LA MÍSTICA COMO TRATO ÍNTIMO CON DIOS
¿Una definición más sobre el concepto de Mística? Lo que pretendo en este artículo no es dar una definición más sobre mística pero sí elegir dos o tres aspectos de algunos autores y proponer una formulación armonizada que sea la que prefiero sobre esta disciplina. Del autor Valensin elijo la frase, que es un efecto de la mística: “el alma penetra en el TRATO ÍNTIMO del Hijo de Dios con la Trinidad”. De otros autores ratifico aspectos místicos fundamentales como el de unión y los dones del Espíritu Santo. Por mi cuenta, añado el seguimiento a Jesús, rasgo que se supone en todo cristiano coherente que aspira a la perfección. Con estos datos formulo la mística como “el trato íntimo con Dios, siguiendo coherentemente a Jesús bajo la acción del Espíritu Santo”.
El trato
Es el modo de relacionarse con otra persona o grupo, con manifestaciones de justicia y amor. Puede ser perfecto, excelente, normal, deficiente y hostil
Rasgos del trato humano
Como amor coherente, la manera absoluta de relacionarnos con el prójimo. Admite varias modalidades: puede ser ocasional o permanente, con radicalidad, ilusión y entusiasmo. Y como actitud, puede estar presente en las áreas de la verdad, justicia, libertad, vida, paz, y, sobre todo del amor.
Del amor al odio
Junto a los rasgos generales del trato yo-tú está la intensidad de las respuestas. Junto al trato según verdad, justicia, etc. está el modo menos intenso o más intenso de relacionarse. El comportamiento con el prójimo admite toda una escala de actitudes que comprende desde el amor más profundo, la total comunión, hasta el odio con la destrucción física o psíquica del otro, individual o comunitario.
Analizados con extensión el trato perfecto y el imperfecto, será oportuno enumerar sus cinco modalidades: la perfecta o de comunión hasta la imperfecta de odio pasando por las intermedias del trato excelente, normal y deficiente.
Trato íntimo
Valor humano y cristiano de la intimidad
Desde la antropología, la intimidad es la relación entre dos personas que viven su amor mutuo con gran confianza, plena comunicación, donación mutua, total y coherente.
Desde la fe, la intimidad con Dios admite varias interpretaciones:
1ª el precepto del amor a Dios practicado con todo el corazón con toda la mente y con todas las fuerzas;
2ª la amistad con Dios vivida con los rasgos propios de una opción fundamental, es decir con radicalidad, totalidad, coherencia, entusiasmo, comunicación, confianza y ayuda mutua;
3ª la unión profunda y permanente con Dios, opción fundamental de la vida, siguiendo a Jesús y sirviendo con generosidad al prójimo.
4º Cristo es el máximo testigo de la intimidad con Dios
El trato con Dios
Todos los fieles pueden tratar a Dios con profundidad como testimonian las diferentes religiones. Más aún. es posible mantener un trato de confianza, intimidad y hasta de unión permanente con el Creador, el Absoluto y Padre universal. Los místicos, entre los que destacan san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, presentan sus caminos para unirse con Dios, para dejar la orilla del yo humano y llegar al puente donde se encontrará con el Tú divino. Dos cosas aparecen con claridad: que los santos han logrado ser amigos íntimos con Dios, y que para conseguir el trato perfecto urge la praxis de una plan ascético de vida con el compromiso de cumplir objetivos, motivaciones y recursos espirituales propuestos.
Los otros modos de tratar a Dios
Trato injusto por el rechazo, el odio, la hostilidad o la indiferencia.
El máximo trato negativo que el tú humano da a Dios admite varias manifestaciones: la negación o rechazo de su existencia, la indiferencia, la hostilidad a cuanto se relaciona con Dios y el mismo odio que impulsa a la destrucción de creyentes y símbolos que recuerdan de alguna manera que el Tú divino es una realidad. Dentro del odio, cabe destacar las injurias contra Dios, la blasfemia, y otras expresiones como el desprecio por cuanto se refiere a su persona y al culto de los creyentes.
Falso por la mentalidad o por la conducta inmoral.
El trato debido a Dios, con mayor o menor coherencia, siempre es auténtico, según verdad. Pero en la antítesis, está el trato falso de quienes se profesan creyentes pero no son verdaderos.
Falsedad de algunas expresiones religiosas.
