QUÉ NOS HACE SUFRIR
De tres fuentes principales brota el sufrimiento, dolor o simplemente la cruz que afecta negativamente y hace padecer a las personas. La primera, es externa como sucede con las enfermedades y los ataques de cualquier tipo. La segunda fuente proviene de causas íntimas como sucede con la soledad y la tristeza. Y la tercera la padecen quienes imitan al buen samaritano: sufren porque comparten el dolor ajeno. Conviene tener presente que el sufrimiento depende de la emotividad, de esa sensibilidad o campana de resonancia. Porque la misma causa, a unos afecta como cien y a otros como diez. Existe la relatividad en el sufrimiento o cruz
1-La cruz externa.
Está integrada por factores que proviene del exterior a la persona que sufre. Son los obstáculos a la felicidad. Como ejemplos, algunas situaciones tales como la persona que:
-es injustamente criticada, traicionada, rechazada y hasta condenada;
-se siente aplastada por la enfermedad, los fracasos o la ancianidad;
-le duele de modo especial la humillación cuando la marginan;
-vive sin consuelo alguno. Está abandonada de todos, familiares y amigos;
-se indigna porque no respetan sus derechos y porque no tiene medios para su defensa;
-pierde a los seres queridos, familiares o amigos. Y con su ausencia, en
muchas personas, muere también la ilusión por vivir;
-la detectaron una enfermedad incurable y sabe que pronto terminará en una
silla de ruedas o postrada en la cama y que pronto morirá. Pero no quiere morir porque su presencia es necesaria para los seres queridos;
-es acosada por enemigos, o por toda clase de injusticias y persecuciones;
-es mayor de edad, cada vez menos útil, menos llamada y tenida en cuenta;
-vive muy dependiente de los demás para todo;
-tiene mala suerte en la vida. Fracasó en sus aspiraciones;
-en su vida religiosa padece de fuertes y continuas tentaciones como invitación al mal que rechaza. Y más, cuando se trata de las tentaciones llamadas diabólicas;
-está sumergida en un clima de violencia, bien familiar, social, profesional o política….que le quitan la paz.
2. La cruz interna
A la segunda fuente proviene de causas personales y la denominamos cruz interna. Íntimamente sufrimos porque
-la actitud soberbia a la postre pasa factura en el dolor interno. Es la actitud de quien defiende y no reconoce sus errores y pecados, de quien no escucha los consejos ni sigue el tratamiento médico;
-el egoísmo de quien solamente busca el bien para sí mismo, permanece insensible a los demás….llega un momento en que el prójimo le trata igual y queda aislado;
-el que injustificadamente causa sufrimiento a otras personas, tarde o temprano, sufrirá los efectos de la venganza;
-las explosiones del mal carácter, de ira, agresividad, orgullo…humillan al prójimo, rompen la unión, dañan y aislan a la misma persona;
-el impaciente, el desanimado, el depresivo….sufre y hace sufrir al prójimo;
-el amor desordenado a personas –los apegos- terminan en exigencias mayores que no se pueden satisfacer y en el enfriamiento de la vida espiritual. A mayor apego, menor unión con Dios;
-las dudas frecuentes y los escrúpulos de conciencia martirizan a quien cree ofender continuamente a Dios. O al que no saber qué camino tomar. El sufrimiento es mayor cuando el creyente y piadoso se siente apartado de Dios;
-cualquier ofensa, el pecado. provoca el sentimiento de culpa que atormenta así como la confesión da la paz;
-los ataques fuertes y continuos contra las virtudes pueden provocar el pecado y el desánimo en la vida religiosa;
-los fracasos que generan desánimo, el miedo que paraliza y la cobardía que apaga la autoestima;
-la enfermedad y más si es incurable y progresiva bloquea la realización personal de quien se siente inútil, dependiente de otros…;
-la mala suerte frustra las legítimas aspiraciones de quien se ve como un pobre hombre ignorados y humillado;
-como se dice “Dios perdona pero la psicología no olvida”. Y ahí está el sufrimiento de quien quiere salir de la droga, del juego, del alcohol;
-los pecados también son causa de enfermedades, cruces y sufrimientos. Se dice que “Dios castiga y no con palos”;
-la ingratitud de personas o entidades a los que el individuo se entregó totalmente, provocan muchos sufrimientos y quitan deseos de servir-amar.
3-La cruz compartida
La persona sufre al compartir el dolor ajeno, bien por lazos de sangre, bien por vínculos sociales o bien como una manifestación de la fe en una de las obras de misericordia.
