Cómo actuar ante las fuerzas en tensión

En la vida del hombre no faltan las tensiones, la lucha entre fuerzas opuestas. Quien aspira a un ideal-objetivo, experimenta cómo en su interior surgen dos impulsos de signo contrario: uno positivo, coherente con el objetivo propuesto, y el otro negativo, el irresponsable. Y es una experiencia cuotidiana: la libertad presionada simultáneamente por dos respuestas, una que dignifica y otra que degrada. En infinidad de ocasiones, la libertad humana se ve forzada a elegir una de las dos alternativas, a realizar u omitir una de las respuestas. Y esta lucha, presente en el interior de la persona, se repite en las mismas familias o en los grupos humanos que aspiran al poder. Y lo mismo se puede constatar en el ámbito, bien deportivo, bien económico o sociopolítico. En los grupos humanos, con sus fuerzas, surge la tensión y la lucha por el premio, la verdad, la justicia, la paz, el amor.
Para madurar en la vida espiritual interesa conocer cómo actuar ante las fuerzas en tensión.

Fuerzas en tensión
“Acto de obligar” es la 6ª definición de fuerza según la RAE. Y la 7ª, “violencia física o moral”. En muchas situaciones, efectivamente, la libertad está presionada simultáneamente por dos impulsos o fuerzas opuestas, se siente forzada a realiza-omitir una acción. Es la condición del hombre que vive en tensión con los efectos de tirantez, rigidez, nerviosismo, estrés, angustia e incertidumbre. Y el mismo estado de oposición u hostilidad tensa las relaciones entre personas o grupos.
Fuerzas en tensión son las que presionan al ego. Por una parte hacia la coherencia perfección y por otra hacia la irresponsabilidad presionado por los impulsos pasionales como el egoísmo, la soberbia, la adicción, el descontrol sexual, la agresividad.
En las relaciones interpersonales también surgen tensiones entre los que actúan con odio, guerra, soberbia, envidia, agresividad, mentira, corrupción, injusticia, esclavitud, opresión, muerte…y los que propugnan la verdad, la justicia, la libertad, la fraternidad, la paz o los buenos modales.
En un sentido aceptable, también viven en tensión cuantos compiten en los juegos olímpicos por ganar en un deporte la medalla de oro, de plata o por lo menos de bronce. Y en el fútbol, unos equipos luchan por el primer puesto y otros por no descender de categoría.

Tensión ante los obstáculos
La tensión surge ante el obstáculo, dificultad, impedimento, contrariedad o ante los competidores o enemigos. Es una ley de vida. Y las fuerzas positivas como el sacrificio y la preparación son las condiciones para el éxito. Quien desea alcanzar un objetivo importante necesita superar muchas dificultades y vencer fuerzas contrarias que se oponen. De hecho, quienes lograron superar las fuerzas negativas confiesan que fue decisivo el esfuerzo con sus integrantes de amor-ilusión, sacrificio, constancia y paciencia para alcanzar las metas que se propusieron. Así lo manifiestan cuantos superaron las pasiones o bien los artistas con los ensayos, los deportistas con sus entrenamientos, los padres con el sacrificio para educar a los hijos, los gobernantes con la responsabilidad para servir a su pueblo.
Con fundamento se afirma que tales protagonistas están guiados por una fuerza secreta que les capacita para realizar los sacrificios pertinentes. No les importa emplear medios costosos porque los objetivos lo merecen. Ante la alternativa de comodidad o de sacrificio, optan por lo segundo porque están motivados. Y así, con abnegación y a impulsos del amor, vencen a “sus enemigos”. Cierto que su esfuerzo se convierte en sacrificio, en la renuncia o privación de aspectos cómodos-fáciles, pero ellos, los protagonistas, optan por la línea recta para ser coherentes con las exigencias del ideal de vida. Su voluntad sacrifica afectos o intereses que son secundarios.

Cómo actuar ante las fuerzas en tensión
Con respuestas adecuadas. La más importante es el esfuerzo con el sacrificio que se manifiesta en la firmeza, fortaleza y paciencia. Tiene varios grados: la radicalidad o total donación y el sí profundo. Ahora bien, el secreto radica en las motivaciones (ilusiones, amor), fuente de energía para “aguantar” con perseverancia hasta el final.
Con firmeza y fortaleza
La respuesta surge de la energía de carácter que capacita a la voluntad para no desistir ante el peligro, los enemigos, adversidades o las dificultades de cualquier nivel. La persona necesita la fortaleza, mezcla de valor y prudencia, virtudes con las que podrá moderar el miedo por una parte y frenar la temeridad-audacia por el otro extremo. Atacar y resistir, avanzar y no retroceder, son exigencias inevitables en la vida para mantenerse firmes en las convicciones personales.
Aguante y paciencia
Digno de honor es la persona que practica la magnanimidad y la magnificencia por las obras grandes realizadas o a las muy difíciles que acomete. Pero quizás tiene más mérito quien soporta sin abatirse, gracias a la paciencia, los sufrimientos físicos y morales. Es muy necesaria esta expresión de la fortaleza para aceptar las adversidades de la vida sin dejarse llevar por el pesimismo, el desaliento o la tristeza.
El arte de saber sufrir
Aprender a sufrir es un arte difícil pero necesario, que consigue la persona motivada por un ideal. Es cierto que se sufre más de lo que podemos porque no sufrimos como debemos. Como también es verdad que el dolor aceptado es medio dolor, pero rechazado es doble dolor. Para aprender a sufrir se impone la aceptación del dolor como ley inevitable de vida, que si no es rechazado, ayuda a madurar. Urge también objetivar los hechos y así disminuye el sufrimiento. Y como complemento: saber moderar los deseos y esperanzas, conscientes de que a mayor austeridad, habrá más paz. Mucho ayudará el cultivo de una actitud serena, alegre y optimista en la adversidad. Algo hay de verdad en la máxima que se atribuye a Buda: para no sufrir, no desear, no esperar. Claro está que se tratará de esperanzas sin fundamento.
Actualizar las motivaciones del amor, de una mística
El gran secreto para superar las fuerzas en tensión radica en el amor con sus ilusiones correspondientes. Quien aspira a ser médico, abogado, sacerdote, esposo y padre de familia...necesita conocer los valores y ventajas para que surja el amor, la ilusión y el entusiasmo por una determinada vocación. Tareas complementarias serán la selección de motivaciones conforme a la meta elegida y el bloqueo de los temores contrarios a los objetivos propuestos.
Vivir con ilusión
La persona ilusionada posee una esperanza, un ideal o proyecto atractivo que vive con amor, entusiasmo y alegría. En la ilusión están presentes unos objetivos y una meta que motivan la conducta y dan sentido a la vida. Esta meta o proyecto se constituye en la razón del vivir, en la norma para pensar y en la fuente de unidad que estructura las relaciones y las actividades. No se concibe una ilusión sin un amor a algo o alguien que de algún modo se constituya en una esperanza que no se posee pero se ama y se desea obtener. La ilusión-esperanza se erige en el factor decisivo de la felicidad, roca que da seguridad en las dificultades. Una ilusión coherente provoca el entusiasmo, lleva a la radicalidad y da energías para superar las fuerza en tensión y toda clase de dificultades.

Con estos criterios generales analizaremos algunas de las fuerzan en tensión, tanto las personales como las familiares y las socio-políticas.
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