Tres voluntarias de Manos Unidas en el Campamento Sostenible 2022 de CIDSE "Tierra amada, frágil, fértil, confiada y prometida"
Del 26 al 3 de mayo nos reunimos 26 jóvenes pertenecientes a diez organizaciones miembro de CIDSE, desde Canadá a Eslovaquia, para participar en la última experiencia de la campaña “Cambiemos por el Planeta, Cuidemos a las Personas”
"La Tierra amada, frágil, fértil, confiada y prometida se convirtieron en los cinco pilares fundamentales que guiaron nuestros caminos y que marcaron la temática de nuestros días allí"
Es el campamento sostenible "Do Coração à Terra", inspirado por la encíclica del papa Francisco Laudato Si’, en Casa Velha, Portugal
"Porque no hay justicia climática sin justicia social y, para conseguirla, necesitamos seguir diciendo sí a la conversión ecológica propuesta por Francisco en Laudato Si’"
Es el campamento sostenible "Do Coração à Terra", inspirado por la encíclica del papa Francisco Laudato Si’, en Casa Velha, Portugal
"Porque no hay justicia climática sin justicia social y, para conseguirla, necesitamos seguir diciendo sí a la conversión ecológica propuesta por Francisco en Laudato Si’"
| Sara Gómez/Esther Triviño/Natalia Díaz
Del 26 al 3 de mayo nos reunimos 26 jóvenes pertenecientes a diez organizaciones miembro de CIDSE, desde Canadá a Eslovaquia, para participar en la última experiencia de la campaña “Cambiemos por el Planeta, Cuidemos a las Personas” (“Change for the Planet, Care for the People”): el campamento sostenible "Do Coração à Terra", inspirado por la encíclica del papa Francisco Laudato Si’, en Casa Velha, Portugal.
Una granja familiar, que se remonta a 1906, convertida en Centro de Turismo Rural, donde ecología y espiritualidad se dan la mano. Un espacio mágico en el que tres voluntarias de Manos Unidas tuvimos oportunidad de vivir y compartir la conexión con la naturaleza, las personas y con Dios a través de un programa repleto de testimonios, dinámicas, juegos y trabajo en la tierra, vinculados con momentos de reflexión y espiritualidad en los que sentimos que la mejor manera de cuidar nuestra Casa Común es estar en contacto con ella.
La Tierra amada, frágil, fértil, confiada y prometida se convirtieron en los cinco pilares fundamentales que guiaron nuestros caminos y que marcaron la temática de nuestros días allí. En ellos aprendimos a cuidar en comunidad nuestra Casa Común, a vivir con alegría, a respetar los ritmos de la naturaleza, a reflexionar sobre nuestra fragilidad y a ser conscientes de la importancia de escuchar y confiar en los demás. A valorar el esfuerzo y el trabajo en equipo, el compromiso, el regalo del silencio, la gratitud, a aprender a esperar y a ser paciente. En fin, a ser parte del ecosistema, conociéndolo para poder vivir acorde a él.
Los momentos de oración se convirtieron en espacios en los que poder conectar con Dios, con la tierra, con el grupo y con nosotros mismos. Y, finalizar cada día con un momento de agradecimiento, liderado por las diferentes organizaciones, nos permitió compartir con el resto de nuestros compañeros la oración de Manos Unidas y crear el himno de nuestra estancia allí, una canción en la que agradecimos cada detalle que nos marcó: desde la comida, en la que pudimos saborear el cuidado y el cariño con la que la cocinaban las tres voluntarias que quisieron alimentarnos allí, hasta el calor de la hoguera alrededor de la que cenamos las últimas noches. Peregrinar a Fátima fue un momento muy especial y, como dijo nuestro hermano Pedro Walpole S.J., “la peregrinación es un proceso, es lo que ocurre durante el camino lo que importa, no la meta”. Y lo que ocurrió durante esos 20 kilómetros que separan Casa Velha de Fátima fue transformador.
En definitiva, han sido siete días que nos han enseñado la importancia de establecer conexiones, de tejer una red entre las personas y con lo local, la necesidad de reconciliación con el planeta, del efecto del ejemplo para el cambio y de ser conscientes de que es el momento de dialogar, de entendernos y de compartir todo lo vivido. De ser eco de las personas.
Porque no hay justicia climática sin justicia social y, para conseguirla, necesitamos seguir diciendo sí a la conversión ecológica propuesta por Francisco en Laudato Si’
Ahora el camino continúa desde Manos Unidas y cada una de nuestras Delegaciones.
Texto escrito por las tres jóvenes participantes.
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