¿Los últimos criterios-clave de la novela PHD?

La tercera fase de la vida de Alberto está marcada por la enfermedad, su apostolado en el Hospital, la creatividad que ejerció con su célebre Viacrucis, el final en la tierra y el comienzo de otra vida en el más allá de la muerte. Los criterios-clave están en armonía con el momento histórico: la cruz aceptada y agradecida, el viacrucis como respuesta al dolor humano, la búsqueda y encuentro con Dios, sin esperanza la fe queda mutilada, ascender por los numerosos peldaños, y, al final, Dios, cara a cara.

16º LA CRUZ ACEPTADA Y AGRADECIDA
A la luz de la fe, nuestras dolencias y la misma enfermedad grave, son una gracia de Dios y una gran oportunidad para avanzar en nuestra santificación. La misma fe indica que la enfermedad nos asocia más a la cruz de Cristo y a cuantos sufren más que nosotros. Es el momento de acentuar el “hágase tu voluntad” y de abrazarse confiadamente a la cruz, aceptada con paz, gozo, abandono y, hasta con gratitud. Gracias a la fe profunda y coherente, puede producirse la progresiva conversión al aceptar con gozo la cruz y llegar a decir al Señor la frase escalofriante: gracias, Señor por esta grave enfermedad. Ayúdame a vivir esta nueva vocación.
La historia, en el capítulo
16º. Y sucedió el milagro
Gran sorpresa en julio de 1985: Alberto padecía cáncer de sangre. Urgía visitar a don Felipe que le expuso los criterios más radicales sobre la vocación del enfermo. El pintor enfermo continuó su vida de oración, de manera especial contemplando los 20 cuadros que componían la exposición de la sala llamada “Eucaristía y pintura”. Y con fortaleza y humildad, afrontó los sucesos del fatídico año 1987 que le ayudaron para descubrir el misterio de la cruz por el dolor, la calumnia, la humillación y el abandono de los amigos. Siempre animado, entró en el huerto de Getsemaní y puso en marcha su plan de pastoral con los enfermos. Y llegó a decir: “gracias, Señor por la leucemia. Ayúdame a vivir esta nueva vocación”. Sí, sucedió un milagro en la vida de Alberto.


17º EL VIACRUCIS, RESPUESTA AL DOLOR HUMANO
Ante las preguntas de por qué sufrir y por qué morir y qué sentido tiene la vida tan marcada por la cruz y por el agotamiento humano, el Viacrucis da una respuesta segura al cristiano y ofrece una fuerte motivación para los enfermos. Efectivamente, uno de los principales objetivos de la vida de Cristo y de su Madre, fue la de compartir las situaciones humanas, tanto las ordinarias como las extraordinarias. Destacamos como ejemplos, a los que son víctimas de sentencias injustas, de la droga, del sida sin culpa personal; los que dieron todo y nada recibieron, los despojados hasta de la dignidad personal, los martirizados y asesinados, los que viven y mueren en la soledad y sin esperanza alguna. ¿Cómo consolar desde el cielo si antes en la tierra Él y Ella no experimentaron los mismos o parecidos sufrimientos?
La historia, en el capítulo
17º. Con leucemia pero pintor genial
Hospitalizado por la leucemia, el enfermo Alberto se alegró porque podía ejercer como sacerdote, buen pastor de los otros enfermos a los que visitaba y escuchaba. El gran teólogo convertido en un humilde pastor en un hospital. También pudo seguir pintando gracias al Viacrucis que su amigo Luis le encargó para su parroquia. Como enfoque de esta obra pictórica, eligió situaciones y preguntas dramáticas de los mismos enfermos procurando responder con la estación correspondiente. Alberto pintaba lo que vivía y con tal creatividad que despertó la admiración de todos. También Luis admiró la genialidad del pintor que, agotado, solamente le pudo explicar parte de su obra.

