Clave 3ª ¿Qué esfuerzo necesitamos para superar los obstáculos?
El obstáculo (dificultad, impedimento, contrariedad, competidores, enemigos...), es una ley de vida y el esfuerzo una condición para el éxito. Quien desea alcanzar un objetivo importante necesita superar muchas dificultades y vencer cuantas contrariedades se opongan. De hecho, quienes lograron éxito confiesan que el esfuerzo con sus integrantes de amor-ilusión, sacrificio, constancia y paciencia, fue decisivo para alcanzar las metas que se propusieron. Así lo manifiestan los artistas con los ensayos, los deportistas con sus entrenamientos, los padres con el sacrificio para educar a los hijos, los gobernantes con la responsabilidad para servir a su pueblo, los ascetas con sus mortificaciones para dominar las pasiones y los cristianos con la aceptación de la cruz para ser fieles a su vocación. Ahora bien, ¿qué modalidades revisten los esfuerzos? ¿A qué obstáculos se enfrentan? ¿Qué interpretación admite desde la fe el binomio esfuerzo-obstáculo?
El esfuerzo, respuesta ante las dificultades
Ante los obstáculos no falta quien “tire la toalla” y quien los afronte con ánimo y valor. Efectivamente, muchas personas reaccionan con fuerza contra las dificultades. Con vigor, surge en ellas el ánimo suficiente para superar cuanto se opone a su meta. De su interior surge la acción enérgica del espíritu para conseguir algo. Se diría que tales protagonistas están guiados por una fuerza secreta que les capacita para realizar los sacrificios pertinentes. No les importa emplear medios costosos porque los objetivos lo merecen. Ante la alternativa comodidad o sacrificio, optan por lo segundo porque están motivados. Y así, con abnegación y a impulsos del amor vencen a “sus enemigos”. Cierto que su esfuerzo se convierte en sacrificio, en la renuncia o privación de aspectos cómodos-fáciles, pero ellos optan por la línea recta para ser coherentes con las exigencias de el ideal de vida. Su voluntad sacrifica afectos o intereses que son secundarios. La praxis, con esfuerzo, al servicio de la mística.
Cómo responder a las dificultades y a los obstáculos.
En general, y según el diccionario de la RAE, la dificultad es el inconveniente, o contrariedad que impide conseguir, ejecutar o entender bien algo y pronto. Parecido es el significado del obstáculo que resulta ser un impedimento, dificultad o inconveniente. En muchas ocasiones, son externas las dificultades pero la fuente principal radica en la propia persona por su falta de motivaciones, dominada por la apatía-pereza, el desánimo, la timidez o la cobardía.
Tanto las dificultades como los obstáculos necesitan la respuesta adecuada. Una de ellas es el esfuerzo con el sacrificio que se manifiesta en la firmeza, fortaleza y paciencia. Tiene varios grados: la radicalidad o total donación y el sí profundo. Ahora bien, el secreto radica en las motivaciones (ilusiones, amor), fuente de energía para “aguantar” con perseverancia hasta el final.
Actuar con firmeza y fortaleza
La respuesta surge de la energía de carácter que capacita a la voluntad para no desistir ante el peligro, la adversidad o las dificultades de cualquier nivel. Y necesita la fortaleza, mezcla de valor y prudencia, virtud con la que podrá moderar el miedo por una parte y frenar la temeridad-audacia por el otro extremo. Atacar y resistir, avanzar y no retroceder, son exigencias inevitables en la vida para mantenerse firmes en las convicciones personales..
Aguante y paciencia
Digno de honor es la persona que practica la magnanimidad y la magnificencia gracias a las obras grandes realizadas o a las muy difíciles que acomete. Pero quizás tiene más mérito quien soporta sin abatirse, gracias a la paciencia, los sufrimientos físicos y morales. Es muy necesaria esta expresión de la fortaleza para aceptar las adversidades de la vida sin dejarse llevar por el pesimismo, el desaliento o la tristeza.
El arte de saber sufrir Aprender a sufrir es un arte difícil pero necesario. Es cierto que se sufre más de lo que podemos porque no se sufrimos como debemos. Y también: el dolor aceptado, es medio dolor, pero rechazado es doble dolor. Para aprender a sufrir se impone la aceptación del dolor como ley inevitable de vida, que si no es rechazado, ayuda a madurar. Urge también objetivar los hechos y así aminorar el sufrimiento. Y como complemento: saber moderar los deseos y esperanzas, conscientes de que a mayor austeridad, habrá más paz. Mucho ayudará el cultivo de una actitud serena, alegre y optimista en la adversidad. Algo hay de verdad en la máxima que se atribuye a Buda: para no sufrir, no desear, no esperar. Claro está que se tratará de esperanzas sin fundamento.
Actualizar las motivaciones del amor El gran secreto para afrontar los obstáculos radica en el amor con sus ilusiones correspondientes. Quien aspira a ser médico, abogado, sacerdote, esposo y padre de familia...necesita conocer los valores y ventajas para que surja el amor, la ilusión y el entusiasmo por una determinada vocación. Tareas complementarias serán la selección de motivaciones conforme a la meta elegida y el bloqueo de los temores contrarios a los objetivos propuestos.
Vivir con ilusión Ilusionada es la persona que tiene una esperanza, un ideal o proyecto atractivo que vive con amor, entusiasmo y alegría. En la ilusión está presente unos objetivos, una meta, que motivan la conducta y dan sentido a la vida. Esta meta o proyecto se constituye en la razón del vivir, en la norma para pensar y en la fuente de unidad que estructura las relaciones y las actividades. No se concibe una ilusión sin un amor a algo o alguien que de algún modo se constituya en una esperanza que no se posee pero se ama y se desea obtener. La ilusión-esperanza se erige en el factor decisivo de la felicidad, roca que da seguridad en las dificultades. Una ilusión coherente provoca el entusiasmo, lleva a la radicalidad y da energías para superar las dificultades.
