El tsunamis de la indiferencia religiosa anula a Dios

Para el creyente convencido, aunque no sea un místico ni un exaltado, el llamado “tsunamis” aplicado a la indiferencia ante Dios, es causa de múltiples impresiones negativas .¿Razón? Porque contempla cómo lo máximo para su fe, Dios, el Creador y el Señor, el valor de los valores a quien hay que adorar, amar y obedecer, queda anulado social y políticamente en el mundo europeo, principalmente gracias al bombardeo continuo de las ideas, costumbres y leyes impregnadas de secularismo.
Y la impresión es más fuerte cuando el creyente convencido comprueba la ´”revolución” antireligiosa contra el hecho histórico: junto a la horizontal del hombre y de sus relaciones comunitarias, en los hombres y culturas estuvo presente la vertical de la trascendencia polarizada en el impulso religioso que une al hombre con Dios o con un absoluto espiritual.
La historia confirma la constante presencia de Dios durante muchos siglos pero ha ido decayendo, en el mundo occidental, desde el siglo XVII hasta llegar al rechazo y terminando en una cómoda indiferencia. Es la crisis religiosa del mundo posmoderno. Dios, muy presente en el ayer cultural está ausente en el hoy de muchas culturas y pueblos. Y esta crisis se palpa en muchas familias tradicionalmente cristianas: los padres en el ayer compartiendo la misa con sus hijos, hoy como abuelos lamentan cómo sus hijos de 30 a 50 años y mucho más los nietos de 15-25 años rechazan las respuestas religiosa, Dios no interesa, “pasan” de lo religioso.
El tema de la presencia-ausencia de Dios no deja insensible al creyente coherente, provocándole impresiones religiosas fuertes. Lamenta cómo el trato respetuoso y coherente con Dios en la religiosidad y en el culto, quedan marginados y aún anulados por la indiferencia ante lo religioso, ante Dios.
Pero no todos los miembros de las religiones reaccionan de igual manera ante Dios y el culto religioso. Mientras una gran mayoría permanece en el mundo occidental indiferente ante Dios y lo espiritual, un grupo reducido se lamenta porque “el Amor no es amado”.
Y junto a la indiferencia se da la manipulación de Dios. Y así, asombra quienes matan a personas inocentes, a quienes juzgan infieles, en nombre de Dios, del Todopoderoso Alá. Y otros, se aprovechan del culto religioso, no por amor a Dios sino por intereses personales.
De todas maneras, presencia-ausencia de Dios, no deja insensible al creyente, coherente pero no fanático, provocándole impresiones religiosas fuertes. Máxime cuando comprueba que el trato respetuoso con Dios, religiosidad, queda hoy marginado, principalmente, por la indiferencia.
De la indiferencia religiosa trataremos ampliamente después de ampliar los temas que afectan a la antropología humana: el de la verdad-mentira y el de la justicia “ajusticiada” por la corrupción y la desigualdad injustificada.
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