¿Cómo integrar la praxis relacional en la mística cristiana?

Con el tema del amor y de la sexualidad finalizan los artículos que integran la quinta clave de Ser y vivir hoy y que han girado en torno al Reino de Dios. Ahora presentamos la sexta y última clave de la segunda parte de la práxis del Ser y vivir hoy: relacionarse plenamente, cómo integrar la praxis relacional en la mística cristiana. ¿Con qué finalidad? Para completar las claves anteriores: el entusiasmo y la radicalidad ante los objetivos, la fortaleza para superar los obstáculos, el discernimiento en la elección del camino a seguir y la responsabilidad para colaborar en el reino de Dios.
El tema de las relaciones interpersonales, del yo con el tú individual o colectivo enriquecen o empobrecen a la persona. Un concepto, el de la relaciones, un tanto complicado por la universalidad, la tipología y los factores integrantes.

Las relaciones en la mística cristiana. La mística cristiana está integrada por valores, respuestas individuales y relaciones interpersonales. Los valores y las respuestas giran en torno a Cristo que personifica la verdad, la justicia, la libertad, la vida, la paz y el amor.
Como complemento, las relaciones más significativas rigen la conducta de las personas mediante la sinceridad, el mutuo respeto, la responsabilidad, la defensa de la vida, la promoción de la paz y el amor dado y recibido.
De la necesidad de tales vínculos para el dinamismo de la vida cristiana en el Reino, es comprensible que propongamos como última clave para el Ser y vivir hoy, el relacionarse plenamente. Es decir, que según sea la intensidad de las relaciones interpersonales, (la plenitud total o parcial), así será la colaboración en el reino de Dios porque se harán presentes las exigencias de verdad, justicia, libertad, vida, paz y amor que integran la mística de la Buena nueva del Reino.
Ahora bien, ¿cómo integrar la praxis relacional en la mística cristiana, mística del reino de Dios instaurado por Jesús? Para responder al interrogante propongo estos pasos:
1º el desarrollo panorámico de las relaciones interpersonales con su identidad, dinamismo y criterios esenciales,
2º la exposición de las relaciones más significativas como son las relaciones del individuo como persona, miembro de una comunidad, creyente y cristiano en la Iglesia católica,
y 3º la vinculación de las relaciones elegidas con las perspectivas correspondientes del Reino.

Las relaciones enriquecen a la persona La persona madura en la fe, se adhiere con entusiasmo a los compromisos aceptados, supera con esfuerzo las dificultades que se presentan, utiliza los medios de manera coherente y colabora en el reino de Dios.
¿Algo más como ser racional y social? Sí, la capacidad de vincularse con el no-yo (humano o divino) de manera que, fruto de sus relaciones, el yo-personal pueda crecer, desarrollarse o bien, perder, empobrecerse.
Relacionarse en plenitud es la sexta clave que proponemos para la vida del hombre y que requiere para toda persona un referente, una causa y una actitud fundamental.
Al interrogante propuesto, que equivale a cómo relacionarse con plenitud con el prójimo o con Dios, (enriquecerse y no empobrecerse), el cristiano tiene su respuesta: interiorizando a Jesús como el primer referente, abrazando con entusiasmo la Buena nueva del reino de Dios y adoptando el amor según Jesús como actitud fundamental. Así se enriquece, y cuando es incoherente a sus compromisos, se empobrece y hasta puede arruinar su vida.

Universalidad de las relaciones
El vocablo relación goza de muchos significados, pues se habla de relaciones interpersonales, sociales, comerciales, políticas, religiosas, conflictivas, etc. Hasta la intimidad sexual queda reducida a «tener relaciones». También el vocablo amistad queda sustituido por la frase «una buena relación interpersonal».
Más que nunca, es actual el tema de las relaciones humanas. Y mucho más en el mundo de las comunicaciones que facilitan cualquier relación entre personas y grupos humanos. Importante y útil la relación de todo tipo, sí, pero también determinadas relaciones entrañan riesgos y se convierten en obstáculos para la realización personal.

Un concepto a tener en cuenta Ante las muchas definiciones de la relación, se impone optar por una que contenga los elementos fundamentales. Propongo la siguiente:
la relación es la vinculación que fundamenta el trato interpersonal en general y la comunicación en particular con el mutuo enriquecimiento-empobrecimiento entre personas o grupos humanos. ¿Cuáles son los elementos esenciales de toda relación?
La vinculación entre las personas que integran un todo superior;
el trato o conducta de cada uno ante determinados estímulos que provoca diferentes respuestas,
y la comunicación que manifiesta la capacidad del yo de contactar con el tú, de abrirse y de ser aceptado por el no-yo individual o grupal.
Conviene observar que no tratamos de respuestas personales, las del individuo. Porque la práctica de las virtudes o de los defectos de una de las partes, sí cuenta, pero se requiere la correspondencia en el tú individual o grupal para que exista relación.

Completa el tema de las relaciones en el objetivo del Ser y vivir la enumeración del arco iris relacional, lo más indispensable de la tipología relacional, los factores que integran la plenitud en la comunicación del yo con el tú. Y sobre todo, la elección del referente o prototipo, Cristo, para las relaciones interpersonales. Temas para el próximo artículo.
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