Los obispos españoles cierran filas con el Papa
Hablar en la Iglesia de comunión con el Papa significa cerrar filas en torno a Francisco. Un apoyo explícito que cobra más valor si lo ponemos en el contexto de la reciente carta publicada por cuatro cardenales (Cafarra, Meisner, Brandmüller y Burke), en la que se pone en tela de juicio el magisterio de la exhortación pontificia, fruto de dos Sínodos, y se le piden explicaciones al mismísimo Papa de Roma.
Es verdad que los cardenales rebeldes sólo son cuatro de 216, pero se trata de cuatro figuras cardenalicias del 'antiguo régimen', que desempeñaron papeles de renombre en los pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
En este debate a favor o en contra de la 'Amoris Laetitia' (o lo que es lo mismo, a favor o en contra del Papa Bergoglio), los obispos españoles se han decantado abiertamente por Francisco. Y lo hacen de una forma absolutamente convencida. De ahí los dos adjetivos medidos, que utilizan a la hora de hablar de la comunión que sienten con el Papa: “cordial y obediente”. Una obediencia, pues, al Papa, que les sale del fondo del corazón. O eso dicen.
La 'Amoris Laetitia' levantó ampollas no sólo entre los cuatro cardenales, sino también en la franja de católicos rigoristas a los que, en cierto sentido, los susodichos purpurados lideran. Principalmente, porque pasa de la doctrina al Evangelio, coloca a la Iglesia en posición de madre que abre sus puertas a las parejas heridas por la vida, facilita la consecución de la nulidad e invita a los sacerdotes a discernir el acceso de los recasados a la comunión.
Ante estas mínimas aperturas, que no cuestionan en absoluto la indisolubilidad del matrimonio, los rigoristas han puesto el grito en el cielo. Se niegan a que la Iglesia deje de ser una aduana para pasar a ser hospital de campaña. Algunos, incluso, llegan a tildar de hereje al Papa.
Sabedores de esa contienda soterrada, los prelados españoles salen en defensa de la exhortación de Francisco y la describen como “un excelente documento, que es un servicio extraordinario a la Iglesia y una inestimable ayuda a la humanidad ante los desafíos que padece actualmente la familia”.
Además, nuestros obispos se apuntan a “recorrer la vía de la caridad”, a la que invita la carta apostólica 'Misericordia et misera', en la que el Papa amplía definitivamente la potestad de absolver del pecado del aborto a todos los sacerdotes.
Y para que no quede lugar a dudas de la sintonía total del episcopado español con el Papa Francisco, tras la adhesión al Jubileo y a los dos documentos papales, los prelados expresan su adhesión global al ministerio petrino. “Que el Señor continúe alentando su dedicación abnegada al ministerio que le ha confiado. Cuente con nuestra cercanía y apoyo en las dificultades y las pruebas que la fidelidad al Evangelio le exija”.
Y concluyen su carta con un “¡gracias por su ejemplo que nos ilumina en el camino!”, indicando, con ese agradecimiento, que están preparados y dispuestos a seguir la vía de las reformas que está recorriendo la Iglesia de mano de Francisco.
Los 'impulsores' de la carta fueron dos obispos religiosos: El claretiano cardenal Fernando Sebastián y el agustino obispo de Tarazona, Eusebio Hernández. Pero a la misiva, firmada, como corresponde, por el presidente del episcopado, cardenal Blázquez, se sumó el colectivo episcopal entero.
Es de esperar que esta toma de postura pública y teórica se plasme en la práctica pastoral de todas las diócesis españolas. Tomar partido teórico por el Papa era necesario. Pero también lo es sumarse en la práctica a la primavera de Francisco y subirse al carro de la ilusión que está recorriendo el mundo.
José Manuel Vidal