Aun sin estar enfermo, me siento débil

Enfermos y Debilidad

Aun sin estar enfermo, me siento débil

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(Freepìk)

            Un amigo me ha preguntado, así a bocajarro:

- ¿Estás enfermo?

- ¿Por qué?, le contesto.

- Como siempre estás escribiendo esos artículos para gente enferma, para la radio…

Y ahora no sé qué responder aquí sobre el particular. Tal vez porque todos llevamos dentro de nosotros nuestra parte débil y nuestra parte sana.

Me siento débil, como tú. Vivo esas mismas preocupaciones y problemas que tú vives. Y te seguiré ofreciendo un poco la exigua luz de mi experiencia y reflexión; algo de la fuerza de otros hombres que nos enseñaron a llevar con dignidad de alma los sufrimientos de este mundo. Y quisiera, sobre todo, darte la ayuda de El, Jesús, Dios y hombre verdadero. Renacerá en nosotros de nuevo la esperanza, perdida tal vez durante algún tiempo. Si en tu alma existen las tinieblas, no temas: la aurora puede despertar.

Dijo Jesús: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, quedará solo; pero si muere, llevará mucho fruto.” (Jn. 12,24). La misma naturaleza es un signo de nuestra fe, llena de esperanza. Morir el trigo para fructificar en espiga; enterrarse para florecer. Después del invierno llega la primavera; tras la tormenta luce el sol con brillo inusitado.

Déjame adentrarme en tu mundo… Mi estancia procurará ser discreta, breve, pero llena de calor. Con la novedad del amigo desconocido.

Un día el Señor en su Providencia limitó mi lenguaje oral. Ya no puedo hablar como en los días de mi juventud. Y lo agradezco a Dios. ¡Cuántas palabras ociosas pronunciamos! Ahora me alegra dedicar más tiempo a la meditación, a la lectura de libros del espíritu… y al diálogo a través del medio escrito. ¿No puede esto ser un regalo de la Providencia para nosotros?

Cada semana, querido amigo, estoy contigo unos minutos. Si mi palabra te enriquece, da gracias a Dios, dador de todo bien. ¿Te aburre? busca otra emisora, enseguida lo olvidarás. Ojalá beneficie a tu alma, comunícalo en ese caso a otro enfermo o sano. Todos somos un poco de las dos cosas. Y el bien es difusivo de sí mismo.

José María Lorenzo Amelibia

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