"El hambre no perdona" Me duelen los últimos: SOS HUMANIDAD
"Comenzamos, parece ser, una remontada gracias a la vacunación y a muchos esfuerzos, medidas, compromisos, gente implicada y responsable"
"Pero por favor, no lo olvidemos, no todos están en franco proceso de recuperación. Lo constatamos cada día. Las llamadas “colas del hambre” no han disminuido: Todo lo contrario"
"Hoy quiero desde la humildad, el dolor, la esperanza, dejar que resuene la voz y el clamor, de aquellos que ya no pueden más, pero que saben que tienen obligaciones porque tienen que dar de comer a sus hijos, y el hambre no perdona"
"Necesitamos complicidad para que las ayudas lleguen. Necesitamos trabajo para aquellos que lo han perdido. Necesitamos empatía de nuestros políticos para activar políticas sin trampas como las que han generado hasta hoy"
"Os pedimos que nos ayudéis a poder dar de comer, ofrecer un techo, una formación, una oportunidad"
"Hoy quiero desde la humildad, el dolor, la esperanza, dejar que resuene la voz y el clamor, de aquellos que ya no pueden más, pero que saben que tienen obligaciones porque tienen que dar de comer a sus hijos, y el hambre no perdona"
"Necesitamos complicidad para que las ayudas lleguen. Necesitamos trabajo para aquellos que lo han perdido. Necesitamos empatía de nuestros políticos para activar políticas sin trampas como las que han generado hasta hoy"
"Os pedimos que nos ayudéis a poder dar de comer, ofrecer un techo, una formación, una oportunidad"
"Os pedimos que nos ayudéis a poder dar de comer, ofrecer un techo, una formación, una oportunidad"
Comenzamos, parece ser, una remontada gracias a la vacunación y a muchos esfuerzos, medidas, compromisos, gente implicada y responsable.
El drama sanitario que vivíamos hace un año, no se ha superado, pero desgraciadamente hoy lo están viviendo otros países, mientras en nuestro Km0 intentamos levantar cabeza de un golpe mortal que se ha cobrado vidas, ha destruido esperanzas y ha borrado de no pocos horizontes oportunidades de recuperación.
Mientras el personal sanitario hace su trabajo con cansancio, pero con implicación y profesionalidad: tenemos que agradecerles y aplaudirles- ¡hasta con las orejas!- porque han demostrado lo bueno y mejor de la humanidad. Y a ese aplauso, debería seguir la atenta escucha de sus recomendaciones para no estropear lo que hemos conseguido todos juntos.
El mazazo al mundo del trabajo también ha sido implacable y éste a arrastrado a la pobreza y a la miseria a miles y millones de personas que de un día para otro lo perdieron todo: Salud, trabajo, un techo, la posibilidad de vivir con dignidad. Personas que angustiadas y movidas por la desesperación y la privación de lo más esencial, llamaron a las puertas de las entidades del tercer sector, a Servicios sociales y a las Plataformas de distribución de alimentos.
Durante este año que hemos vivido con la soga al cuello, con sensación de ahogo, con la respiración al límite y con la esperanza en vilo, no nos han faltado las ayudas y las respuestas a los reclamos para poder mantener abierto los recursos de contención esenciales en un momento dramático.
Pero el desgaste pasa factura: los ahorros se acaban y la solidaridad, en algunos casos comienza a adelgazar después de tanto esfuerzo -y es comprensible- porque, superado el pánico a la amenaza de un virus traidor, parece que no queremos ni mirarlo, ni mirar sus efectos devastadores, porque “Ya tenemos derecho a vivir” -me decía un transeúnte que frente a la Plataforma de alimentos con una cola enorme. Este ciudadano que se quejaba desde la indiferencia, repetía una y otra vez: “No vais a poder, debéis cerrar y que cada uno se busque la vida”.
Reconozco que me dolió en el alma: “buscarse la vida”. ¡Qué frivolidad!: ¡la vida está amenazada y la lucha a muerte por conseguirla es el pan de cada día de todos y cada uno de los que se quedaron en las márgenes y que hoy siguen siendo ignorados pro los gobiernos y por los que rápidamente quieren pasar página porque “¡ya es hora de vivir! Y no les importa o prefieren no mirar, no saber, instalarse en su bienestar y no ver más allá de su ego.
Pero no juzgo a nadie. Intento entender. Creo que el deseo de salir de esto y ver que ya vemos la luz, puede hacernos olvidar a los que quedaron atrás, o en las márgenes. Pero por favor, no lo olvidemos, no todos están en franco proceso de recuperación. Lo constatamos cada día. Las llamadas “colas del hambre” no han disminuido: Todo lo contrario, y sin embargo, sin han disminuido las ayudas para hacer frente y poder llegar a todos.
Hoy quiero desde la humildad, el dolor, la esperanza, dejar que resuene la voz y el clamor, de aquellos que ya no pueden más, pero que saben que tienen obligaciones porque tienen que dar de comer a sus hijos, y el hambre no perdona.
A los que quieren echarnos el cierra, porque “no quieren ver”, les decimos que no miren y que sigan su camino. Pero a la inmensa mayoría de “personas” que sienten, aman y viven con sentido, les pedimos que nos ayuden:
-Necesitamos complicidad para que las ayudas lleguen
-Necesitamos trabajo para aquellos que lo han perdido
-Necesitamos empatía de nuestros políticos para activar políticas sin trampas como las que han generado hasta hoy
- Y los que “no vivimos del sistema” y nos mueve la pasión por ayudar, transformar, acompañar, os pedimos que nos ayudéis a poder dar de comer, ofrecer un techo, una formación, una oportunidad.
Intentamos alimentar el cuerpo, el alma, las mentes: simplemente entendemos que solo seremos felices si TODOS podemos serlo.
Ayudadnos a ayudar. Sólo ha solidaridad, que es el nombre “moderno” de la caridad, es la llave para conseguir justicia social.
No nos dejéis solos. Y si podéis: Colaborad
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