El misionero claretiano vive en Indonesia y Timor Oriental desde 2004 Francisco Baeza: "La visita del Papa consolidará las relaciones entre Timor Oriental y la Santa Sede"

Francisco Baeza, misionero claretiano en Timor Oriental
Francisco Baeza, misionero claretiano en Timor Oriental Flama

"Estamos orgullosos de ser el país asiático con más católicos, superando Filipinas", afirma el claretiano, que recuerda, también, "la importancia que tiene la implicación del gobierno para que el Papa visite Timor y se mantengan las relaciones bilaterales que tiene con la Santa Sede"

"La dinámica misionera nos hace ser católicos y vivir en comunión; en este caso, esperando que la solidaridad que emana de nuestra congregación nunca se apague, ni aquí ni en España"

Su sangre es catalana, ya que sus padres nacieron y vivieron en el barrio de Sant Andreu de Barcelona hasta marcharse por motivos de trabajo a Valencia, donde vio la luz. Pero el hecho de que el misionero claretiano Francisco Baeza (1959) haya vivido casi más tiempo en países de todo el mundo que en tierras valencianas se explica porque, con tan sólo diecisiete años, ingresó en la congregación fundada en Vic [1849], cerca, precisamente, de dónde tiene sus raíces. Tras este primer paso, desarrolló su ministerio sacerdotal en la República de Paraguay (14 años) y en dos de los países que ha visitado el papa Francisco en su gira asiática: Indonesia y, hasta la actualidad, Timor Oriental, dos territorios pisados por Baeza durante veinte años.

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De hecho, la isla donde se encuentra Salele, donde reside, está repartida entre ambos países y, por eso, fue fácil pasar desde la diócesis de Kupang (en Indonesia, "donde, aparte de hermanos y hermanas que lo eran, fui el único sacerdote español) hasta el territorio diocesano de Timor Oriental, donde se encuentra ahora. "Desde el sur del país, donde tengo fijada la residencia, colaboro con los proyectos de la comunidad, que atiende a una escuela secundaria técnica vocacional, un centro de formación profesional y una parroquia misionera", indica Baeza.

Francisco Baeza, misionero en Timor Oriental
Francisco Baeza, misionero en Timor Oriental Flama

En un país en el que casi el 100% de la población se declara católica, el entusiasmo es el principal sentimiento que tanto Baeza como el resto de la población están experimentando estos días: "Estamos orgullosos de ser el país asiático con más católicos, superando Filipinas", afirma el claretiano, que recuerda, también, "la importancia que tiene la implicación del gobierno para que el Papa visite Timor y se mantengan las relaciones bilaterales que tiene con la Santa Sede". Por otra parte, los obispos del país (sólo son tres, entre ellos un cardenal), "también están entusiasmados", sostiene.

En cuanto a cómo ha cambiado Timor Oriental en relación a sus primeros años en la isla, Baeza admite que no ha habido movimientos claros: "Las cosas han cambiado poco, y ni siquiera las carreteras han evolucionado", afirma, aunque factores como "la globalización y el hecho de que muchos residentes hayan tenido que emigrar para buscar trabajo fuera del país", comenta, estén haciendo cambiar esa mentalidad.

La visita del Papa, clave para crear redes con otros países

Así las cosas, Francisco ("con quien, aparte de compartir el nombre, también coincido en la compasión y la fraternidad que aplica en la relación con los musulmanes", detalla Baeza) se encontrará en Timor Oriental una tierra que tuvo en la visita hecha en 1988 por San Juan Pablo II "un auténtico revulsivo para su proceso para independizarse de Indonesia", cuestión que acabó cuajando en el 2002. "La visita del Papa argentino, por tanto, tiene un carácter más pastoral que la del pontífice polaco", continúa el valenciano.

La mirada de Francisco Baeza estará también puesta estos días en las consecuencias que tenga el viaje papal no solo a Timor Oriental, sino también a Papúa Nueva Guinea, donde estuvo el pasado fin de semana. Desde allí, los claretianos de su comunidad recibieron el encargo, por parte de un obispo, de fundar una comunidad en su país. "Aún no hemos llegado, pero estoy seguro de que, a raíz del paso del Papa por esa isla, lo conseguiremos más rápidamente", señala el misionero. "La dinámica misionera nos hace ser católicos y vivir en comunión; en este caso, esperando que la solidaridad que emana de nuestra congregación nunca se apague, ni aquí ni en España", concluye Baeza.

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