¿Amor sexual sin ley y contra la salud?
Desde la fe cristiana es fácil afirmar que el amor sexual es una modalidad del amor de los esposos, que, gracias al sacramento del matrimonio, pueden vivir con caridad cristiana. Pero en la práctica, hablar hoy día del amor sexual es de lo más complejo. Parece casi imposible tratar de la sexualidad sin caer en algún extremismo: o bien la respuesta de total libertad, la de la revolución sexual, o bien la respuesta conservadora que mantiene criterios fisicistas-biologistas contrarios a la antropopología moderna. Para evitar una actitud radicalizada, mucho me ha servido la anécdota del joven que en 1968 me pedía una explicación del tema sexual, pero “de hombre a hombre”. Desde entonces, procuro exponer el tema de la sexualidad comenzando por lo humano, lo aceptable para todos, afirmando a continuación unos criterios previos sobre la identidad religiosa de quien escucha-lee, para terminar con la respuesta de la fe en la Iglesia.
“De hombre a hombre”. La explicación de lo sexual
En el año de la revolución sexual (1968), en la Universidad católica de Arequipa (Perú), un alumno ante más de cien compañeros-as, me lanzó esta pregunta: “padre, díganos de hombre a hombre, ¿por qué la Iglesia prohibe las relaciones sexuales extramatrimoniales?”
Con tranquilidad le respondí: antes dime tú en nombre de qué ética quieres que te responda?
¿En la ética que evita ir a la cárcel? Bien, pero recuerda la de personas que aquí en Perú están en la cárcel “por delitos contra el honor personal”.
¿En nombre de la ética que evita ir al hospital? Bien, pero ten presente la de enfermedades ocasionadas por el descontrol sexual.
¿En nombre de la ética que evita el deshonor? Bien, pero ten presente la de conflictos sociales que tienen su origen en la afectividad y sexualidad desordenadas.
¿Quieres que te responda en nombre de la ética cristiana? No tengo inconveniente. Y así lo hice.
Esta anécdota me ayudó a plantear el tema del sexo, del amor sexual con una serie de criterios, humanos o antropológicos, que parten de lo más elemental, (evitar la cárcel, el hospital o el deshonor social) hasta llegar a los criterios del Magisterio de la Iglesia, presentes en la Moral cristiana.
En el marco cultural de la revolución sexual
Para explicar en el 2011 una sexualidad que sea legal, ética, resposable y digna de la palabra “amor”, es preciso situar la sexualidad en el marco de la revolución sexual con el triunfo de la sexomanía sobre la sexofobia y con el respaldo cada vez mayor de la antropología a favor de la libertad sobre la autoridad.
Perspectiva social: de la sexofobia a la sexomanía Crece por días la explosión entusiasta e indiscrimanda por lo sexual (sexomanía) como reacción a la actitud represiva de tiempos pasados (sexofobia).
Efectivamente, del silencio y desprecio sobre lo sexual pasamos a la supervaloración y difusión;
del rigidismo nomativo al libertinaje “liberador”;
del criterio “en materia de sexo no hay parvedad de materia” a la actitud laxista que sostiene “el sexo con amor no es pecado”;
de la excesiva seguridad que cuadriculaba la conducta sexual, a la ambigüedad y el relativismo; del legalismo a la permisividad,
del inmovilismo a la revolución sexual, (la única revolución que ha triunfado),
de la exaltación del factor biológico al personalismo subjetivista,
del tabú al consumismo sin escrúpulos,
de la sacralización y desacralización a la pseudoliberación religiosa del sexo y de la droga.
Junto a la revolución ideológica está el bombardeo erótico como fenómeno social que caracteriza a la sexualidad.
Hoy día, el erotismo se ha convertido en un mito, pero asequible a la consumición de cualquiera.
El sexo es el reclamo publicitario más seguro, como la pornografía es el negocio de buenos dividendos.
No existe escrúpulo en consumir sexo, pero sin compromiso, como un pasatiempo “inocente” que a nada compromete al hombre-masa de nuestro tiempo.
