(Archimadrid).- Las personas voluntarias que colaboran en los proyectos socioeducativos que desarrolla Cáritas Diocesana de Madrid en la Cañada Real, acompañados por el equipo técnico, vivieron la semana pasada, el martes 18 de junio, una jornada de convivencia. Un encuentro que se desarrolló en el Campus de Cáritas Madrid con un intercambio de experiencias, y que continuó con una parte lúdica, en la que realizaron una visita a la ‘catedral’ de Coslada.
«Contamos con el apoyo y la colaboración desinteresada de 30 voluntarios - han explicado desde la entidad -, que participan en las distintas acciones. Hay personas jóvenes, adultos, jubilados... Son un elemento clave para Cáritas Diocesana de Madrid, por su implicación y su aportación, no solo en tiempos. Y es que ellos son el nexo de vinculación de ida y vuelta con el mundo exterior a Cañada», afirman.
«Las personas que quieren colaborar en Cañada - han confesado - tienen que tener una mente abierta con respecto a una realidad de máxima exclusión, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, con paciencia para contribuir a procesos de cambio lentos, y donde la interculturalidad está en todos los rincones. Una de las dificultades para colaborar en esta zona es que no hay medio de transporte público, por lo que para llegar tienen que hacerlo en el servicio de ruta que dispone la entidad, y adaptarse a los horarios de la misma, o con su propio vehículo. Generalmente, la mayoría dedican dos mañanas o dos tardes en semana completas. Ellos son las manos y el corazón del proyecto», remarcan.
Acompañamiento familiar
Reconocen que «el verano es un momento esperado con ilusión en Cañada Real, sobre todo por los niños. Dentro del proyecto socioeducativo, realizamos con ellos diferentes acciones de ocio, como colonias urbanas, o una semana de campamento en la playa con los mayores. En estos espacios es donde más y mejor se establece un vínculo con ellos, y donde se ponen en práctica muchos de los hábitos y de las habilidades de relación y comunicación que se trabajan durante el curso. Además,los pequeños viven experiencias de ocio que normalmente no están a su alcance, como ir al cine, visitar museos, jugar en parques, ir a la piscina...».
"Un grupo de 30 adolescentes partieron este lunes hacia la playa, para disfrutar de esa experiencia durante toda la semana"
Pensando en ellos, prosiguen, «este verano vamos a realizar diferentes actividades. Por ejemplo, un grupo de 30 adolescentes partieron este lunes hacia la playa, para disfrutar de esa experiencia durante toda la semana. Los más pequeños, de infantil, también durante esta semana, están teniendo colonias urbanas. Y, los de primaria, podrán vivir sus colonias en la primera quincena de julio». «El acompañamiento a familias en Cañada Real no se interrumpe durante el verano», insisten.
La presencia de Cáritas Diocesana de Madrid en el territorio ya tiene varios años de andadura. «El trabajo en Cañada Real - han comentado - se inició en el sector 6 (Vallecas), en 2009. Primero se hizo trabajo de calle, para conocer de primera mano la realidad de la zona y a las familias que allí vivían. A partir de 2011, se creó un proyecto con presencia física estable de mediación escolar para niños y niñas de 6 a 16 años. Y paulatinamente, según se han ido detectando otras necesidades, se han ido poniendo en marcha iniciativas con adultos, niños y niñas de 3 a 6 años, y con jóvenes. Todo ello a la vez que se realizaba el acompañamiento familiar».
En la actualidad, apuntan, «hay varios planes en marcha. El objetivo general de los mismos es apoyar y acompañar a las familias del sector 6 de Cañada Real,dotándolas de habilidades sociales y herramientas para una futura salida fuera del territorio. Se intenta trabajar con la familia al completo, distinguiendo diferentes servicios en función de la edad. Por ejemplo, a través de Intervención familiar se informa, orienta y apoya en gestiones a los adultos de la familia, para que puedan mejorar su situación a nivel de ingresos, acceso a la vivienda o a servicios públicos, documentos, escolaridad...; en Atención socio-educativa a menores tenemos un aula infantil para niños y niñas de 3 a 6 años escolarizados, un taller de psicomotricidad para los menores de infantil, refuerzo educativo para niños, niñas y adolescentes con edades de entre 6 y 18 años, ocio saludable, aula de estudio, y dinámicas de ocio y tiempo libre, como colonias de infantil, de primaria, campamento con pernocta para secundaria, y atención psicológica».
Además, continúan, «ofrecemos Atención socio-educativa a jóvenes, con formación en peluquería y estética, hábitos prelaborales; y a adultos, mediante alfabetización por niveles, y costura. También hay un proyecto de Intervención socio-comunitaria, a través del cual se desarrolla un trabajo coordinado con otras entidades en el entorno. Y un Servicio de orientación al empleo, que apoya en la realización del currículum, en la identificación del sector laboral en el que formarse o trabajar, y en la orientación hacia acciones formativas, entre otras acciones».
Exclusión social
«La parroquia de Santo Domingo de la Calzada - han señalado - tiene una presencia muy significativa en Cañada, y el equipo de acogida parroquial realiza un trabajo muy importante con las familias de la zona». Un trabajo conjunto dirigido a personas con un perfil muy concreto. «Son niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos que viven en Cañada Real, en concreto en el sector 6, y que se encuentran en situación de exclusión social. Los adultos de estas familias son, en su mayoría, jóvenes con bajo nivel formativo y escasa cualificación profesional, que residen en infraviviendas, lo que conlleva también déficits en la higiene personal y en los hábitos de salud; además, se detectan problemas de coordinación con los centros escolares. En el caso de la población marroquí, hay dificultades con el castellano, sobre todo entre las mujeres. A esto se añade, además, la situación socioeconómica precaria de las familias, ya que la mayoría son dependientes de prestaciones sociales públicas, y/o con actividades en economía sumergida, e ingresos irregulares, que no cubren las necesidades básicas de alimentación, gastos escolares, de transporte…».
A esto, «desde octubre de 2020, se ha añadido el sobrecoste que ha supuesto la adaptación a la falta de suministro eléctrico, ya que han tenido que comprar placas solares, generadores, gasoil o gasolina para los generadores, lavar la ropa a mano, adquirir leña o butano para las estufas catalíticas…
Casi todos los niños y las niñas presentan dificultades comunes en todas las franjas de edad, como son la falta de hábitos sociales y de comunicación, déficits en higiene personal y salud, desfase curricular, falta de equipamiento para el ocio, dependencia de la ruta escolar y una serie de agravantes que generan distanciamiento con el centro escolar», concluyen.