La primera homilía del nuevo Papa
Son tantas las opiniones sobre quién y cómo será el nuevo Pontífice que me despertaron el interés por presentar el perfil del sucesor de Benedicto XVI tal y como yo lo imagino. Con todo respeto: deseo que no falten en su personalidad la humildad y el valor; la ilusión y el saber comunicar, el entusiasmo y la prudencia del coherente. Y, por supuesto, la integridad sacerdotal. Que sea el Papa de la comunión eclesial con la creciente santidad de vida, alimentada con una piedad, que, seguro, será original. Para confirmar estos rasgos acudiré a una ficción, a un suceso que me invento como pura imaginación.
El ordenador con el “Salto en el tiempo”
Va de ficción: me regalaron un Ordenador que dispone de un Google con “Salto en el tiempo”, capacidad para responder a los acontecimientos pasados y también futuros. Para utilizarlo, se escribe la fecha y la noticia que interesa conocer. A continuación se “pincha” el acontecimiento escrito de manera muy concreta y se obtiene el resultado apetecido. Más aún, este programa en la modalidad más sofisticada permite al usuario entrar en ese túnel del tiempo y estar realmente presente en el escenario elegido. Hice la prueba escribiendo en términos telegráficos: “deseo estar presente dentro de San Pedro en el tiempo en el que el nuevo Papa pronuncie su primera homilía”. Dicho y hecho: “pinché” hoy 11 de marzo, en vísperas del comienzo del Cónclave, y escuché la homilía del nuevo Pontífice. Al terminar la Eucaristía y al contemplar cómo la celebraba, saqué esta impresión: tenemos un Papa humilde y valiente, ilusionado y buen comunicador, entusiasta y prudente, coherente y original, piadoso y hombre de Dios. Como ahora no recuerdo el texto completo, les ofrezco el esquema y algún que otra frase grabada en el ordenador. Confío que con la lluvia de opiniones de estos días, este artículo no pase de ser una gota de rocío. Lean por favor
Persona humilde. Después de los saludos de rigor el nuevo Pontífice afirmó: “Admito que sucedo a dos gigantes: uno apostólico y mediático, el otro, teólogo y “pensador universal”. Los dos, hombres de Dios a carta cabal y con un arsenal de doctrina que guardo en “un disco duro” para utilizarlo en mi ordenador. En adelante, no tendré que ocupar mucho tiempo en preparar alocuciones, mensajes y….Bastará con indicar el tema, y la impresora me proporcionará el contenido. Lo único que añadiré serán unas sencilla reflexión para actualizar el mensaje”.
Valiente como cristiano. (Tragando un poco de saliva, continuó):“como ha sido el Señor quien me ha elegido para este cargo –calificado por algunos, de inhumano-, no temo a las muchas tareas porque aplicaré con humilde responsabilidad la parábola de los talentos. Llegaré hasta donde pueda. Y mis fuerzas estarán sobre la “agenda pontificia. Lo que no se puede, no se puede. Y con frecuencia, tendré presente en nuestro mundo, la fe de san Pablo hablando a los atenienses. Y también escucharé, confiado, la voz del Señor: “ánimo, estoy contigo”.
Sacerdote ilusionado que desea ilusionar. (Elevando el tono de la afectividad y con cierta tristeza dijo) “Soy consciente de la falta de ilusión en muchos de los que colaboran con Cristo en la realización de su proyecto: el reino-reinado de Dios en el mundo. Con espíritu fraternal, y antes de que me visiten, visitaré a las diversas personas para escuchar las causas de su situación. El Señor ponga en mi boca palabras de orientación y de ánimo, tales, que aumente la alegría de trabajar más y mejor sin miedos ni divisiones
Comprensivo con los equivocados. (Con ánimo un tanto fogoso): “Muchas son las personas en la Iglesia, con celo ardiente, creatividad y amor profundo a los pobres aunque a veces equivocadas por su radicalización. A otras les impulsa el deseo de actualizar el mensaje de la fe. Muchas de ellas equivocadas. Me gustaría tener tiempo para dialogar con ellas, escucharles y hacerles ver cómo armonizar su entusiasmo y creatividad con la unidad, con la comunión eclesial. Anhelo unir la necesaria autoridad con la comprensión hacia los más comprometidos pero faltos de la debida comunión. Claro está que mi comprensión-diálogo será mayor con quienes interpretan y publican lo que en conciencia creo que rompen con la Tradición y con el Magisterio.
Coherente en el gobierno de la Iglesia. (Con palabras nerviosas pero muy transparentes). “Confieso que en mi juventud y hasta la entrada en el Cónclave, critiqué algunas estructuras eclesiales y algunas respuestas de la Iglesia sobre la mujer, el celibato de los sacerdotes y la situación sacramental de los divorciados. No deseo “mirar para otro lado”, ni estar repitiendo lo que mil veces afirmó el Magisterio anterior, ni centrarme obsesivamente en problemas de ortodoxia o de moral sexual. Quiero ser coherente con mi responsabilidad y con lo que pienso sin dejarme llevar ni del gesto autoritario que desune, ni de una “excesiva prudencia” que da largas a los asuntos urgentes.
