¡Ayudemos al Papa Francisco I en la nueva evangelización!

Impresionante: desde el primer momento el Papa Francisco se encomienda a nuestras oraciones. Pide nuestra ayuda él, que se manifiesta como humilde y valiente. Al papa Francisco como a san Francisco de Asís le toca “reparar su Iglesia” que hoy necesita una nueva evangelización. ¿Cómo ayudarle? Mediante nuestra corresponsabilidad y a imitación de san Francisco de Asís y de otros santos. Pediremos por sus intenciones y por nuestros deseos: que siga creciendo en santidad: humilde como persona, valiente como cristiano, ilusionado como sacerdote que sabe ilusionar, comprensivo y exigente, coherente en el gobierno de la Iglesia, con radicalidad en su vida de austeridad, Pontífice-padre de la comunión eclesial… y, sobre todo, hombre de Dios, capaz de motivar la caridad a los creyentes y la fe a los no creyentes. Que nuestra ayuda se convierte en corresponsabilidad según posibilidades.

¿A quién corresponde la nueva evangelización?
La nueva evangelización interpela a toda la Iglesia. Pero de hecho palpamos que la comunidad de bautizados comprende a los que quieren y pueden evangelizar, la oveja fiel en el rebaño con un mínimo de porcentaje de bautizados, y a todos aquellos que están alejados de la práctica religiosa, de la Iglesia y de la misma fe, las 99 ovejas perdidas. Aquí el buen pastor, la Iglesia, afronta el reto de trabajar para actualizar la fe de los que permanecen en casa y trabajar para que todos, jerarquía y fieles, aúnen sus tareas para evangelizar a los alejados. Ahora más que nunca urge a los discípulos de Jesús actualizar su condición misionera.

Es una tarea de todos
La nueva evangelización es tarea de todos los miembros de la Iglesia que actúan de manera corresponsable. Así lo recordó Benedicto XVI en Aparecida: “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de este Continente que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo” (Discurso Inaugural, 3). Porque “discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla”.
Todos discípulos y misioneros. En el documento de Aparecida se lee que “todos sus miembros están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, para que nuestros pueblos tengan vida en Él”. (n. 3): Aquí se desarrolla la gran opción de la Conferencia latinoamericana de convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera. Con este fin se fomenta la conversión pastoral y la renovación apostólica de todos los miembros de la Iglesia.misionera.
Con gozo por trabajar en la misión. El cristiano fiel ”bendice a Dios por todos los dones recibidos, en especial, por la gracia de la fe que lo hace seguidor de Jesús y por el gozo de participar en la misión eclesial. Tiene conciencia de ser discípulo misionero y manifiesta la alegría de ser llamado a anunciar el Evangelio, con todas sus repercusiones como “buena noticia” en la persona y en la sociedad (Aparecida Cap 3º. Y en 13: 4.19):
Con mirada realista El discípulo misionero reflexiona con una mirada teologal y con cierto discernimiento los grandes cambios que están sucediendo en nuestro continente y en el mundo, y que interpelan a la evangelización. También analiza los varios procesos históricos complejos y en curso los niveles sociocultural, económico, sociopolítico, étnico y ecológico. Así mismo discierne los grandes desafíos como la globalización, la injusticia estructural, la crisis en la trasmisión de la fe y otros. Allí se plantean muchas realidades que afectan la vida cotidiana de nuestros pueblos (cf Aparecida 14 y 15)
Las exigencias para la colaboración corresponsable
1º Admirar y aceptar con ilusión a Cristo y su mensaje.
2º Respetar, amar y buscar la amistad con Dios.
3º Orientar su vida según el Evangelio con la esperanza de ver a Dios.
4º Vivir con radicalidad la vocación humana y cristiana.
5º Testimoniar las virtudes humanas bajo el impulso del amor cristiano.
6º Ser practicante, participar en la Misa y vivivir en comunión con la Iglesia.
7º Progresar en la conversión: evitar y reparar las ofensas:
8º Encontrar en la oración la fuente para su entusiasmo de creyente.
9º Cultivar su formación para ser un adulto en la fe
10º Comunicar su fe y colaborar en la Evangelización
10º Comunica su fe y colabora en la Evangelización.
Todo cristiano coherente da testimonio de su fe con el ejemplo, la oración y la palabra. Más aún y según posibilidades, colabora en las tareas de Evangelización como adulto en la fe. Le motiva el Vaticano II que afirma: “quien no contribuye según su propia capacidad al aumento del cuerpo, debe reputarse como inútil para la Iglesia y para sí mismo" (AA 2; cf. Ef 4,16). Se impone, pues, vivir el sentido comunitario de una fe que estará presente en la Iglesia y en las instituciones sociales.
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