'Nuestra indiferencia les condena al olvido', crónica del XXXIII Jueves de RD "Defender a las víctimas nos humaniza, nos hace bien, nos reconoce como una sociedad abierta, mestiza"
Clara Pardo: "Recibes mucho más cuando das. Seamos optimistas. Esas solidaridad que vuelva a estar presente en todos nosotros. Entre todos somos capaces de hacer un mundo mejor"
"Llevábamos unos cuantos años mejorando, pero la pandemia le ha dado la vuelta a la situación, y hoy hay cien millones más de hambrientos que antes. Podemos pasar de 1.500 millones de personas pobres, son cifras dramáticas. La brecha de la desigualdad se está incrementando"
Las otras guerras, el hambre, la desigualdad... Nosotros quisimos no olvidarlas, y reivindicar su dignidad, en los XXXIII Jueves de RD. Con el apoyo incondicional de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell y la colaboración técnica de Católicos en Red
Hermana Lidia: "Intentamos conseguir que las personas no solo sean acogidas, sino también integradas, protegidas y promovidas, los famosos cuatro verbos del Papa Francisco"
Alvar Sánchez: ""La invitación está clara: abrir los ojos. Cuando vamos excluyendo de nuestro círculo al extranjero, ese olvido mutuo nos condena y limita nuestra humanidad y nuestra libertad"
Las otras guerras, el hambre, la desigualdad... Nosotros quisimos no olvidarlas, y reivindicar su dignidad, en los XXXIII Jueves de RD. Con el apoyo incondicional de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell y la colaboración técnica de Católicos en Red
Hermana Lidia: "Intentamos conseguir que las personas no solo sean acogidas, sino también integradas, protegidas y promovidas, los famosos cuatro verbos del Papa Francisco"
Alvar Sánchez: ""La invitación está clara: abrir los ojos. Cuando vamos excluyendo de nuestro círculo al extranjero, ese olvido mutuo nos condena y limita nuestra humanidad y nuestra libertad"
Alvar Sánchez: ""La invitación está clara: abrir los ojos. Cuando vamos excluyendo de nuestro círculo al extranjero, ese olvido mutuo nos condena y limita nuestra humanidad y nuestra libertad"
"Nuestra indiferencia les condena al olvido". El lema de la 63 Campaña contra el Hambre de Manos Unidas de este año se ideó cuando no sabíamos que Putin iba a invadir Ucrania, dejando un reguero de destrucción, muerte y mareas de refugiados... Y, colateralmente, nuevas víctimas, las ya olvidadas, de otros conflictos, que han perdido el poco hueco que tenían en las noticias. Las otras guerras, el hambre, la desigualdad... Nosotros quisimos no olvidarlas, y reivindicar su dignidad, en los XXXIII Jueves de RD.
Con el apoyo incondicional de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell y la colaboración técnica de Católicos en Red, ayer mantuvimos un vibrante coloquio con la presidenta de Manos Unidas, Clara Pardo; y con dos 'apóstoles' de la acogida en dos de las fronteras más terribles de nuestra época: la frontera sur, con Álvar Sánchez, Promotor de proyectos de la Delegación Diocesana de Migraciones de Nador; y el doble paso a, y desde, México, hacia el sueño americano, con la hermana Lidia Mara Silva de Souza, directora del servicio Migrantes y Refugiados de las Escalabrinianas en México.
"Intentamos conseguir que las personas no solo sean acogidas, sino también integradas, protegidas y promovidas, los famosos cuatro verbos del Papa Francisco", rescata la religiosa brasileña, que trabaja desde hace años con migrantes y refugiados latinoamericanos, pero también sirios, o africanos, que llegan a las fronteras mexicanas. "Yo también soy migrante", nos confiesa.
Ucrania, pero no sólo Ucrania
El conflicto en Ucrania planeó durante todo el debate. "Los de Ucrania por supuesto que son refugiados, y tienen que ser acogidos, pero ojo, no son los únicos", apuntó la religiosa, quien admitió que "me dio mucho coraje que el presidente Obrador haya dicho que hay puertas abiertas para recibir a los que vengan de Ucrania. Pero ¿cuántos años llevamos esperando a que se abran las puertas a los que vienen de El Salvador, de Honduras, de África, de Medio Oriente?".
"Todos estamos de acuerdo en apoyar a Ucrania, y estamos escandalizados de la invasión que están sufriendo", rescató Clara Pardo. "¿Pero por qué está todos los días en el telediario la guerra de Ucrania? Porque está en Europa, porque nos afecta, porque nos afecta al precio de la luz, de la gasolina, de la falta de aceite...". Y, mientras tanto, "hay tantas guerras olvidadas... ¿Por qué no hablamos de la guerra en Etiopía? O en Yemen, o en Congo, o en Centroáfrica, o en la guerra de Siria, que nunca ha llegado a terminar....".
Sí que apuntó la presidenta de Manos Unidas a que esta solidaridad demostrada en el caso de Ucrania, y que es una constante siempre que se dan emergencias, pueda servir de "oportunidad" para "visibilizar las otras víctimas, las que ven todos los días Alvar y Lidia. No nos olvidemos de estas personas".