Sin embargo, alarma el aumento del alto porcentaje de madres solteras,
las violaciones de menores,
la de mujeres acosadas sexualmente,
el uso de anticonceptivos que perjudican la salud,
los abortos por la intimidad sexual irresponsable,
el sida por contacto sexual,
las enfermedades venéreas,
las rupturas matrimoniales por infidelidad o incompatibilidad sexual, etc.
¿Qué otros aspectos completan el interogante propuesto, el amor sexual sin ley contra la salud? El de los factores de la revolución sexual; el primer criterio:evitar la cárcel; el segundo criterio, no ir al hospital. Son temas que tratará el próximo artículo.
“De hombre a hombre”. La explicación de lo sexual
En el año de la revolución sexual (1968), en la Universidad católica de Arequipa (Perú), un alumno ante más de cien compañeros-as, me lanzó esta pregunta: “padre, díganos de hombre a hombre, ¿por qué la Iglesia prohibe las relaciones sexuales extramatrimoniales?”
Con tranquilidad le respondí: antes dime tú en nombre de qué ética quieres que te responda?
¿En la ética que evita ir a la cárcel? Bien, pero recuerda la de personas que aquí en Perú están en la cárcel “por delitos contra el honor personal”.
¿En nombre de la ética que evita ir al hospital? Bien, pero ten presente la de enfermedades ocasionadas por el descontrol sexual.
¿En nombre de la ética que evita el deshonor? Bien, pero ten presente la de conflictos sociales que tienen su origen en la afectividad y sexualidad desordenadas.
¿Quieres que te responda en nombre de la ética cristiana? No tengo inconveniente. Y así lo hice.
Esta anécdota me ayudó a plantear el tema del sexo, del amor sexual con una serie de criterios, humanos o antropológicos, que parten de lo más elemental, (evitar la cárcel, el hospital o el deshonor social) hasta llegar a los criterios del Magisterio de la Iglesia, presentes en la Moral cristiana.
En el marco cultural de la revolución sexual
Para explicar en el 2011 una sexualidad que sea legal, ética, resposable y digna de la palabra “amor”, es preciso situar la sexualidad en el marco de la revolución sexual con el triunfo de la sexomanía sobre la sexofobia y con el respaldo cada vez mayor de la antropología a favor de la libertad sobre la autoridad.
Perspectiva social: de la sexofobia a la sexomanía Crece por días la explosión entusiasta e indiscrimanda por lo sexual (sexomanía) como reacción a la actitud represiva de tiempos pasados (sexofobia).
Efectivamente, del silencio y desprecio sobre lo sexual pasamos a la supervaloración y difusión;
del rigidismo nomativo al libertinaje “liberador”;
del criterio “en materia de sexo no hay parvedad de materia” a la actitud laxista que sostiene “el sexo con amor no es pecado”;
de la excesiva seguridad que cuadriculaba la conducta sexual, a la ambigüedad y el relativismo; del legalismo a la permisividad,
del inmovilismo a la revolución sexual, (la única revolución que ha triunfado),
de la exaltación del factor biológico al personalismo subjetivista,
del tabú al consumismo sin escrúpulos,
de la sacralización y desacralización a la pseudoliberación religiosa del sexo y de la droga.
Junto a la revolución ideológica está el bombardeo erótico como fenómeno social que caracteriza a la sexualidad.
Hoy día, el erotismo se ha convertido en un mito, pero asequible a la consumición de cualquiera.
El sexo es el reclamo publicitario más seguro, como la pornografía es el negocio de buenos dividendos.
No existe escrúpulo en consumir sexo, pero sin compromiso, como un pasatiempo “inocente” que a nada compromete al hombre-masa de nuestro tiempo.
Sin embargo, alarma el aumento del alto porcentaje de madres solteras,
las violaciones de menores,
la de mujeres acosadas sexualmente,
el uso de anticonceptivos que perjudican la salud,
los abortos por la intimidad sexual irresponsable,
el sida por contacto sexual,
las enfermedades venéreas,
las rupturas matrimoniales por infidelidad o incompatibilidad sexual, etc.
¿Qué otros aspectos completan el interogante propuesto, el amor sexual sin ley contra la salud? El de los factores de la revolución sexual; el primer criterio:evitar la cárcel; el segundo criterio, no ir al hospital. Son temas que tratará el próximo artículo.