Radicalidad en algunos gestos. (Y completó la dureza del párrafo anterior) A imitación de Jesús que criticó el fariseísmo (Mt 23, por ejemplo) y expulsó a los mercaderes del templo, pido a Dios la fortaleza para responder con gestos llenos de radicalidad dentro de la Iglesia. Ruego a todos moderación, especialmente a los más exaltados.
Pontífice de la comunión. (Comprendiendo que se había “pasado” un tanto en los párrafos anteriores, matizó). Estoy muy lejos de la responsabilidad de Pablo VI, me encanta meditar en la bondad de Juan XXIII y admiro el vigor apostólico de Juan Pablo II. Desde mi debilidad, propongo imitar los valores y virtudes de mis antecesores que con tanta fidelidad reflejaron a Jesucristo, el primer referente como Maestro, Testigo y sumo y eterno sacerdote.
Sacerdote piadoso (Y surgió el sacerdote piadoso) Me permito comunicarles uno de mis secretos: hoy me apunté como alumno “torpe” en la escuela regida por los mejores maestros, Jesús y María. En la “clase” de la mañana, la meditación personal, escucharé sus lecciones sobre la “agenda” a cumplir. En la “clase” de la noche, el examen de conciencia, les expondré cómo realicé las tareas que mis “maestros” me pusieron. Escucharé sus correcciones. Pediré perdón y fuerza “para corregirme y ser mejor” al siguiente día. Y terminaré rezando la oración que me enseñó mi madre para antes de dormir.
Y sobre todo, hombre de Dios, (Últimas frases de su homilía después de otras reflexiones) Deseo terminar como creyente y sacerdote rindiendo mi adoración a Dios Padre nuestro Señor y Creador, mi gratitud al Hijo nuestro Salvador y mi docilidad al Espíritu, el Amor santificador. Ruego una oración para que mi vida-sea respuesta para gloria del Dios uno-y trino, el bien de la Iglesia y la colaboración en la humanización del mundo. Muchas son las tareas y exigencias que me esperan. Entre todas, la que más me preocupa, es la respuesta a la diaria pregunta que me hará Jesús: “me amas más que éstos? Y la contestaré: Tú sabes que te amo “menos” que ellos. Y “mil” veces repetiré: Jesús, amigo y maestro mío, enséñame a vivir el precepto mayor: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. (Mt 22,36-38). AMÉN
(Y apagué mi ordenador cuando, tras un largo silencio, comenzaron los aplausos)
El ordenador con el “Salto en el tiempo”
Va de ficción: me regalaron un Ordenador que dispone de un Google con “Salto en el tiempo”, capacidad para responder a los acontecimientos pasados y también futuros. Para utilizarlo, se escribe la fecha y la noticia que interesa conocer. A continuación se “pincha” el acontecimiento escrito de manera muy concreta y se obtiene el resultado apetecido. Más aún, este programa en la modalidad más sofisticada permite al usuario entrar en ese túnel del tiempo y estar realmente presente en el escenario elegido. Hice la prueba escribiendo en términos telegráficos: “deseo estar presente dentro de San Pedro en el tiempo en el que el nuevo Papa pronuncie su primera homilía”. Dicho y hecho: “pinché” hoy 11 de marzo, en vísperas del comienzo del Cónclave, y escuché la homilía del nuevo Pontífice. Al terminar la Eucaristía y al contemplar cómo la celebraba, saqué esta impresión: tenemos un Papa humilde y valiente, ilusionado y buen comunicador, entusiasta y prudente, coherente y original, piadoso y hombre de Dios. Como ahora no recuerdo el texto completo, les ofrezco el esquema y algún que otra frase grabada en el ordenador. Confío que con la lluvia de opiniones de estos días, este artículo no pase de ser una gota de rocío. Lean por favor
Persona humilde. Después de los saludos de rigor el nuevo Pontífice afirmó: “Admito que sucedo a dos gigantes: uno apostólico y mediático, el otro, teólogo y “pensador universal”. Los dos, hombres de Dios a carta cabal y con un arsenal de doctrina que guardo en “un disco duro” para utilizarlo en mi ordenador. En adelante, no tendré que ocupar mucho tiempo en preparar alocuciones, mensajes y….Bastará con indicar el tema, y la impresora me proporcionará el contenido. Lo único que añadiré serán unas sencilla reflexión para actualizar el mensaje”.
