"Que los cristianos nos comprometamos a que la Iglesia sea una casa de paz y de reconciliación" Sor Lucía Caram: "Jesús quiere contar con todos para abrir las prisiones injustas, liberar a los oprimidos, hacer Buena Noticia para los pobres"
"Desearía que esta Navidad renueven nosotros la esperanza de que, a pesar de las sombras que nos rodean, Jesús viene a nuestra tierra, sigue viniendo ofreciéndonos la paz y la salvación"
"Somos más ricos de lo que nos imaginamos. Tenemos amor. Tenemos la bendición. Tenemos la bendición de la paz. Tenemos la suerte de no vivir al límite. Y hay muchos que están viviendo al límite sin paz, sin amor y abandonados"
"Pido esta paz para todos los sitios que están en guerra. Ucrania, Gaza, Siria, Afganistán, todos los focos de guerra que hay en el mundo. Venezuela, toda la gente que sufre a causa de la violencia y la falta de amor"
"Que todos aquellos que ponen palos a la rueda y que desean la muerte del Papa, y que se atrincheran doctrinalmente, y se convierten en martillos de herejes, vean cómo Jesús se acerca a sus corazones, los impregna con su bondad, y les dice que quiere contar con ellos para que sean Buena Noticia"
"Pido esta paz para todos los sitios que están en guerra. Ucrania, Gaza, Siria, Afganistán, todos los focos de guerra que hay en el mundo. Venezuela, toda la gente que sufre a causa de la violencia y la falta de amor"
"Que todos aquellos que ponen palos a la rueda y que desean la muerte del Papa, y que se atrincheran doctrinalmente, y se convierten en martillos de herejes, vean cómo Jesús se acerca a sus corazones, los impregna con su bondad, y les dice que quiere contar con ellos para que sean Buena Noticia"
Ya tenemos la Navidad aquí, el Nadal, el mensaje del Emanuel, Dios con nosotros ya está aquí. Y lo vamos a celebrar a lo grande pero con sencillez. En esta Navidad queremos celebrar al que viene en nombre de Dios a traernos la paz. Queremos celebrar lo que somos más que lo que tenemos. Y queremos celebrar que somos muy afortunados por poder vivir en paz, rodeados de amor, de la familia, de la comunidad, de los amigos.
Esto ya es un privilegio que nos inspiraría, nos tendría que inspirar a tender la mano a quienes no tienen tanta suerte como nosotros. Porque agradecer nos compromete a compartir. Es bueno mirar alrededor, hacer un poco de silencio y ver todos los motivos que tenemos para dar gracias. Poder hacerlo ya es un privilegio.
Desearía que esta Navidad renueven nosotros la esperanza de que, a pesar de las sombras que nos rodean, Jesús viene a nuestra tierra, sigue viniendo ofreciéndonos la paz y la salvación. Solo se trata de saber mirar con el corazón.
Y entender que Dios no tiene manos, sino que tiene nuestras manos para hacer que esta salvación y esta ayuda y este consuelo llegue a nuestros hermanos. Somos más ricos de lo que nos imaginamos. Tenemos amor. Tenemos la bendición. Tenemos la bendición de la paz. Tenemos la suerte de no vivir al límite. Y hay muchos que están viviendo al límite sin paz, sin amor y abandonados.
Demos gracias por todo lo que somos, por todo lo que tenemos. Y hagamos que nuestra gratitud se convierta en un compromiso con quienes lo necesitan. Recordemos: Jesús, a pesar de todo, sigue viniendo y sigue queriendo bendecir y acoger con nuestras manos y con nuestro corazón. Recordemos que vivir sin sobresaltos y rodeados de amor es ya una fortuna inmensa. Que nuestra gratitud se convierta en el compromiso de ayudar a los otros y que sea un motivo de esperanza viva para los otros. Porque Jesús sigue acercándose siempre a quienes están dispuestos a verlo.
Miremos en el kilómetro cero, compartamos gestos de bondad, de ternura, de amor y comprometámonos a que los otros hagan lo mismo. Que esta Navidad sea un canto de gratitud y un compromiso para amar como Jesús nos enseñó
Si hacemos silencio, seguramente descubriremos su venida a nuestro corazón. Hoy os invito a renovar la certeza de que la salvación está cerca. Tan cerca como que si abrimos los ojos y descubrimos la bondad que nos rodea, podemos hacer que esta tenga un efecto multiplicador en nuestro mundo. Miremos en el kilómetro cero, compartamos gestos de bondad, de ternura, de amor y comprometámonos a que los otros hagan lo mismo. Que esta Navidad sea un canto de gratitud y un compromiso para amar como Jesús nos enseñó.
Que este agradecimiento sea la fuerza que nos da la vida. Que nos motive a tender la mano a quien lo necesita. Porque Jesús sigue viniendo a nuestro corazón, muy a pesar de que no siempre damos todo lo que podríamos dar.
Hoy renuevo mi esperanza y mi compromiso con el Evangelio. Creo que Jesús se sigue manifestando a los pobres y a los limpios de corazón. Y le pido que nos dé una mirada limpia y un corazón limpio para saberlo acoger. Y le pido que Él sea nuestra bendición y nuestra paz.
Hoy renuevo mi esperanza y mi compromiso con el Evangelio. Creo que Jesús se sigue manifestando a los pobres y a los limpios de corazón. Y le pido que nos dé una mirada limpia y un corazón limpio para saberlo acoger. Y le pido que Él sea nuestra bendición y nuestra paz. Y pido esta paz para todos los sitios que están en guerra. Ucrania, Gaza, Siria, Afganistán, todos los focos de guerra que hay en el mundo. Venezuela, toda la gente que sufre a causa de la violencia y la falta de amor.
Jesús, el príncipe de la paz, viene y viene a nuestros corazones. Y le pido a Jesús que haga que el deseo suyo que tuvo antes de partir de este mundo, que seamos uno. Que sea una realidad. Que esta Navidad nos comprometamos los cristianos a que la Iglesia sea una casa de paz y de reconciliación. Que tengamos suficiente fe, compromiso y amor para amarnos, para perdonarnos y para tender puentes mutuamente. Para que la reconciliación sea una realidad. Y que todos aquellos que ponen palos a la rueda y que desean la muerte del Papa, y que se atrincheran doctrinalmente, y se convierten en martillos de herejes, vean cómo Jesús se acerca a sus corazones, los impregna con su bondad, y les dice que quiere contar con ellos para que sean Buena Noticia.
Que quiere contar con ellos porque quiere contar con todos, todos, todos. Para que todos nos sintamos ungidos por el Espíritu. Para abrir las prisiones injustas. Para liberar a los que están oprimidos. Para hacer una buena noticia para los pobres. Y para comprometernos a que esto sea una realidad. Si lo hacemos, podemos decirnos con el corazón, Feliz Navidad.
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