Un Papa con sentido común, con sencillez, con capacidad pedagógica, con sentido del humor. Un Papa natural, al que da gusto escuchar, porque transmite bondad y autenticidad. Y no le duelen prendas a la hora de denunciar los atropellos del sistema contra los pobres, la "carne de Cristo". Por eso le llaman ya el Papa Bautista, porque, como Juan Bautista, señala con el dedo a los explotadores.
Vale la pena escucharla íntegra. Por lo que dic y por cómo lo dice.
José Manuel Vidal