Valiente como cristiano. (Tragando un poco de saliva, continuó):“como ha sido el Señor quien me ha elegido para este cargo –calificado por algunos, de inhumano-, no temo a las muchas tareas porque aplicaré con humilde responsabilidad la parábola de los talentos. Llegaré hasta donde pueda. Y mis fuerzas estarán sobre la “agenda pontificia. Lo que no se puede, no se puede. Y con frecuencia, tendré presente en nuestro mundo, la fe de san Pablo hablando a los atenienses. Y también escucharé, confiado, la voz del Señor: “ánimo, estoy contigo”.
Sacerdote ilusionado que desea ilusionar. (Elevando el tono de la afectividad y con cierta tristeza dijo) “Soy consciente de la falta de ilusión en muchos de los que colaboran con Cristo en la realización de su proyecto: el reino-reinado de Dios en el mundo. Con espíritu fraternal, y antes de que me visiten, visitaré a las diversas personas para escuchar las causas de su situación. El Señor ponga en mi boca palabras de orientación y de ánimo, tales, que aumente la alegría de trabajar más y mejor sin miedos ni divisiones
Comprensivo con los equivocados. (Con ánimo un tanto fogoso): “Muchas son las personas en la Iglesia, con celo ardiente, creatividad y amor profundo a los pobres aunque a veces equivocadas por su radicalización. A otras les impulsa el deseo de actualizar el mensaje de la fe. Muchas de ellas equivocadas. Me gustaría tener tiempo para dialogar con ellas, escucharles y hacerles ver cómo armonizar su entusiasmo y creatividad con la unidad, con la comunión eclesial. Anhelo unir la necesaria autoridad con la comprensión hacia los más comprometidos pero faltos de la debida comunión. Claro está que mi comprensión-diálogo será mayor con quienes interpretan y publican lo que en conciencia creo que rompen con la Tradición y con el Magisterio.
Coherente en el gobierno de la Iglesia. (Con palabras nerviosas pero muy transparentes). “Confieso que en mi juventud y hasta la entrada en el Cónclave, critiqué algunas estructuras eclesiales y algunas respuestas de la Iglesia sobre la mujer, el celibato de los sacerdotes y la situación sacramental de los divorciados. No deseo “mirar para otro lado”, ni estar repitiendo lo que mil veces afirmó el Magisterio anterior, ni centrarme obsesivamente en problemas de ortodoxia o de moral sexual. Quiero ser coherente con mi responsabilidad y con lo que pienso sin dejarme llevar ni del gesto autoritario que desune, ni de una “excesiva prudencia” que da largas a los asuntos urgentes.
Radicalidad en algunos gestos. (Y completó la dureza del párrafo anterior) A imitación de Jesús que criticó el fariseísmo (Mt 23, por ejemplo) y expulsó a los mercaderes del templo, pido a Dios la fortaleza para responder con gestos llenos de radicalidad dentro de la Iglesia. Ruego a todos moderación, especialmente a los más exaltados.
Pontífice de la comunión. (Comprendiendo que se había “pasado” un tanto en los párrafos anteriores, matizó). Estoy muy lejos de la responsabilidad de Pablo VI, me encanta meditar en la bondad de Juan XXIII y admiro el vigor apostólico de Juan Pablo II. Desde mi debilidad, propongo imitar los valores y virtudes de mis antecesores que con tanta fidelidad reflejaron a Jesucristo, el primer referente como Maestro, Testigo y sumo y eterno sacerdote.
Sacerdote piadoso (Y surgió el sacerdote piadoso) Me permito comunicarles uno de mis secretos: hoy me apunté como alumno “torpe” en la escuela regida por los mejores maestros, Jesús y María. En la “clase” de la mañana, la meditación personal, escucharé sus lecciones sobre la “agenda” a cumplir. En la “clase” de la noche, el examen de conciencia, les expondré cómo realicé las tareas que mis “maestros” me pusieron. Escucharé sus correcciones. Pediré perdón y fuerza “para corregirme y ser mejor” al siguiente día. Y terminaré rezando la oración que me enseñó mi madre para antes de dormir.
Y sobre todo, hombre de Dios, (Últimas frases de su homilía después de otras reflexiones) Deseo terminar como creyente y sacerdote rindiendo mi adoración a Dios Padre nuestro Señor y Creador, mi gratitud al Hijo nuestro Salvador y mi docilidad al Espíritu, el Amor santificador. Ruego una oración para que mi vida-sea respuesta para gloria del Dios uno-y trino, el bien de la Iglesia y la colaboración en la humanización del mundo. Muchas son las tareas y exigencias que me esperan. Entre todas, la que más me preocupa, es la respuesta a la diaria pregunta que me hará Jesús: “me amas más que éstos? Y la contestaré: Tú sabes que te amo “menos” que ellos. Y “mil” veces repetiré: Jesús, amigo y maestro mío, enséñame a vivir el precepto mayor: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. (Mt 22,36-38). AMÉN
(Y apagué mi ordenador cuando, tras un largo silencio, comenzaron los aplausos)