No te rompas, Francisco-roca
Todos quieren que involucre su autoridad moral planetaria conquistada en poco más de un año en las grandes causas de la humanidad doliente y sufriente. ¿Podrá con todo Francisco? ¿Será capaz de seguir cargando sobre sus hombros el peso de la Iglesia (sobre todo de la que se resiste al cambio) y el peso de la guerra y de los dramas del mundo?
Cuenta con la fuerza de Dios y con la ferviente oración de los creyentes. Pero los problemas parecen irresolubles, incluso para un Papa como él. Y Francisco sufre y experimenta el dolor de la impotencia. Las fuerzas del mal acechan.¡Cómo tiene que dolerle la guerra de Israel contra Gaza, después del intento de paz escenificado en la oración en el Vaticano con los presidentes de Israel y de Palestina!
Los buitres de la guerra sobrevuelan de nuevo el cielo del Medio Oriente. En Gaza, pero también en el interminable conflicto de Siria, al que ha venido a añadirse el del Ejército Islámico en Irak. Fanáticos que en nombre de Dios matan y utilizan la religión para esparcir odio y violencia.
Al dolor de la guerra, se ha añadido estos días el pánico ante el Ébola en África. Y los ojos de los africanos se vuelven también hacia el Papa. Para que se involucre, una vez más. Y pida ayuda urgente del mundo. Y solicite a USA que adelante lo máximo posible la vacuna que pueda contrarrestar la mortal epidemia.
Y Francisco no es un Papa que se esconda. Al contrario, se implica, no escapa, no se justifica, no claudica, no huye. Interviene, se hace presente, hace lo que dice, predica y da trigo. Francisco está siempre "en salida", en la actitud que le pide a su Iglesia. No se reserva, no anda con componendas, no utiliza la falsa prudencia, para esconderse detrás de ella.
¿Podrá con todo ese peso Francisco? ¿No es demasiado para una sola persona? ¿No es demasiado peso sobre sus hombros? Sólo nos queda rezar por él. Y pedirle al Altisimo que lo cuide.
¡No te rompas, Francisco-roca! La Iglesia y el mundo te necesitan. ¡Queda tanto por hacer! No te rompas, papa de los pobres. Eres su única esperanza. No te rompas, papa de la paz. Sin ti, los halcones de la guerra reinarán a sus anchas en Oriente Medios y en el mundo.
José Manuel Vidal