18º BÚSQUEDA Y ENCUENTRO DE DIOS
En la vida se puede buscar y encontrar a Dios en la belleza de la pintura, en diversas tareas domésticas, en cada profesión y en la ayuda desinteresada a los necesitados. En concreto, un sacerdote encuentra a Dios imitando al Pastor en el ministerio, predicando la buena nueva del Reino de Dios, trabajando por los pobres como el Liberador y como enamorado de Dios con la lectura del místico san Juan de la cruz. Muchos cristianos coherentes encontraron a Dios de modo más profundo como Redentor y Salvador aceptando la cruz de la enfermedad, compartida durante meses con otros enfermos.
La historia en el capítulo
18º Encontró a Dios en la cruz
Los técnicos alabaron el Viacrucis del pintor Navarro como una obra extraordinaria de arte, algo fuera de serie. Así lo creía Luis al escuchar las explicaciones de las últimas estaciones con otras tantas situaciones dramáticas y la correspondiente respuesta bíblica. Llegó la inauguración, todo un éxito para el autor. Al tener que presentarla, el artista y muy enfermo Alberto, resumió su vida como una búsqueda incansable de Dios en la pintura, la teología y la justicia social. Pero donde realmente encontró a Dios fue en la cruz aceptada y compartida con los otros enfermos.

19º SIN ESPERANZA LA FE QUEDA MUTILADA
Extraña comprobar cómo algunos cristianos caritativos y piadosos que confían en Dios, no creen en la vida eterna y para nada influye el más allá de la muerte. Otros, con fe o sin fe, rechazan la esperanza en nombre de la razón, de la cultura o de la historia. Pero también están los cristianos coherentes que desde la fe en Cristo o desde el sentimiento, con mayor o menor grado esperan gozosos el encuentro para siempre, con Dios, cara a cara. Tales seguidores del resucitado son conscientes de la importancia de la esperanza y de que no merece la pena vivir sin la fe en la futura condición en el cielo. Cristo resucitó y nosotros también, la injusticia en la tierra clama por la justicia en el cielo. Cristo no miente al prometer la felicidad para el más allá; la fe coherente es incomprensible sin la esperanza en la resurrección, el creyente sería como un desgraciado porque la fe sin esperanza es una fe mutilada
La historia en el capítulo
19º Un médico agnóstico y un enfermo con esperanza
El equipo médico diagnosticó al enfermo pocos meses de vida y Alberto comenzó a preparar su muerte y el encuentro definitivo con Dios. En su conversación con Luis manifestó que no tenía miedo al infierno pero sí al juicio y al purgatorio tal como él los interpretaba, como un proceso de purificación en el amor. Con el doctor Jorge Álvarez, católico de misa dominical pero que rechazaba toda existencia después de la muerte, comenzó un trato confiado que culminó en una amistosa polémica sobre el más allá de la muerte. Jorge expuso su posición agnóstica desde la razón y la historia. Como intelectual opinaba que el cielo quedaba reducido a una simple utopía. Por su parte, el teólogo Alberto prefirió comunicar sus experiencias y las razones que fundamentan el cielo y la esperanza cristiana. Por la debilidad del enfermo, el diálogo quedó cortado, se agudizaba la crisis. Pero en el médico agnóstico surgió la inquietud sobre la auténtica esperanza. Le impresionaron dos frases: el cristianismo es incomprensible sin la resurrección. Y, la fe sin esperanza es una fe mutilada.
20º ASCENDER POR LOS NUMEROSOS PELDAÑOS
Alberto, protagonista de la novela, superó muchos peldaños en su vida, tales como: el de la paz sobre el odio, el seguimiento de Cristo con su mensaje, la personalidad moderada sobre la radicalización, la armonía de lo antiguo con lo nuevo, la comunión eclesial sobre la rebeldía, la conversión ascendente sobre la mediocridad, la experiencia del Dios amado ante el rechazo, la interiorización de Jesús y María como místicos insuperables, el camino coherente hacia Dios sobre la mediocridad, la santidad como el cielo vivido en la tierra, el amor a la Iglesia ante otras opiniones y respuestas críticas, la fe recuperada mediante la amistad y la penitencia, la fortaleza ante la incomprensión de los más amigos, la comunicación con Dios, amorosa, experimentada, íntima, oblativa y de unión permanente, la humildad después de la humillación, la cruz aceptada con gratitud ante el miedo al dolor, la adhesión al mensaje del vía crucis para consolar a los que sufren, la búsqueda de Dios y el encuentro en la cruz compartida con otros enfermos, la esperanza gozosa testimoniada ante los que viven una fe mutilada, el progreso en la espiritualidad cristiana hasta alcanzar las cumbres de la unión con Dios gracias a la enfermedad. Y el último peldaño: el encuentro cara a cara con Dios.
La historia en el capítulo
20º El último mensaje
Se agravó de tal manera la enfermedad de Alberto que recibió la Unción de los enfermos y se despidió de los amigos. Todo con gran devoción y dolor de los presentes. Para calmar el intenso sufrimiento del enfermo se impuso la sedación hasta que de modo inesperado falleció. En el entierro participó la mayoría de los sacerdotes diocesanos que escucharon la emocionada semblanza de Luis sobre la personalidad de Alberto, un buscador incansable de Dios a quien encontró en la cruz de su enfermedad. Finalmente y muy conmovido, el agnóstico doctor Álvarez leyó el mensaje de Alberto sobre la Resurrección.