1.500 millones de personas pobres
Y más en el momento actual. "Llevábamos unos cuantos años mejorando, pero la pandemia le ha dado la vuelta a la situación, y hoy hay cien millones más de hambrientos que antes. Podemos pasar de 1.500 millones de personas pobres, son cifras dramáticas. La brecha de la desigualdad se está incrementando", lamentó Pardo, rescatando el lema de la Campaña contra el Hambre: ‘Nuestra indiferencia les condena al olvido’. " Esa indiferencia que hace que nos olvidemos de las personas más vulnerables, en esa globalizaciòn de la indiferencia que denuncia el Papa. 811 millones de personas que pasan hambre es 1/9 parte de la población mundial. ¿Cómo es posible que no nos mueva todo el cuerpo? Que un niño muera de hambre es una barbaridad en un mundo donde hay alimentos suficientes".
Por su parte, Alvar reflexionó sobre los acontecimientos que son eclipsados por otros en los medios, en la sociedad... "pero quedan eclipsados por otros acontecimientos, más dramáticos... Pero es la misma familia humana la que sufre". Desde la frontera sur, en los últimos días, se han producido diversos saltos de la valla, "con mucha violencia, el número de heridos es elevado. Frente a Al Aaiun volvían a fallecer migrantes, nuevas tragedias".
Derecho a no migrar
La violencia va en aumento, una violencia "que en el fondo está provocada por la mala gobernanza, la falta de respuestas a las personas que quieren defender su derecho a no migrar", recalcó el jesuita.
"Las personas que tienen que migrar son los más pobres de entre los pobres, porque no quieren migrar. La primera solución es darles unos medios desarrollo, de acceso a la sanidad, la alimentación….", planteó Pardo. Alvar, por su parte, llamó a "mirarnos al espejo. Hemos de ser conscientes de que esta desigualdad es tremenda, y que el PIB de todo un continente, el africano, apenas alcanza el 10% del PIB europeo".
"Somos responsables de una provocación tremenda. O estamos dispuestos a compartir, a decrecer, ¿o cómo es sostenible esto? ¿Cómo te presentas delante de tu hermano? La media capa del Evangelio. Hay una responsabilidad mutua que tenemos como familia humana, nos lo pone delante", apuntó el misionero, quien destacó todo lo que aprende de las personas con las que trabaja, lo que recibe en forma de valores del cuidado, el respeto por el medio ambiente, por los mayores...
"Quienes están en la ruta migratoria nos piden una oportunidad, que les permitamos contribuir en las sociedades de destino, a poner sus vidas y su capital humano al servicio de un empeño al que se entregan confiadamente, nuestro modelo social", explicó Alvar. "Creo que nuestras redes de iglesia, que ya han experimentado la solidaridad, la inclusión, la acogida y que están abriendo sus casas para acoger a la persona, han recibido mucho más de lo que decidieron ofrecer al abrir la puerta de sus casas. Nos están contagiando una buena noticia".
"La invitación está clara: abrir los ojos. Cuando vamos excluyendo de nuestro círculo al extranjero, ese olvido mutuo nos condena y limita nuestra humanidad y nuestra libertad", apuntó. Porque "defender a las víctimas nos humaniza, nos hace bien, nos reconoce como una sociedad abierta, mestiza (...). En la medida en que vencemos al miedo a lo desconocido, nos hace más libres. Liderar una sociedad inclusiva y acogedora es un regalo, nos hace más libres, y cierra nuestras heridas".
"Son nuestros hermanos"
Coincide la hermana Lidia: "Independientemente de las nacionalidades, venimos a sumar (yo soy brasileña, soy migrante). Es un gran reto dentro de las mismas casas de migrantes. En México tenemos más de 70 casas de migrantes. No rechazar al diferente. Siempre aportan muchísimo", explica. "Quienes nos dan fuerza, son las personas migrantes y refugiadas. Con todo lo que han pasado, miles de kilómetros fuera de su casa, con todo el dolor, sufrimiento, traumas muy grandes, violencia…siempre tienen algo que aportar. La belleza de su cultura, de su religiosidad. Para nosotros, que somos cristianos, tenemos que abrirnos a esto: son nuestros hermanos, que sí tienen fe, tienen espiritualidad, no tiene que ser la misma que la mía. Somos diferentes, pero encontramos a Dios de forma diferente".
¿Qué más podemos hacer? "Hay situaciones ante las cuales no podemos responder simplemente con planificaciones, ni con ideas, sino que nos piden amor, abrir los brazos y no hacer cálculos, porque los cálculos no salen. La respuesta está en lo que nosotros, como hijos e hijas de Dios, podemos ofrecer a los otros. Eso transforma, nos une, y nos configura como familia humana", subraya Alvar. "Es un sacrificio de amor el que acontece cada día ante nuestra mirada, como cristianos debemos empezar a reconocerla como tal. La revelación de Dios se pronuncia en la movilidad humana".
"Hacer feliz a una sola persona es más importante que ser feliz", concluyó Lidia, poniendo el ejemplo del Maestro: "Jesús, antes de curar, ¿qué hacía? Mirar a los ojos del otro". Coincidió Clara Pardo: "Recibes mucho más cuando das. Seamos optimistas. Esas solidaridad que vuelva a estar presente en todos nosotros. Entre todos somos capaces de hacer un mundo mejor". Así sea.