Los libros buenos a algunos aburren, pero…
Enfermos y Debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
Los libros buenos a algunos aburren, pero…
Estoy seguro de que más de una vez te habrá ocurrido lo que a mí: comenzar a leer un libro, aburrirte durante unas cuantas páginas con él, y dejarlo olvidado entre un montón de papeles para retomarlo en otra ocasión. Un día al hacer limpieza, lo descubrimos de nuevo y lo dejamos sepultado en una estantería para nunca jamás acordarnos de él.
Algo así me ocurrió con “El libro de la vida” de Santa Ángela de Foligno. Pero hubo una pequeña variante: ¡Lo he de leer entero!, me dije a mí mismo. Y no me ha penado. Tiene el libro una cáscara dura, como las nueces, pero su fruto resulta exquisito. Trata de las revelaciones que la Santa obtuvo de la Divina Sabiduría. Y ¡qué lecciones aprendí! No quisiera olvidarlas jamás.
Habla la Divina Sabiduría; nos habla Dios. Y nos invita. Y nos traza un camino para acudir a su invitación. Y ¿cuál es el itinerario? Al advertirlo recorre por todo mi cuerpo un escalofrío: El sendero es la tribulación. Por él marchan hacia la Vida los pobres, los enfermos, los castos, los que sufren.
Me quedo pensativo y compruebo que coincide esta revelación con las Bienaventuranzas del Evangelio y con la parábola de los invitados a la boda. Una vez más constato que los caminos de Dios no son los senderos de los hombres. ¡Señor -digo- que me dé cuenta! Cuando sufro, Tú está más cerca de mí. Entonces marcho por el camino de tus invitados a las Bodas Eternas.
Ojalá todos los enfermos, los marginados, los que sufrís reveses de fortuna o tratos injustos, ¡sí!, que luchéis por salir de ese estado, pero con paz; pero sin pretender un resultado satisfactorio a para vuestra naturaleza a toda costa. Y dándoos cuenta siempre de que Dios os mima y purifica para el cielo.
Nos dice Ángela de Foligno que nosotros, los enfermos, somos los predilectos del Amado y conseguiremos lo mejor y más importante: la conversión del alma, y el crecimiento en gracia. Es el sufrimiento como la lluvia que cae en tierra recién sembrada: hace germinar las plantas. ¡Qué bella la primavera! ¡Qué sabrosos los frutos del verano y otoño!
Conviene mucho que lo tengas en cuenta: no cambiar el plan de Dios. Algo bueno tendrá el sufrimiento cuando él nos purifica y nos lleva hacia Dios.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2