21º Y AL FINAL: DIOS CARA A CARA
Quien ha purificado sus pecados en la tierra, fallecido, se prepara para el encuentro total y definitivo con Dios, para ser uno de los bienaventurados que contemplan a Dios cara a cara. En la nueva vida mantendrá un trato íntimo con Dios. Tendrá con Él una convivencia amistosa, familiar y de comunión existencial. Gozará de un trato afectuoso, cara a cara, con Dios, la unión profunda y permanente con el Amado. Con los otros bienaventurados: todos formarán la Iglesia del cielo como una comunidad que vive la alegría de la fiesta. Ciertamente que el cielo será la nueva morada cuya bienaventuranza saciará y rebasará todas las ansias de felicidad, todas las aspiraciones más profundas del hombre, porque el que ve a Dios obtiene todos los bienes que pueda imaginar. La felicidad consistirá en la posesión de Dios. Donde está Dios, está la felicidad simbolizada en al banquete celestial. En el cielo también se goza de una vida perfecta con la Santísima Trinidad, teniendo Cristo a la derecha del Padre, con la Virgen María, los ángeles y con todos los bienaventurados. Una gran tarea de los bienaventurados consiste en el ejercicio de la escucha y de la intercesión porque los miembros de la iglesia militante, purgante y triunfante realizan el dinamismo de los vasos comunicantes: todos unidos por el amor mutuo y por la misma alabanza.

La historia en el capítulo
21º La última y definitiva sorpresa
¿Qué sucedió con Alberto después de su fallecimiento en el Hospital? Pues que recibió por cuarta vez la visita de Jesús y María con quienes estableció un diálogo sobre su situación “después de muerto”. Ellos le comunicaron que muy pronto sería uno de los bienaventurados; iría al cielo pero no como lo imaginan en la tierra sino que trataría a Dios de tú a tú; conseguiría la felicidad absoluta y tendría otras tareas gratificantes. Pero bruscamente terminó el diálogo para comenzar, después de recitar una poesía, la sorpresa inimaginable, la última del pintor, cura, y ahora, definitivamente, místico.

Y así terminan los 21 criterios clave de la novela Peldaños hacia Dios

Proyecto para el futuro:
una cuarta parte del blog Ser y vivir hoy. En unas ocasiones, serán artículos sobre la Espiritualidad estructurada y en otras, sobre problemática del pasado o del presente. Aprovecharé el gran acontecimiento de los 50 años del Vaticano II y otros temas. Ya veremos. Dios mediante. URBANO SÁNCHEZ
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