Obstáculos a superar Con esfuerzo y valor, la persona tiene que afrontar las dificultades que brotan de su interior, los obstáculos externos, los influjos contrarios y las situaciones adversarias. Desde la fe los obstáculos y esfuerzos admiten una peculiar interpretación. Temas para los próximos artículos
El esfuerzo, respuesta ante las dificultades
Ante los obstáculos no falta quien “tire la toalla” y quien los afronte con ánimo y valor. Efectivamente, muchas personas reaccionan con fuerza contra las dificultades. Con vigor, surge en ellas el ánimo suficiente para superar cuanto se opone a su meta. De su interior surge la acción enérgica del espíritu para conseguir algo. Se diría que tales protagonistas están guiados por una fuerza secreta que les capacita para realizar los sacrificios pertinentes. No les importa emplear medios costosos porque los objetivos lo merecen. Ante la alternativa comodidad o sacrificio, optan por lo segundo porque están motivados. Y así, con abnegación y a impulsos del amor vencen a “sus enemigos”. Cierto que su esfuerzo se convierte en sacrificio, en la renuncia o privación de aspectos cómodos-fáciles, pero ellos optan por la línea recta para ser coherentes con las exigencias de el ideal de vida. Su voluntad sacrifica afectos o intereses que son secundarios. La praxis, con esfuerzo, al servicio de la mística.
Cómo responder a las dificultades y a los obstáculos.
En general, y según el diccionario de la RAE, la dificultad es el inconveniente, o contrariedad que impide conseguir, ejecutar o entender bien algo y pronto. Parecido es el significado del obstáculo que resulta ser un impedimento, dificultad o inconveniente. En muchas ocasiones, son externas las dificultades pero la fuente principal radica en la propia persona por su falta de motivaciones, dominada por la apatía-pereza, el desánimo, la timidez o la cobardía.
Tanto las dificultades como los obstáculos necesitan la respuesta adecuada. Una de ellas es el esfuerzo con el sacrificio que se manifiesta en la firmeza, fortaleza y paciencia. Tiene varios grados: la radicalidad o total donación y el sí profundo. Ahora bien, el secreto radica en las motivaciones (ilusiones, amor), fuente de energía para “aguantar” con perseverancia hasta el final.
Actuar con firmeza y fortaleza
La respuesta surge de la energía de carácter que capacita a la voluntad para no desistir ante el peligro, la adversidad o las dificultades de cualquier nivel. Y necesita la fortaleza, mezcla de valor y prudencia, virtud con la que podrá moderar el miedo por una parte y frenar la temeridad-audacia por el otro extremo. Atacar y resistir, avanzar y no retroceder, son exigencias inevitables en la vida para mantenerse firmes en las convicciones personales..
Aguante y paciencia
Digno de honor es la persona que practica la magnanimidad y la magnificencia gracias a las obras grandes realizadas o a las muy difíciles que acomete. Pero quizás tiene más mérito quien soporta sin abatirse, gracias a la paciencia, los sufrimientos físicos y morales. Es muy necesaria esta expresión de la fortaleza para aceptar las adversidades de la vida sin dejarse llevar por el pesimismo, el desaliento o la tristeza.
El arte de saber sufrir Aprender a sufrir es un arte difícil pero necesario. Es cierto que se sufre más de lo que podemos porque no se sufrimos como debemos. Y también: el dolor aceptado, es medio dolor, pero rechazado es doble dolor. Para aprender a sufrir se impone la aceptación del dolor como ley inevitable de vida, que si no es rechazado, ayuda a madurar. Urge también objetivar los hechos y así aminorar el sufrimiento. Y como complemento: saber moderar los deseos y esperanzas, conscientes de que a mayor austeridad, habrá más paz. Mucho ayudará el cultivo de una actitud serena, alegre y optimista en la adversidad. Algo hay de verdad en la máxima que se atribuye a Buda: para no sufrir, no desear, no esperar. Claro está que se tratará de esperanzas sin fundamento.
Actualizar las motivaciones del amor El gran secreto para afrontar los obstáculos radica en el amor con sus ilusiones correspondientes. Quien aspira a ser médico, abogado, sacerdote, esposo y padre de familia...necesita conocer los valores y ventajas para que surja el amor, la ilusión y el entusiasmo por una determinada vocación. Tareas complementarias serán la selección de motivaciones conforme a la meta elegida y el bloqueo de los temores contrarios a los objetivos propuestos.
Vivir con ilusión Ilusionada es la persona que tiene una esperanza, un ideal o proyecto atractivo que vive con amor, entusiasmo y alegría. En la ilusión está presente unos objetivos, una meta, que motivan la conducta y dan sentido a la vida. Esta meta o proyecto se constituye en la razón del vivir, en la norma para pensar y en la fuente de unidad que estructura las relaciones y las actividades. No se concibe una ilusión sin un amor a algo o alguien que de algún modo se constituya en una esperanza que no se posee pero se ama y se desea obtener. La ilusión-esperanza se erige en el factor decisivo de la felicidad, roca que da seguridad en las dificultades. Una ilusión coherente provoca el entusiasmo, lleva a la radicalidad y da energías para superar las dificultades.
Obstáculos a superar Con esfuerzo y valor, la persona tiene que afrontar las dificultades que brotan de su interior, los obstáculos externos, los influjos contrarios y las situaciones adversarias. Desde la fe los obstáculos y esfuerzos admiten una peculiar interpretación. Temas para los próximos artículos