A la hora de relacionarse con Dios, en muchos fieles predomina el miedo al Juez divino y el temor obsesivo al infierno; el interés en las prácticas religiosas, la superstición en la oración, la mezcla de la fe con el espiritismo o el sincretismo. El fariseísmo o la doble vida es la falsedad religiosa condenada por Jesús. Caso extremo es el de los creyentes que justifican como buena su acción terrorista.
Aumentan los creyentes progresistas con una fe débil, “ligh”. Son los que tienen una fe débil, los que aceptan determinados modos de tratar a Dios pero rechazan otros que son fundamentales en su religión.
Confusión en criterios
A las deformaciones religiosas hay que añadir la confusión en los criterios sobre la fe identificada como un sentimiento religioso más, el opio del pueblo, un credo ritualista ocasional, etc.
Fiel, practicante en su religión.
La mayoría de creyentes se relaciona con Dios mediante la aceptación de los valores religiosos, la puesta en práctica de la normativa litúrgica y de los preceptos morales de la religión en la que fueron educados.
Cristiano coherente con su vocación.
Los cristianos se relacionan con Dios siguiendo la doctrina y el testimonio de Jesús con su Padre-Dios. Como revolucionario, Cristo presentó el reino de Dios, eje de toda su doctrina y la gran meta que motivó sus relaciones y tareas. El proyecto de Cristo consistía en la salvación integral del hombre dentro de un mundo más humano. La clave para esta gran misión radica en la amistad con Cristo, en el llamamiento y respuesta para vivir en, con y como Él, con la finalidad de colaborar con Él en la instauración del Reino de Dios.
Gracias a la fe viva, el cristiano sitúa a Cristo en el centro de sus intereses: vive en, con y para Cristo, razón de su existir en el mundo. Él es la fuente, luz y marco de referencia; es el ideal de vida, (la opción fundamental), que impulsa a pensar como el Maestro, amar como Cristo amó a Dios y a los hombres y responder como lo hiciera el Salvador. Desde Jesucristo, el seguidor vive un trato comprometido con Dios Padre universal.
El trato íntimo, el perfecto por la radicalidad en el amor,
El trato máximo que el cristiano puede dar a Dios arranca de la doctrina revolucionaria de Jesús sobre la caridad universal, amor sin límites y para todos. En el mensaje de Jesús podemos apoyar las cinco vocales del trato perfecto: A-E-I-O-U, las iniciales del trato perfecto polarizado en el Amor, Experimentado, Íntimo, Oblativo, (y) Unitivo. Otras letras de un posible trato íntimo sería APICUP, o, el amor profundo, íntimo, confiado de unión permanente con Dios.
El trato
Es el modo de relacionarse con otra persona o grupo, con manifestaciones de justicia y amor. Puede ser perfecto, excelente, normal, deficiente y hostil
Rasgos del trato humano
Como amor coherente, la manera absoluta de relacionarnos con el prójimo. Admite varias modalidades: puede ser ocasional o permanente, con radicalidad, ilusión y entusiasmo. Y como actitud, puede estar presente en las áreas de la verdad, justicia, libertad, vida, paz, y, sobre todo del amor.
Del amor al odio
Junto a los rasgos generales del trato yo-tú está la intensidad de las respuestas. Junto al trato según verdad, justicia, etc. está el modo menos intenso o más intenso de relacionarse. El comportamiento con el prójimo admite toda una escala de actitudes que comprende desde el amor más profundo, la total comunión, hasta el odio con la destrucción física o psíquica del otro, individual o comunitario.
Analizados con extensión el trato perfecto y el imperfecto, será oportuno enumerar sus cinco modalidades: la perfecta o de comunión hasta la imperfecta de odio pasando por las intermedias del trato excelente, normal y deficiente.
Trato íntimo
Valor humano y cristiano de la intimidad
Desde la antropología, la intimidad es la relación entre dos personas que viven su amor mutuo con gran confianza, plena comunicación, donación mutua, total y coherente.
Desde la fe, la intimidad con Dios admite varias interpretaciones:
1ª el precepto del amor a Dios practicado con todo el corazón con toda la mente y con todas las fuerzas;
2ª la amistad con Dios vivida con los rasgos propios de una opción fundamental, es decir con radicalidad, totalidad, coherencia, entusiasmo, comunicación, confianza y ayuda mutua;
3ª la unión profunda y permanente con Dios, opción fundamental de la vida, siguiendo a Jesús y sirviendo con generosidad al prójimo.
