Confer Migraciones: "Todas las vidas valen, todas las vidas cuentan sin importar el origen de las personas" El Servicio Jesuita de Migrantes exige que los derechos de las personas migrantes en Melilla no queden en papel mojado
La mayoría de personas que han saltado vienen de países africanos como Mali, Costa de Marfil, Sudán, Burkina Faso, algunos otros de países árabes como Libia, Yemen, Siria, lugares donde viven conflictos y guerra
Tras los dos intentos de salto ocurridos en Melilla, es preciso identificar perfiles de especial vulnerabilidad y con necesidades de protección, como pueden ser potenciales solicitantes de asilo o menores de edad, además de darles a conocer sus derechos de forma individualizada
Además de los rechazos en frontera acaecidos en la misma valla, preocupa que las autoridades españolas puedan iniciar procedimientos de devolución de las personas que han llegado al CETI sin haber recibido una adecuada asistencia letrada
En los hechos de estos dos días, impresiona la cantidad de heridos de consideración y preocupa la violencia que se genera y perpetúa en contextos fronterizos
Además de los rechazos en frontera acaecidos en la misma valla, preocupa que las autoridades españolas puedan iniciar procedimientos de devolución de las personas que han llegado al CETI sin haber recibido una adecuada asistencia letrada
En los hechos de estos dos días, impresiona la cantidad de heridos de consideración y preocupa la violencia que se genera y perpetúa en contextos fronterizos
| SJM/Confer
Alrededor de unas 3.000 personas han intentado saltar la valla del perímetro fronterizo de la ciudad de Melilla, de las cuales unas 850 han conseguido llegar hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Por lo que el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y otras organizaciones han podido observar, muchas de las personas proceden de países subsaharianos (Mali, Burkina Faso, Chad, Sudán, Costa de Marfil…) o árabes (Siria, Yemen, Libia) en los que existe un conflicto armado. Es posible, por tanto, que muchas personas sean perfiles de protección internacional. Además, se aprecia que muchos de ellos son jóvenes adolescentes, lo que puede hacer pensar que algunos sean menores de edad y, por lo tanto, requieran de protección por parte de la Administración.
En ambos casos, es preciso que estas personas reciban la adecuada información sobre sus derechos, con la debida asistencia individualizada, y se activen mecanismos de protección, ya que la ley impide su devolución al país de origen.
El temor existente, como en otras ocasiones, es que la asistencia letrada sea rápida y somera, sin tiempo suficiente para profundizar en las circunstancias personales de cada persona, en caso de que existan necesidades de protección
SJM teme que las garantías de los derechos de las personas migrantes previstas en el ordenamiento jurídico queden en papel mojado. Durante los saltos se han dado devoluciones y rechazos en frontera. Aquellas personas que consiguieron llegar al CETI han sido identificadas por la Policía (art. 23 LOEX) para iniciar sus procesos de devolución. El temor existente, como en otras ocasiones, es que la asistencia letrada sea rápida y somera, sin tiempo suficiente para profundizar en las circunstancias personales de cada persona, en caso de que existan necesidades de protección. Además, los servicios de interpretación cultural suelen ser insuficientes. Es probable que España inicie procedimientos rápidos de menos de 10 días para acelerar entrevistas y resoluciones de asilo con el fin de agilizar las devoluciones a Marruecos: permanecemos atentos al desarrollo de los acontecimientos. En cualquier caso, se deben garantizar que se cumplen todos los derechos.
Escenas terribles
Los acontecimientos de estos días han dejado escenas terribles. Tanto del lado español como del lado marroquí apreciamos personas con heridas graves que han requerido hospitalización, también entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Estas lesiones se explican por la combinación de obstáculos arquitectónicos dañinos y un uso desproporcionado, en ocasiones, de la fuerza por parte de los agentes, lo que convierte a la frontera sur en un espacio con un marcado carácter violento. Especialmente preocupante es el hecho de observar a numerosos policías y guardias civiles sin lucir la adecuada identificación numérica.
El SJM trabaja acompañando las experiencias de lo que viven y padecen las personas migrantes, tratando de sanar las heridas producidas. El equipo jurídico del SJM se moviliza para prestar asistencia letrada en los procedimientos de devolución y de protección internacional, a la vez que redobla esfuerzos con otras entidades presentes en el terreno para detectar a las personas susceptibles de algún tipo de protección de acuerdo con la ley española. Como entidad de la Iglesia católica, la prioridad es poder estar cerca de las personas.
Un reto político, social y religioso
Por su parte, la CONFER uniéndose a la Vida Consagrada que hace presencia activa en la Frontera Sur española y norteafricana, emite este comunicado ante el último salto a la valla de Melilla.
Las migraciones suponen un gran reto político-social y al mismo tiempo eclesial, y como bien afirma el Santo Padre: “las migraciones constituyen un elemento determinante para el futuro del mundo, aunque hoy se ven afectadas por la falta de sentido de responsabilidad fraterna” (FT, 40).
Los últimos acontecimientos vividos en Melilla desde la mañana del 2 de marzo provocan mucho dolor y nos dejan imágenes y experiencias de mucho sufrimiento. La mayoría de personas que han saltado vienen de países africanos como Mali, Costa de Marfil, Sudán, Burkina Faso, algunos otros de países árabes como Libia, Yemen, Siria, lugares donde viven conflictos y guerras.
Todo esto supone para nosotros el no desistir en el esfuerzo por seguir construyendo espacios de hospitalidad, poniendo rostro y dando nombre a tantas situaciones de vulnerabilidad, pero sobre todo, supone el gran reto, de acompañar a las personas en medio de tanto dolor y angustia, estar atentos a la vulneración de derechos humanos y visibilizar las consecuencias de aquellos conflictos bélicos que permanecen en el silencio y en el olvido.
Estamos convencidos de que todas las vidas valen, todas las vidas cuentan sin importar el origen de las personas, el lugar donde se haya nacido. Las guerras, los atentados y las persecuciones son “afrentas contra la dignidad humana… estas situaciones de violencia van multiplicándose dolorosamente en muchas regiones del mundo” (FT, 25). Basta ver la actual situación de guerra en Ucrania, los conflictos y largas guerras en varios países africanos que obligan a tantas y tantas personas a huir buscando un futuro mejor, buscando salvar la vida.
Las naciones, los Estados y la Iglesia en su conjunto no pueden rendirse ante la tarea de evitar las guerras entre los pueblos. Tampoco pueden cerrar las puertas, alzar muros, y rechazar con violencia a las personas que llegan a los territorios
Las naciones, los Estados y la Iglesia en su conjunto no pueden rendirse ante la tarea de evitar las guerras entre los pueblos. Tampoco pueden cerrar las puertas, alzar muros, y rechazar con violencia a las personas que llegan a los territorios.
Nos unimos a la Vida Consagrada y a todas las personas que están trabajando por la defensa de los derechos humanos a un lado y otro de la frontera. Reiteramos nuestra cercanía y apoyo a vosotros, quienes estáis dedicando tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados (FT, 193).