-es el sufrimiento de los padres por las enfermedades de los hijos;
-la compasión con dolor del buen samaritanos al ver a un prójimo muy necesitado.
-la cruz de cuantas personas intentan paliar el hambre de los desnutridos y no pueden;
Y….la lista es muy larga. Basta con leer el artículo pasado, “sufrir con el que sufre” que ofrece múltiples respuestas
1-La cruz externa.
Está integrada por factores que proviene del exterior a la persona que sufre. Son los obstáculos a la felicidad. Como ejemplos, algunas situaciones tales como la persona que:
-es injustamente criticada, traicionada, rechazada y hasta condenada;
-se siente aplastada por la enfermedad, los fracasos o la ancianidad;
-le duele de modo especial la humillación cuando la marginan;
-vive sin consuelo alguno. Está abandonada de todos, familiares y amigos;
-se indigna porque no respetan sus derechos y porque no tiene medios para su defensa;
-pierde a los seres queridos, familiares o amigos. Y con su ausencia, en
muchas personas, muere también la ilusión por vivir;
-la detectaron una enfermedad incurable y sabe que pronto terminará en una
silla de ruedas o postrada en la cama y que pronto morirá. Pero no quiere morir porque su presencia es necesaria para los seres queridos;
-es acosada por enemigos, o por toda clase de injusticias y persecuciones;
-es mayor de edad, cada vez menos útil, menos llamada y tenida en cuenta;
-vive muy dependiente de los demás para todo;
-tiene mala suerte en la vida. Fracasó en sus aspiraciones;
-en su vida religiosa padece de fuertes y continuas tentaciones como invitación al mal que rechaza. Y más, cuando se trata de las tentaciones llamadas diabólicas;
-está sumergida en un clima de violencia, bien familiar, social, profesional o política….que le quitan la paz.
2. La cruz interna
A la segunda fuente proviene de causas personales y la denominamos cruz interna. Íntimamente sufrimos porque
-la actitud soberbia a la postre pasa factura en el dolor interno. Es la actitud de quien defiende y no reconoce sus errores y pecados, de quien no escucha los consejos ni sigue el tratamiento médico;
-el egoísmo de quien solamente busca el bien para sí mismo, permanece insensible a los demás….llega un momento en que el prójimo le trata igual y queda aislado;
-el que injustificadamente causa sufrimiento a otras personas, tarde o temprano, sufrirá los efectos de la venganza;
-las explosiones del mal carácter, de ira, agresividad, orgullo…humillan al prójimo, rompen la unión, dañan y aislan a la misma persona;
-el impaciente, el desanimado, el depresivo….sufre y hace sufrir al prójimo;
-el amor desordenado a personas –los apegos- terminan en exigencias mayores que no se pueden satisfacer y en el enfriamiento de la vida espiritual. A mayor apego, menor unión con Dios;
-las dudas frecuentes y los escrúpulos de conciencia martirizan a quien cree ofender continuamente a Dios. O al que no saber qué camino tomar. El sufrimiento es mayor cuando el creyente y piadoso se siente apartado de Dios;
-cualquier ofensa, el pecado. provoca el sentimiento de culpa que atormenta así como la confesión da la paz;
-los ataques fuertes y continuos contra las virtudes pueden provocar el pecado y el desánimo en la vida religiosa;
-los fracasos que generan desánimo, el miedo que paraliza y la cobardía que apaga la autoestima;
-la enfermedad y más si es incurable y progresiva bloquea la realización personal de quien se siente inútil, dependiente de otros…;
-la mala suerte frustra las legítimas aspiraciones de quien se ve como un pobre hombre ignorados y humillado;
-como se dice “Dios perdona pero la psicología no olvida”. Y ahí está el sufrimiento de quien quiere salir de la droga, del juego, del alcohol;
-los pecados también son causa de enfermedades, cruces y sufrimientos. Se dice que “Dios castiga y no con palos”;
-la ingratitud de personas o entidades a los que el individuo se entregó totalmente, provocan muchos sufrimientos y quitan deseos de servir-amar.
3-La cruz compartida
La persona sufre al compartir el dolor ajeno, bien por lazos de sangre, bien por vínculos sociales o bien como una manifestación de la fe en una de las obras de misericordia.
-es el sufrimiento de los padres por las enfermedades de los hijos;
-la compasión con dolor del buen samaritanos al ver a un prójimo muy necesitado.
-la cruz de cuantas personas intentan paliar el hambre de los desnutridos y no pueden;
Y….la lista es muy larga. Basta con leer el artículo pasado, “sufrir con el que sufre” que ofrece múltiples respuestas