4º Cristo es el máximo testigo de la intimidad con Dios
El trato con Dios
Todos los fieles pueden tratar a Dios con profundidad como testimonian las diferentes religiones. Más aún. es posible mantener un trato de confianza, intimidad y hasta de unión permanente con el Creador, el Absoluto y Padre universal. Los místicos, entre los que destacan san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, presentan sus caminos para unirse con Dios, para dejar la orilla del yo humano y llegar al puente donde se encontrará con el Tú divino. Dos cosas aparecen con claridad: que los santos han logrado ser amigos íntimos con Dios, y que para conseguir el trato perfecto urge la praxis de una plan ascético de vida con el compromiso de cumplir objetivos, motivaciones y recursos espirituales propuestos.
Los otros modos de tratar a Dios
Trato injusto por el rechazo, el odio, la hostilidad o la indiferencia.
El máximo trato negativo que el tú humano da a Dios admite varias manifestaciones: la negación o rechazo de su existencia, la indiferencia, la hostilidad a cuanto se relaciona con Dios y el mismo odio que impulsa a la destrucción de creyentes y símbolos que recuerdan de alguna manera que el Tú divino es una realidad. Dentro del odio, cabe destacar las injurias contra Dios, la blasfemia, y otras expresiones como el desprecio por cuanto se refiere a su persona y al culto de los creyentes.
Falso por la mentalidad o por la conducta inmoral.
El trato debido a Dios, con mayor o menor coherencia, siempre es auténtico, según verdad. Pero en la antítesis, está el trato falso de quienes se profesan creyentes pero no son verdaderos.
Falsedad de algunas expresiones religiosas.
A la hora de relacionarse con Dios, en muchos fieles predomina el miedo al Juez divino y el temor obsesivo al infierno; el interés en las prácticas religiosas, la superstición en la oración, la mezcla de la fe con el espiritismo o el sincretismo. El fariseísmo o la doble vida es la falsedad religiosa condenada por Jesús. Caso extremo es el de los creyentes que justifican como buena su acción terrorista.
Aumentan los creyentes progresistas con una fe débil, “ligh”. Son los que tienen una fe débil, los que aceptan determinados modos de tratar a Dios pero rechazan otros que son fundamentales en su religión.
Confusión en criterios
A las deformaciones religiosas hay que añadir la confusión en los criterios sobre la fe identificada como un sentimiento religioso más, el opio del pueblo, un credo ritualista ocasional, etc.
Fiel, practicante en su religión.
La mayoría de creyentes se relaciona con Dios mediante la aceptación de los valores religiosos, la puesta en práctica de la normativa litúrgica y de los preceptos morales de la religión en la que fueron educados.
Cristiano coherente con su vocación.
Los cristianos se relacionan con Dios siguiendo la doctrina y el testimonio de Jesús con su Padre-Dios. Como revolucionario, Cristo presentó el reino de Dios, eje de toda su doctrina y la gran meta que motivó sus relaciones y tareas. El proyecto de Cristo consistía en la salvación integral del hombre dentro de un mundo más humano. La clave para esta gran misión radica en la amistad con Cristo, en el llamamiento y respuesta para vivir en, con y como Él, con la finalidad de colaborar con Él en la instauración del Reino de Dios.
Gracias a la fe viva, el cristiano sitúa a Cristo en el centro de sus intereses: vive en, con y para Cristo, razón de su existir en el mundo. Él es la fuente, luz y marco de referencia; es el ideal de vida, (la opción fundamental), que impulsa a pensar como el Maestro, amar como Cristo amó a Dios y a los hombres y responder como lo hiciera el Salvador. Desde Jesucristo, el seguidor vive un trato comprometido con Dios Padre universal.
El trato íntimo, el perfecto por la radicalidad en el amor,
El trato máximo que el cristiano puede dar a Dios arranca de la doctrina revolucionaria de Jesús sobre la caridad universal, amor sin límites y para todos. En el mensaje de Jesús podemos apoyar las cinco vocales del trato perfecto: A-E-I-O-U, las iniciales del trato perfecto polarizado en el Amor, Experimentado, Íntimo, Oblativo, (y) Unitivo. Otras letras de un posible trato íntimo sería APICUP, o, el amor profundo, íntimo, confiado de unión permanente con Dios.